Capítulo 14

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- Hey - dice alguien desde la puerta.
Es JJ, le hago un gesto para que pase.
- Te noto rara.
- Estoy bien JJ.
- Mientes. No has cruzado palabra con nadie y a Reid ni le has mirado. Es obvio que no estás bien - hace un gesto obligandome a mirarla - Si cualquier cosa te atormenta, me lo puedes contar.
La miro por un segundo, luego me rio y asiento lentamente.
- Odio esto de trabajar con analistas de conducta - me dedica una ligera sonrisa - Solo me apetece estar sola. El tema de bailar delante de mis compañeros de esa manera es un poco vergonzoso y ya ni te cuento si me he dado un beso.
- Pero, en un principio, si no te gusta no debería de importarte, ¿no?
Me dedica una sonrisa pícara y yo me cubro la cara con las manos.
- A estas alturas no se nada.
Cuando vuelvo a mirarla, me percato de que ella está con la vista puesta en la entrada. Observo como ella se va de la sala al darme cuenta de quién se trata. Reid me da un tímido saludo.
- ¿Estas bien?
- Lo estaré.
- ¿Cuándo?
" Cuando olvide el beso" digo para mis adentros. Le sonrío y me marcho de la sala. Tengo que centrarme, no puedo permitirme sentir. Me reuno con el resto del grupo para conocer los detalles de la información que les facilité y comprendo que ha sido de gran ayuda: todas las mujeres había pasado tres noches en el club donde estuvimo, todas ellas estaban casadas y con hijos, engañaban a sus maridos y eran funcionarias del estado.
- Hotch, tenemos el perfli - dice Morgan - ¿Por qué no lo podemos distribuir ya?
- Hay algo que no me gusta nada. Todas estas mujeres, cuando eran jóvenes, sufrieron maltratos por parte de exparejas - Contesta él.
- Investigando un poco, Penélope ha encontrado unos archivos donde se puede observar que el caso lo llevó el mismo juez.
- Rosi, ¿quieres decir que ese juez tiene algo que ver?
- JJ, él retiro grandes cantidades de dinero a una cuenta de la que García no encuentra dirección IP - contesta Hotch - Tenemos que hablar con él. Rivers, acompaña a Walsh y Reid, así te acostumbrarás al procedimiento habitual.
Los tres asentimos, salimos en dirección a la casa que nos ha enviado Penelope por SMS. Cuando llegamos, nos dirijimos hacia la puerta cuando Reid se da la vuelta alegando que se ha olvidado el móvil en el coche.
- Vale - contesta Rivers coqueta.
- No te va a funcionar - la digo cuando Spencer se aleja lo suficiente.
- ¿Cómo dices?
- He visto a un montón de chicas acercarse a él e insinuarse, no te va a funcionar como no les funcionó a ellas - la explico.
Su expresión cambió radicalmente, su mirada era desafiante y su postura un intento patético de amenazadora.
- Mira, Walsh, me da igual que vayas de tipa dura y todo eso, pero si has pensado por un segundo que me vas a convencer de que solo tú tienes el derecho a estar con Spencer, vas muy equivocada, bonita. Ese chico es y será mío y no vas a ser tú quien me lo quite.
Cuando Reid regresa, ella vuelve a su máscara afable y le sigue a la entrada de la casa. De esta me tengo que deshacer rápido. Reid llama a la puerta, pero no hay respuesta y decidimos esperar un poco más. Tras llamar la segunda vez y esperar su debido tiempo, decidimos que hay que entrar. Me dirijo a abrir la puerta, pero Spencer me detiene.
- ¿Qué?
- Mejor ser precavidos - dice, a la vez que pasa su mano por la ranura de la puerta - aprendí de la mejor.
Me guiña el ojo y hago toda la fuerza de voluntad para no sonreírle. "Profesionalidad, Nelis, te lo pido porfavor"
Tras esa nota mental, entro en la casa apuntando con el arma por si acaso hay improvistos. El pasillo tiene dos primeras puertas que dan a un comedor y una cocina, me asomo por la derecha para comprobar que esta última esta vacía mientras Rivers hace lo propio en la izquierda. Cuando saco mi cuerpo, escuchamos un ruido al fondo del pasillo, que tiene una puerta y unas escaleras.
- ¡FBI, salga con las manos en alto!
El grito de Reid da sus frutos, y un hombre cincuentón de mirada nerviosa se asoma por la puerta de frente, pero el mero hecho de que no saque la totalidad de su cuerpo al pasillo hace que un escalofrío me recorra toda la espalda. Retrocedo un paso a la vez que su loca mirada nos grita lo que va a hacer. Reacciono más rápido y, de un empujón, meto a Reid y Rivers en la estancia de la izquierda. Pero su movimiento con el brazo no me da juego para esconderme a ellos y siento cada milímetro de una bala clavandose en mi muslo.

Al borde del abismo(spencer reid) Where stories live. Discover now