Capítulo 7

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Nos estamos preparando para atrapar al sudes. Gracias a unos drones con camaras térmicas incorporadas hemos confirmado que se encuentra dentro del pequeño taller de artesanía. Nos hemos dividido por grupos para rodear la casa y evitar que se escape. Han paseado perros detectores de pólvora para evitar cualquier trampa y, tras un poco de papeleo, me han asignado un arma. Mi grupo, que está dirigido por Morgan, esta situado detrás de la casa de forma que cubrimos toda la zona con un espacio de seguridad.
-Vamos a entrar - dicen por el auricular.
Escuchamos unos golpes y gritos. Los disparos comienzan a sonar en el interior de la casa y mi cuerpo se tensa al ver salir al sujeto por la puerta trasera con un arma dispuesto a disparar.
- ¡Cuidado! - grita Morgan.
Las balas pasan velozes cerca mía, y me protejo detrás de un árbol. Cuando cesan, escucho que tira la pistola y pasa cerca de mí.
- ¡Para! - le grito.
Él se vuelve y me asusto al ver sus ojos de maníaco. Me recuerdan demasiado al protagonista de mis pesadillas. Tardo demasiado tiempo en reaccionar, porque me tira de un manotazo la pistola y recibo un puñetazo en toda la mejilla. El golpe me despierto, no permito que mi cuerpo reciba otro golpe más, golpeo fuerte su cadera para desestabilizarlo, agarro el brazo izquierdo y lo tumbo contra un árbol.
- Quedate quieto - siseo a su oído.
Pronto vienen más agentes que se lo llevan, yo soy acompañada por Morgan hacia una ambulancia para que atiendan el corte que me ha hecho en la mejilla y él avisa al resto del grupo de nuestra posición.
- Estoy bien, de verdad. Solo exageras un poco.
- Voy a exagerar todo lo que haga falta, que luego García me mata por no cuidarte.
Río ante su comentario y veo una silueta correr hacia aquí. Es Reid que, a diferecia de los demás, se ha pegado una carrera al enterarse de lo ocurrido. Eso me confunde.
- ¿Estás bien? - cuestiona agitado.
- Tranquilo, doctor. Estoy bien.
- Bien hecho, Walsh - piropea JJ.
- No está mal para ser tu primer caso - dice Rosie. Mi teléfono vibra y el número que veo en pantalla me inquieta.
- ¿Me disculpais? - me excuso alejandome del lugar.
Descuelgo el telefono y pregunto que ocurre para que me llame tan tarde.
- Nelis tienes que venir - dice Joe al otro lado de la llamada - no se cómo a pasado, pero han apuñalado a Amyra y esta...
Sigue hablando, pero yo no escucho. Un pitido ensordecedor me taladra los oídos, la presión de mi pecho empieza a formarse y una lagrima cae por mi mejilla. La limpio rápidamente, no quiero que nadie me vea así. Le digo a Joe que ahora voy sin siquiera escuchar una respuesta, cuelgo y me dirijo a Hotch.
- ¿Podemos hablar?
Cuando nos hemos alejado lo suficiente, le explico lo ocurrido intentando no explotar allí mismo. Se que estoy al borde de un ataque, pero no puedo permitir que me vean así. No puedo dejar que eso vuelva a ocurrir. Me dice unas palabras tranquilizadoras y promete que pondrá medidas protectoras hacia toda mi familia y, dicho esto, se marcha dejandome sola. Reid se acerca en cuanto me ve libre, pero mi expresión es suficiente como para que entienda que yo no tengo nada que celebrar.
- Vamos a ir a tomar algo a nuestro bar de siempre, es por si te querías venir.
- No.
Se queda mirándome, pensativo.
- ¿Puedo hacer algo por ti? - cuestiona.
Sopeso la idea de pedirle que me lleve al hospital sin pasar por las oficinas, pero en seguida la descarto porque haría demasiadas preguntas. Le pido que me deje en la cebtral con García y el resto del viaje no mediamos palabra. Mi mente ha pasado del estado de angustia por mi sobrina a una furia arrolladora hacia quienquiera que haya hecho esto. En ese mismo instante solo quiero golpear a la primera persona que me encuentre, sin embargo mi cuerpo va aletargado y con movimientos torpes. Nada más bajar del coche, Penélope me da un gran abrazo y supongo que Joe le habrá contado todo. En algún momento del pequeño trasbordo he recojido mis cosas y Reid se ha despedido de mí. Cuando llegamos al hospital sigo paralizada. Mi mente va muy rápido, es una montaña rusa de emociones. La rabia y la anguistia se han mezclado, ya no distingo entre los pensamientos de venganza y los de culpabilidad. Pero mi cuerpo es todo lo contrario, va despacio, no responde a los estimulos externos, ni cuando Penélope me ofrece comida,ni cuando Joe me dice que ya podemos pasar a verla, ni siquiera cuando me guían a través de los pasillos del hospital hasta la habitación. Solo salgo de ese trance hasta que la veo. De su diminuto cuerpo salen diversos tubos, tiene la tez pálida y tiembla ligeramente. No puedo más. En ese mometno estallo, lloro como no lo hacía en años, Penélope y Joe me intentan calmar pero es imposible. Lloro con despecho, con rabia, con temor. Al final me duermo y esa noche vuelvo a tener pesadillas, pero sin la suerte de despertarme.

Al borde del abismo(spencer reid) Where stories live. Discover now