❝ 07 ❞

145 34 0
                                    

Al siguiente día me levanté con un muy buen humor de la cama. Los luminosos rayos solares de Busan deslumbraban radiantes contra mi piel, que había adquirido de nuevo su tono normal. Después de haber hecho mi ritual higiénico y haber desayunado la mitad de la despensa, recorrí felizmente las calles de la ciudad. Como había imaginado, estas se encontraban despejadas por ser un sábado en la mediodía. La mayoría de los transeúntes era gente de edad y niños pequeños con sus madres. Si hubiera llevado mi cámara y les hubiera sacado fotos, sería como una postal mostrando gente de los años 50 desfilando por las avenidas, o algo por el estilo. Llegué a mi destino rápidamente, con el carro chillando en las banquetas y dando trompicones. Salté del carro y miré fijamente a la señora Hwang saliendo por la puerta delantera, vestida con falda y playera blanca y con una raqueta de tenis a la mano.

— Oh, querido. Es un placer que hayas venido de nuevo. Pensé que por ser sábado, posiblemente saldrías con tus amigos a pasear en vez de estar por aquí. Déjame contarte el día como tiempo extra, ¿sí?

— Eh, no se preocupe MinYing. — le dije sonrientemente mientras me acercaba a ella. — Estaré aquí probablemente todo el día, con Hyunjin.

La señora Hwang mostró una gigantesca sonrisa destellante y hablo.

— Me encanta que te lleves bien con mi pequeño hijo. Ojalá que también pudieras alejarlo de esas malas amistades que él tiene, si eso es posible. — dijo dándome palmaditas sobre mi hombro. Yo asentí y ella continuó. — El día de hoy yo me mantendré fuera, pero tu estarás aquí, ¿verdad?

— Por supuesto, ya le dije que estaría aquí todo el día. Tenemos muchas cosas que hacer por hoy.

— Me parece estupendo. Entonces, me iré ya mismo para que puedan comenzar con su diversión. — dijo entusiasmada. Como si le alguien le hubiera regalado un millón de dólares (que probablemente a ella le sobraban). Me sonrió una vez más y poco a poco se apartaba caminando.

Mordí mi labio, indeciso de hacer lo que estaba a punto de hacer.

— ¡Señora Hwang! Perdón, ¡MinYing! ¡Espere! — le grite mientras corría detrás de ella. Se detuvo y giró.

— ¿Qué sucede, Jeongin?

— Uh. Bueno, usted, eh... ¿podría decirme... p-por qué Hyunjin quedó ciego? Digo, solo quiero, ya sabe... uhm, ¿entenderlo más? — le pregunté mientras la miraba de reojo. Ella cambió su sonrisa por una mueca triste que golpeó contra mi pecho con firmeza. Que mal se ha de estar sintiendo.

— Hyunjin quedó ciego... — su voz se entrecortó, pero rápidamente carraspeó tomando una pose firme y aclarando su garganta. — Mi niño quedó ciego por una competencia de salto de caballo, una situación que ha sido, o mejor dicho era, su pasión desde pequeño. Una serpiente que se coló a la pista y asustó al pobre caballito, así que los dos cayeron sobre la tierra. — lentamente masajeo su sien. — El... el caballo cayó encima de Hyunjin y bueno, es un milagro que haya sobrevivido... los médicos dijeron que el trauma que experimentó mi niño fue bastante grave, esa caída resultó en un traumatismo craneal significativo que repercutió en los nervios de sus ojos. Y, además de las lesiones en la cabeza y la pérdida de visión, también sufrió fracturas de costillas. Cuando el caballo se volcó sobre él, el impacto del cuerpo del animal contra el suelo, causó un impacto en la zona torácica. — tomó aire y siguió hablando. — Aunque las costillas rotas eran extremadamente dolorosas para él y requerían atención médica específica, en su caso la prioridad principal fue atender las lesiones en su cabeza. Los cuidados intensivos se centraron en estabilizarlo y estuvo inconsciente varios días, cuando despertó se confirmaron las sospechas de que quedaría ciego.

— Eh. Oh, yo... yo lo siento mucho. No sabía que...

— Todo está bien, no te preocupes Jeongin. Eso es cosa del pasado. Ahora solo quiero que él salga adelante y rehaga su vida. — dijo mientras secaba un par de lágrimas que corrían por sus mejillas rosadas. — Por favor, no vayas a comentarle nada sobre lo que te he dicho. A él no le gusta... no le gusta que sientan, como decirlo, eh, lástima. Sí, eso es. No le gusta que la gente sienta lástima de él, por eso es como es.

— Está bien, yo no...

— Bien, es tarde. Que tengas un buen día, ¡hasta pronto! — la señora Hwang se despidió de mí y prácticamente salió volando hacia su camioneta negra. Le despedí con la mano y me volví hacía la casa.

— Bien, aquí vamos de nuevo.

❦ blind heart ; hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora