Capítulo 7: ¿Qué me haces?

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Wei Ying esbozó una sonrisa suave y melancólica al ver entrar a Jiang Cheng en la celda. Por un momento fue como retroceder en el tiempo, como si no hubieran pasado años de dolorosa separación.

Pero la frágil calma se rompió cuando Jiang Cheng apretó los puños, sus ojos centelleando con ira y desconfianza.

—¿Qué diablos quieres, Wei Ying? — espetó con rudeza, y una mirada de desconfianza.

Wei Ying sintió que algo se rompía dentro de él. La dureza en los ojos de su amado era como una puñalada. ¿Dónde estaba su ChengCheng, el que lo miraba como si no existiera nadie más en el mundo? La sonrisa que había aparecido en su rostro vaciló, como si la furia y el dolor que emanaban de Jiang Cheng hubieran apagado incluso su energía más vibrante. Esa vacilación en su sonrisa solo logró exasperar más a Jiang Cheng.

—¡Habla, maldita sea! —insistió Jiang Cheng, su paciencia desgastándose ante la falta de respuestas claras.

Xue Yang, observando la interacción desde la celda contigua, no pudo evitar involucrarse. "¿Este tipo no reconoce a su propio esposo?" pensó, sintiendo una punzada de enojo—. ¡Eres un completo idiota, Jiang Cheng! ¿No puedes ver lo que tienes aquí?

Sus palabras resonaron en el aire, llenas de desprecio y desdén hacia Jiang Cheng. La mención de "esposo" resonó en la celda como una explosión. Jiang Cheng sintió como si hubiera sido golpeado en el pecho, su corazón latiendo descontroladamente. Su mandíbula se tensó mientras luchaba por procesar las palabras de Xue Yang y las implicaciones de lo que estaba escuchando.

Sin embargo, antes de que Xue Yang pudiera continuar, Wei Ying levantó una mano en señal de silencio, su mirada fría y cortante.

—Guarda silencio, Xue Yang —ordenó Wei Ying con una autoridad que sorprendió a ambos hombres. A pesar de su aparente calma, su voz dejaba claro que no toleraría ninguna interrupción.

Wei Ying apartó la mirada por un momento, sus ojos centelleando con una tristeza que no pasó desapercibida para Jiang Cheng. Después de un latido de silencio, finalmente habló con voz suave y quebrada.

—Sólo quería tiempo —susurró con la voz quebrada—. Tiempo para ver crecer a A-Yuan, para sentarnos juntos bajo el árbol donde solíamos pasar las tardes... ¿recuerdas, ChengCheng? Solías quedarte dormido sobre mi regazo mientras te acariciaba el cabello.

Jiang Cheng sintió que su corazón se aceleraba con cada palabra. Imágenes borrosas acudían a su mente, la calidez de un regazo familiar, el roce suave de unos dedos entre su pelo... Sacudió la cabeza, negándose a ceder.

—O cuando competíamos a ver quién atrapaba más peces en el estanque —continuó Wei Ying con una risita melancólica—. Tú eras tan serio y concentrado, y yo no podía evitar hacer trampa para hacerte enojar. Tu ceño fruncido era adorable.

Jiang Cheng se llevó una mano al pecho agitado, su mente nublada por recuerdos difusos de risas junto a un estanque, manos entrelazadas y un sentimiento de pertenencia.

—Basta... —murmuró, pero había más súplica que dureza en su tono.

Wei Ying lo miró con ojos brillantes por las lágrimas no derramadas.

—Sólo quería tiempo para recuperar los pequeños momentos que nos robaron, ChengCheng. Para volver a ver tu sonrisa que era sólo para mí. ¿No lo recuerdas?

Jiang Cheng se aferró a los barrotes de la celda, su cuerpo temblando con la fuerza de las emociones que lo atravesaban. Negó con la cabeza, los latidos resonaron en sus oídos, y su respiración se tornó irregular. La tensión en su cabeza se intensificó, y el dolor de cabeza que lo había atormentado regresó con más fuerza.

Vinculo Roto, ChengXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora