Capítulo 14: El viento que lamenta

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Jiang Cheng sentía que estaba al borde de un vertiginoso precipicio. Los labios exigentes de Wei Ying sobre los suyos amenazaban con hacerle perder la cordura.

Por puro instinto, logró zafar una mano del férreo agarre y la hundió en la melena azabache de Wei Ying para intensificar el contacto. Un ronco gemido retumbó en su garganta cuando la lengua del otro se enredó posesivamente con la suya.

De pronto, un fogonazo se encendió en su cerebro. ¿Qué demonios estaba haciendo? Él era Jiang Cheng, el orgulloso líder de la secta Yunmeng Jiang. ¡No podía permitir que Wei Wuxian tomara así las riendas y lo sometiera a su voluntad!

Con un gruñido salvaje, tomó impulso desde las caderas para invertir posiciones de un ágil movimiento. El cuerpo ligero de Wei Ying rebotó sobre el colchón con un grito de sorpresa. Antes de que pudiera reaccionar, Jiang Cheng le aprisionó ambas muñecas a los costados de la cabeza, montado a horcajadas sobre su regazo.

-No cantes victoria aún... Wei-xian -murmuró con la respiración agitada.

El antiguo nombre de la infancia brotó instintivamente de sus labios. Los ojos de Wei Ying se abrieron desmesuradamente por la sorpresa unos segundos antes de entrecerrarse con malicia. Una sonrisa retadora se extendió por sus facciones.

-Vaya, vaya... alguien está ansioso por retomar el control -se burló sin disimular su regocijo-. Me gusta este lado salvaje tuyo, ChengCheng.

Jiang Cheng sintió que un volcán a punto de erupción bullía dentro suyo. Toda esa adrenalina acumulada durante años parecía estar encontrando una vía de escape.

Se inclinó hasta rozar con los labios la oreja de Wei Ying en una caricia provocativa.

-No has visto nada aún... Wei-xian -susurró en tono amenazador.

Acto seguido, raudos como el viento sus dientes se cerraron sobre el lóbulo de esa oreja. Wei Ying soltó un grito ahogado, estremeciéndose violentamente bajo su cuerpo. Complacido por su reacción, Jiang Cheng comenzó a succionar y mordisquear el sensible lóbulo arrancando más gemidos y maldiciones de los labios entreabiertos del otro.

Cuando finalmente se apartó, Wei Ying jadeaba sin control con las mejillas teñidas de escarlata. Jiang Cheng sonrió para sus adentros, embriagado por ese inesperado despliegue de poder.

Se irguió sobre su cautiva presa sin aflojar el agarre sobre sus muñecas. Durante unos instantes se dedicó a saborear la exquisita visión ante sus ojos: el torso poderoso agitándose con resuellos urgentes, los labios hinchados y húmedos por sus besos... Era la viva imagen del deseo y la sumisión.

Jiang Cheng sentía su propia excitación crecer como una marea imparable. Su miembro pulsaba dolorosamente aprisionado tras la tela de las ropas. Pero esta vez estaba decidido a tomar las riendas de la situación.

Se inclinó de nuevo sobre Wei Ying, rozando sus labios con una suave caricia antes de murmurar:

-Ahora me perteneces...

No le dio tiempo a responder. Su boca capturó la de Wei Ying en un beso devorador, invadiendo cada rincón con la lengua en un ritmo que simulaba el acto sexual. Las caderas de Wei Ying se arquearon por instinto, frotando su potente erección contra la de Jiang Cheng en busca de algo de alivio.

Jiang Cheng sonrió sobre sus labios ante esa entrega desesperada. Liberó las muñecas de Wei Ying solo para deslizar las manos bajo su túnica y arañar lentamente desde el vientre hasta el pecho. Los músculos firmes se contrajeron bajo sus dedos en una ola de estremecimientos.

Sin dejar de besarlo, sus manos encontraron los pezones y los pellizcaron suavemente, arrancando un gruñido gutural de la garganta de Wei Ying. Complacido, los frotó y retorció alternando presión y caricias hasta dejarlos erectos y enrojecidos.

Vinculo Roto, ChengXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora