Capitulo 1 Primera impresión

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Mis dedos estaban bien pegados a mi boca, me mordía las uñas con nerviosismo, mientras mi doncella me ayudaba a arreglar mi cabello, aunque no sé si pueda arreglarlo en realidad, mi cabello es un desastre, opaco y dañado.

La doncella estaba haciendo todo lo posible porque me viera mejor, pero era imposible, y la razón por la que estoy tan nerviosa, es porque hoy me casaré, es un matrimonio arreglado, ni siquiera por amor.

Yo nunca me he considerado una mujer hermosa, de hecho, soy bastante fea, tengo pecas y demasiado alta para la estatura promedio de una mujer, no tengo curvas, ni pechos, literalmente una tabla y la altura no me ayudaba en nada, parezco un chico en vez de una bella mujer. Para ser la hija de un marqués es muy vergonzoso.

Mi padre, el marqués Archie Benetton, es un hombre muy respetado, y nuestra casa es reconocida por muchos nobles, por su estatus, riqueza y nobleza. Nuestra casa ha apoyado al reino de Croisen desde hace décadas. Mi padre y el rey, esperaban que me casara con el primer príncipe, para así convertirme en la princesa heredera, pero eso no sería posible, mi apariencia no era digna de una reina.

Ahora que he cumplido 16 años mis padres decidieron que me casare con el segundo príncipe del reino, El príncipe Bastián Agriche. Este es un trato que hicieron mis padres con el rey, yo como su hija, no podían verme como una fea solterona, y el príncipe que es conocido por su mal temperamento. Nuestros padres creen que es una gran combinación, dos nobles de alto rango con los que nadie se quiere casar.

El príncipe como segundo hijo del rey, será un duque y heredará North Carlo, aunque es un territorio enorme, el lugar es considerado horrible, la mayor parte del año siempre está haciendo frío, tanto que puedes morir de hipotermia, todo lo que se puede ver es bosque, los ríos están congelados y en las noches hay tormentas de nieve.

-Listo, señorita.

Me mire al espejo, definitivamente no me agradaba lo que veía, pero no podia hacer nada para evitar esta boda.

-Llamaré a su madre.

Lo peor, pasaré una gran humillación al dejar que me vean así.

-Emma. - una voz suave cruzo la puerta.

-Madre.

Mi madre me miró de pies a cabeza, su mirada lo decía todo, no me veía nada linda.

-Bueno, te ves presentable y eso cuenta mucho.

-Gracias por el alago, pero no es necesario.

Mi madre era una persona influyente y una mujer encantadora, yo me parezco más a mi padre que no es conocido por ser agraciado, pero era inteligente y recto.
Mis hermanos sacaron la belleza de mi madre y yo era la única que no destacaba entre ellos. Mi hermano mayor que ya está comprometido, dedicado a su trabajo y a su prometida por la cual está muy enamorado, y mi hermana menor, bonita y con un carisma brillante, probablemente sea una candidata para princesa heredera y sea una gran señora de la alta sociedad.

-Está bien no te preocupes, tu padre y tus hermanos ya están esperándote, andando.

Suspire y camine con pesadez a mi condena.

Al llegar estaba mi padre que me miró insatisfecho.

-Pedí que te vieras hermosa este día.

-Está bien no culpes a nadie, mi mera apariencia es la culpable.

Hizo una pequeña mueca y extendió su brazo para escoltarme. Tomé el brazo de mi padre y empezamos a caminar hacia el templo.

Entre la multitud estaban mis hermanos con una sonrisa fingiendo que me veía genial. Apreté mi ramo con fuerza para ocultar mi incomodidad, todas estas personas estaban viéndome y en lo único que pensaba era en no tropezarme con mi vestido y caer vergonzosamente, era un martirio.

Levante mi mirada al frente y vi a unos pocos pasos que estaba mi prometido. Mi cara no tuvo precio, no pude ocultar mi desconcierto, nunca había visto al príncipe en persona solo escuchaba de él "¿en serio es el hombre con quien me voy a casar?"

Era muy delgado mas que yo, tenía ojeras, se veía demacrado, y por si fuera poco era mucho más bajo que yo, estando los dos de lado a lado, esto parecía una comedia. En pocas palabras era un...

-Pequeño...

Cerré mis labios fuertemente, oh no, lo dije en voz alta, quedé muy sorprendida por mi desliz. Se empezaron a escuchar los murmullos de los invitados por mi impactante comentario. Las miradas de mis padres decían ¡¿Qué carajos estás diciendo?!, y además la familia real estaba enojada por este disturbio.

Tenía que arreglar la situación, fue mi error y necesitaba disculparme con el príncipe, apreté con más fuerza mi ramo y mire al príncipe lentamente para ver su reacción, qué fue lo peor, el príncipe se puso rojo de ira y me lanzó una mirada asesina, que decía que podía matarme en cualquier momento.

Abrió sus labios lentamente para hablar, apretando los dientes de la ira.

-Tu....imprudente...si yo soy lo que piensas, tu eres ¡un gigante travesti!

Todo el mundo se quedó en silencio por un momento, sorprendidos y otra vez empezaron a cuchichear entre ellos.

De verdad lo dijo, este debilucho. Lo miré furioso, todo sentimiento de culpa se fue y ya no quería disculparme con este sujeto, quería saltar y golpearlo, pero mi padre se interpuso entre nosotros.

-Ambos cálmense, príncipe pido una disculpa por lo que dijo mi hija, no volverá a pasar, así que tranquilícese y tampoco la ofenda.

-Emma ahora toma tu lugar para empezar la ceremonia. - dijo mi padre con voz autoritaria y con una cara muy seria.

Todavía estaba muy furiosa, nada iba calmar mi enojo, respiré profundo y me puse a su lado sin mirarlo, ahora toda la boda era una broma y durante toda la ceremonia no volteé a verlo, solo pensaba en millones de insultos para este sujeto.

Fue entonces que recobre el sentido, cuando el sacerdote nos dijo que podíamos darnos un beso para terminar la unión. Para mi era imposible besar a este tipo.

Los dos nos negamos, ninguno quería llevar a cabo esta tradición, nos detestamos desde el primer momento, besarnos era lo más desagradable en este momento y la ceremonia terminó así.

Un heredero y linaje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora