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Sus ojos, reflejando el azul del cielo de Incheon, se centraron en el terroso camino. Sus músculos se tensaron al sentir el poderoso movimiento del caballo negro debajo de él. Se sentó recto en la silla, con su suave chaqueta oscura, respirando superficialmente con anticipación.

Esta competencia era más difícil de lo que esperaba y necesitaba ganar, el deseo se encontraba bombeando salvajemente por sus venas. Él sabía que su tiempo era bueno y había traspuesto ocho vallas sin errores. Sólo había dos a la izquierda.

— Alto sobre el centro, alto sobre el centro. — susurró y comenzó a inclinarse hacia adelante. Vio cómo la oxidada valla cuadrada rápidamente se acercaba.

Sucedió en un instante. Muy ligeramente, sintió el sonido de contracción. A continuación, las orejas del caballo, habían sido ladeadas hacia adelante. Captó un movimiento con el rabillo de sus ojos, la arena cambiaba. No, era sólo una rama ¿cierto?

No. Se trataba más bien de una... ¡serpiente! En el momento que la realidad le golpeó, el caballo había plantado ya sus cascos y la había evitado.

— Tranquilo, tranquilo. — le habló rápidamente, haciendo sonidos con sus labios para intentar calmarle, pero el caballo se llenó de pánico cuando la serpiente se lanzó más allá de sus piernas.

El gran y voluptuoso animal, presa del pánico, dio un relincho ensordecedor y se encabritó con furia, sus patas delanteras se alzaron en el aire mientras el jinete luchaba por mantener el control. Con un estruendo sordo, el corcel negro perdió el equilibrio y se desplomó de costado, antes de que el jinete pudiera reaccionar, arrastrándolo consigo. Un grito desgarrador rompió el aire, mezclándose con el relincho angustiado del caballo.

Un estallido de dolor rugió en su cuerpo cuando chocó contra el suelo. Los huesos crujieron con el brutal encuentro, una tormenta de punzadas abrasadoras recorrió su espalda. El chico quedó atrapado bajo el peso del animal, sintiendo un dolor agudo mientras el mundo daba vueltas a su alrededor. El tiempo se hizo más lento. Vio el cielo brillante arqueándose por encima de él y sintió la ráfaga de viento caliente en su piel. La percepción se volvió difusa, el aire se le escapaba de los pulmones, el calor de la sangre escapándose de heridas invisibles.

El mundo se desdibujó en una neblina borrosa. Los sonidos se desvanecieron en un zumbido distante. El peso del cuerpo del caballo, ahora un monumento a la derrota, presionaba implacablemente sobre él, robándole el aliento y la esperanza.

Oyó los lejanos gritos de la multitud. La incertidumbre se apoderó de su mente...

...entonces su mundo se desvaneció a negro.

❦ blind heart ; hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora