IV

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Killua estaba sentado en un comedor apartado, siendo vigilado por esos cuatro cazadores que solían acompañarlo a todos lados. La razón del por qué no estaba en su habitación era porque estaban cambiando sus cosas hacia otra habitación. Esto era porque el deseaba más privacidad al sentir que su celo se acercaba.

—¡¡Killua!!—.

Ese grito lo había alejado instantáneamente de su chocorobot. Conocía esa voz y cuando vio al dueño de esta quiso correr y abrazarlo pero los guardias lo detuvieron porque no tenía la libertad de andar aquí y allá al menos que un cazador lo autorizara.

Eso lo hizo molestarse un poco pero esa negatividad desapareció al sentirse enrollado en los cálidos brazos de gon. Podía sentir que sus ronroneos salían a flote por la comodidad del momento.

—¡Te extrañe mucho, killua!—.

Gon admitió felizmente y apretó un poco más a killua al sentir su ronroneo, sin embargo, su agarre no dejo de ser suave.

—Yo te extrañe aún más... Fue como una eternidad—.

—Ah, lamento que haya tenido que ser así... ¡Pero estoy aquí y tengo dos horas, así que hay que aprovechar!—.

—¡¡Siii!!—.

El tono de ambos chicos era bastante alegre.

—¿Con el permiso de quién?—. Preguntó pariston de forma molesta aunque en realidad solo bromeaba un poco. Killua no diferenciaba mucho entre eso aún así que se sintió regañado.

—Ah, hm... ¿Podemos ir a mi habitación?—. Preguntó con la cabeza baja esperando una respuesta positiva.

Pariston siguió con su semblante serio por unos segundos más para después reirse.

—Adelante, vayan—.

La emoción volvió en un parpadeo. Con eso y la autorización, los chicos corrieron a la habitación de killua para saber si podían ayudar o para personalizar un poco.

—¿No te cansas de molestar?—.

—Para nada—.

Pariston soltó una risa mientras que ging un suspiro.

...
La habitación era de color azul morado, y la mayoría de cosas como las muchas almohadas, sábanas, cortinas, alfombra y muebles eran color blanco. Algunas otras cosas eran azules. Esos colores le daban paz interna a killua.

Gon y el decidieron agregar algunas otras cosas como lucecitas para no tener prendido el foco necesariamente.

—¡Ahg, no alcanzo, killua!—.

Se quejo gon, irritado por no poder alcanzar el lugar donde killua quería sus lucecitas de color. Pero entonces sonrió y se dirigio al chico.

—¡Killua, súbete en mis hombros! Yo te sostendré mientras tú cuelgas las luces—.

La idea no le sonaba mal, así que no se opuso y cuando gon se agachó, se subió a sus hombros apretando fuerte sus muslos por el miedo a caerse.

—N-no te muevas mucho...—.

Gon apretó los muslos de killua para darle algo más de confianza en que no se caería aunque se estuviera moviendo. Las mejillas del albino se tornaron rojas al sentir las fuertes y grandes manos de gon apretando sus regordetes muslos, era la primera vez que alguien hacia eso pero no se sentía mal.

—¿Killua?—.

El llamado con su nombre lo saco de sus nuevos pensamientos que le hacían sentir de esa forma extraña.

—Hmn, s-si... Un poco a la derecha, porfavor—.

Pidió para poner las lucecitas y sacar de su cabeza la forma en que gon sostenía sus muslos. Gon tenía una ligera sonrisa que no era notada por killua pues no volteaba a ver a gon por la vergüenza. En realidad el lo había hecho a propósito para ver la reacción de killua, que era algo que se esperaba pero no dejaba de ser encantador.

Angelic calamity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora