Epílogo: Cuando el corazón habla.

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Tres días después de la muerte de su papi y de la extraña desaparición de su padre Kyungsoo retomó su trabajo. Podría haber pedido unos días a su jefe, Kai, y se los hubiera dado sin dudar, al fin y al cabo, también era su prometido, y nunca le negaba nada. Pero en lugar de eso, le había pedido un enorme favor. Y Kai se lo había concedido.
   
Se detuvo al llegar a la entrada del observatorio de El Roque de los Muchachos. Se giró y observó a sus hermanos, estos le devolvieron la mirada. Estaban confundidos, no entendían porque había insistido en que lo acompañaran en su regreso al trabajo, pero lo habían hecho. Ellos tampoco le negaban nada nunca.
   
Entró con paso seguro en las instalaciones de uno de los mayores observatorios de la Tierra y se dirigió a una de las salas de visionado. Allí lo estaba esperando su jefe. Kai lo abrazó, consolándolo y apoyándolo, y después, con un gesto de la mano, le indicó que los ordenadores estaban a su disposición.
   
Kyungsoo se sentó frente a la pantalla de su ordenador y tecleó unas coordenadas.
   
Sus hermanos se colocaron tras él, silenciosos.
   
El enorme telescopio tardó unos minutos en colocarse con la orientación exigida y cuando lo hizo, una resplandeciente estrella iluminó todas las pantallas de la sala.
   
—Esta es Sirius —explicó Kyungsoo a sus hermanos—. Es la estrella más luminosa de la constelación Can Maior. También es la más brillante del cielo nocturno visto desde la tierra. Tiene muchos nombres, aunque el más conocido es el de Estrella de Oriente. Es la estrella que papá decía ser —aclaró con la voz estrangulada por las lágrimas.
   
—Estos días está teniendo un comportamiento extraño —informó el prometido de Kyungsoo al ver que él necesitaba un segundo para recuperarse—. Su órbita ha sufrido algunas variaciones y su espectro de luz ha cambiado. Estamos intentando averiguar el motivo, pero como todo lo que acontece con Sirius desde los últimos sesenta años, las causas de su inestabilidad escapan a nuestro entendimiento —confesó posando una mano sobre el hombro de Kyungsoo.
   
—Es… Hermosa —susurró Youngsoo.
   
Jibin asintió ante sus palabras, sobrecogido por la belleza que las pantallas mostraban.
   
—¿Por qué está titilando? —preguntó Youngsoo observando con extrema atención el monitor.
   
—Nadie lo sabe —respondió uno de los científicos.
   
—Parece que se está desdoblando —dijo Kyungsoo de repente, entornando los ojos—. ¡Hay otra estrella junto a Sirius! —exclamó.
   
—Es un efecto óptico —replicó su prometido, pero calló al mirar la pantalla.
   
En ese momento varias voces excitadas se elevaron al unísono.

—¡Señor, no es una estrella, son dos! ¡Sirius es binaria! —exclamó un hombre de bata blanca.
   
De repente la sala se llenó con las carreras de los científicos, los sonidos de cientos de teléfonos sonando y las exclamaciones estupefactas de las personas allí congregadas.
   
—¿Cómo no lo hemos visto antes? —preguntaba uno.
   
—¡Una binaria, no me lo puedo creer! —exclamaba otro.
   
—Sirius es una estrella blanca, y su compañera… es una enana blanca —afirmó uno de los hombres, buscando la aprobación del resto.
   
—Sí, eso es. Una enana blanca. Es mucho más pequeña, y su espectro lumínico es inferior.
   
—¿Puede ser que al variar la órbita de Sirius, Sirius B haya salido a la luz? —especuló un científico.
   
—Puede ser —dudó el director del observatorio—. ¿Sirius B? —preguntó.
   
—Necesita un nombre, siguiendo la normas en vigor, la estrella original será Sirius A, y su compañera, Sirius B.
   



























                         💫⭐💫























Millones de millones de kilómetros por encima del observatorio de El Roque de los Muchachos, Young Saeng miró a Hyun Joong, enfadado.
   
—¡Mira la que has ocasionado! —lo reprendió. Su enana blanca titiló—. Ay Dios —se quejó al ver que el brillo de su estrella escapaba, otra vez, a su voluntad—. No podías esperar a que aprendiera a controlar la energía. No señor, tenías que mostrarme ante los niños sin que esté preparado para que me miren. ¡Voy a hacer el ridículo más espantoso! Ni siquiera sé brillar correctamente.
   
—Claro que sí —lo reconfortó Hyun Joong—. Vamos esposo, no te enfades, tenías que mostrarte ya, nuestros hijos estaban esperando para verte. No podíamos decepcionarlos.
   
—Pues es justo lo que estoy haciendo, decepcionarlos —replicó Young Saeng—. ¿Qué pensaran de su padre, incapaz de brillar como Dios manda?
   
—Lo estás haciendo muy bien —afirmó Hyun Joong—. Eres una estrella tan hermosa que harás llorar a todos los que te observen.
   
—Adulador —se sonrojó Young Saeng, haciendo que su estrella emitiera un brillo rojizo. Hyun Joong rio con ganas—. Oh, mírame, otra vez he vuelto a hacerlo…
   
—Tranquilo, haz que el hierro descienda hasta el núcleo y permítele al hidrógeno ascender. Así, muy bien. Ves como cuando te lo propones lo consigues.
   
—Sí, ya —contestó enfurruñado.
   
—Solo es cuestión de práctica. Ya verás como con los años llegaras a ser tan brillante y perfecta como yo —se jactó Hyun Joong risueño.
   
—Ah, ¿sí? ¿Sabes lo que estoy pensando en este momento? —Hyun Joong negó con la cabeza, alerta ante el tono ladino de su esposo—. En estos tres días aún no me has enseñado una cosa…
   
—¿Qué?
   
—¿Cómo hacen el amor las estrellas?
   
Sirius, la estrella de Hyun Joong titiló en el firmamento y se cubrió durante unas milésimas de segundo de un extraño velo rojo.
   
—Esposo… ¡Qué preguntas haces!
   
—Mmm… o sea que no tienes ni la más remota idea —se burló Young Saeng.
   
—Claro que tengo idea, es sólo que no es el momento. Nuestros hijos nos están mirando —se excusó Hyun Joong.
   
—No digas tonterías, cobarde. Ni siquiera desde el telescopio más potente pueden ver lo que sucede en el corazón de una estrella —afirmó Young Saeng tomando la forma de hombre que antaño había sido. Eso era lo único que no le costaba conseguir, moldear sus moléculas hasta conseguir la apariencia de un hombre etéreo y casi transparente. —¿De qué tienes miedo? —musitó con voz ronca.
    
—Yo no tengo miedo de nada. Soy Sirius, la Estrella de Oriente, el Cazador, el Gran Perro, el…
    
—Ya, ya. Te entendí. Eres un tipo importante por estos lugares, pero no tienes ni idea de cómo hacer el amor siendo una estrella. No te preocupes, yo te enseñaré. Toma la forma que tenías en la tierra y déjate llevar —susurró abrazando a su marido, que, por supuesto, se había apresurado a obedecerlo.



                      💫⭐FIN⭐💫

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⏰ Última actualización: Apr 05 ⏰

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