Capítulo 17

12 0 0
                                    

Memorias

La tengo entre mis brazos. Es más pequeña de lo que me han dicho, su piel es suave y se mueve lentamente. Joder, es muy pequeña. Tiene los mofletes grandes, las extremidades flacas y largas, unos mechones de pelo oscuro asoman tímidos por su gorrito de lana. Tiene la tez muy clara, casi como si estuviese enferma. Se nota que ha nacido un poco antes de lo previsto, pero no pensé que sería tan frágil. Estoy totalmente embobada con esta niñita pequeña, pero no me veo capaz ni de lejos de poder hacer, como mínimo, que sobreviva a mi cargo. Ya lo dejé claro en su momento, los niños no son lo mío, me desespero rápido y no se hacer nada por mi propio pie.
- ¿Dónde dices que la habéis encontrado?
- Frente a la puerta - me contesta Joe.
- Niña mía, sabes que no tienes por qué hacerlo, pero no cabe duda de que este retoño es familia tuya. Y, como siempre decía mi mamita, la familia es lo primero.
- Por amor de dios, Pili, Nelis apenas tiene 20 años, ¿Cómo quieres que se haga cargo de una niña tan pequeña? La damos a servicios sociales y ya está.
La discusión entre Joe y Pili, nuestra ama de casa, no es capaz de superar mi barrera mental. Esta niña me tiene totalmente embelesada, es muy pequeña y mona y, sobre todo, es familia mía. Da igual quienes son sus padres, ahora es mi familia. Cuando Joe intenta quitármela de las manos reacciono, la atraigo hacia mi pecho y ella posa su mano encima de mi.
- No te la vas a llevar. Ahora es una de las nuestras.
- Nelis, no digas tonterías.
- Joe, no.
Le miro desafiante y él resopla dándose por vencido.
- ¿Y solo estaba ella?
- No, niña, había este papel a su lado.
Pili me tiende un pedazo de papel doblado con algo escrito en su interior. Cuando lo leo, la miro y ella se retuerce un poco. Es en ese instante en el que lo tengo claro.
- Ahora eres mi familia - la digo con una gran sonrisa en la cara - y a la familia se la proteje. Te prometo que nunca te ocurrirá nada, Amyra.

Actualidad

No puedo respirar, mi pecho ha decidio parar, el latido de mi corazón retumba en mis oídos y todo el cuerpo me tiembla. La cabeza me va a estallar, todos los recuerdos que tengo con Amyra pasan demasiado rápido, tanto que comienzo a marearme. Es en ese momento en el que no se que ocurre, en el que estoy a un paso de dejarme llevar por un sueño que promete ser amable y no hacerme pensar, cuando alguien me coje de los brazos y me lleva a la salita de Penélope. Llevo mi mano al corazón en un intento imaginario de intentar apaciguarlo, pero no lo consigo. Alguien me está hablando, me dice que respire más calmadamente y que me relaje, pero mis pulmones no cesan su ritmo y mis piernas fallan. Caigo de rodillas y noto como alguien me abraza y me acuna, mientras que otra persona está pidiéndole a la gente que no entre. Entre los que están siendo expulsados escucho la voz agitada de mi mejor amiga pero, simplemente, no puedo moverme. En cuanto escucho el silencio tras el cierre de la puerta, estallo en un llanto descontrolado. Mi cuerpo tiempla al compás de mis sollozos y la persona que me tiene entre brazos me estrecha aún más. Su fragancia me envuelve y me hace sentir un poco más segura, pero en cuanto reconozco de quien es, me aparto repentinamente.
- Estoy bien - digo mientras seco mis lágrimas.
- Está claro que no lo estás.
- No te acerques a mí Reid. Estoy bien, de veras.
- No lo estás.
- ¡Tengo que estarlo! ¡Ella...! - las lágrimas amenazan con salir de nuevo - ella me necesita. Necesita que la encuentre.
- ¿Quién es ella? - su voz es suave, y toma mi mano para intentar acercarme más.
- La he cagado. Me prometí a mi misma que nunca dejaría que nada malo le ocurriese, pero aquí me tienes, como una patética sin saber que hacer.
- No te llames patética, no lo eres.
- Si qué lo soy, Spencer. Ni siquiera soy capaz de controlar un puto ataque de ansiedad. He montado una escena delante de todos, y esta es la realidad:soy débil. No puedo cuidar de mi misma. Tendría que haber hecho caso a Tatsu y que ellos la cuidasen. Tal vez así no hubiese ocurrido nada de esto, tal vez ella sería una niña normal, con una vida normal. - Mis mejillas arden, estan húmedas por culpa de nuevas lágrimas - Lo he estropeado todo, y eso es lo único que hago. Estoy rota, Spencer, y rompo todo lo que me rodea. No se hacer que esto pare y estoy sola en medio de todo esto. Sola.
Se lanza a abrazarme con fuerza, lloro desconsoladamente mientras una de sus mano me acaricia la espalda y otra la nuca.
- En cierta manera, todos estamos rotos. Pero lo importante es encontrar a alguien que no lo vea como un problema. - me agarra por los hombros y me mira fijamente - No voy a permitirte derrumbarte en una sala así. Primero, vamos a encontrar a esa niña y, cuando ya la tengas en tus brazos de nuevo, tendrás tiempo de llorar.

Al borde del abismo(spencer reid) Where stories live. Discover now