Jiang Cheng contemplaba en silencio cómo Wei Ying perseguía a A-Yuan por el jardín, entre risas cristalinas que se perdían en la quietud del amanecer.
Su corazón se estrujaba con una mezcla agridulce de emociones, aún abrumado por la intensidad de los recuerdos recordados. A veces cerraba los ojos y volvía a ver el cuerpo inerte de Wei Ying entre sus brazos, la desolación carcomiéndolo por dentro ante la pérdida irreparable.
Pero entonces los volvía a abrir y ahí estaba Wei Ying, rebosante de vida, correteando tras su hijo en un juego interminable. Tan real y tangible que llegaba a sobrecogerlo.
Jiang Cheng tenía miedo de que si pestañeaba demasiado tiempo, la visión se desvanecería como el espejismo que una parte de él aún se empeñaba en creer que era. Habían sido demasiados años de ausencia, demasiado tiempo lamentando su muerte como para aceptar su regreso sin más.
La risa cristalina de Wei Ying resonó nuevamente cuando por fin atrapó a A-Yuan entre sus brazos. Lo alzó por los aires, haciendo girar mientras el niño pataleaba encantado.
Jiang Cheng sintió que algo se le desgarraba por dentro con esa visión. Era tan similar a aquellos días de juventud en Lotus Pier, cuando la vida era más sencilla y la alegría de Wei Ying contagiaba cada rincón de su hogar.
Cuánto tiempo desperdiciado en rencores estériles, en palabras duras cargadas de dolor. Si tan sólo hubiera una forma de recuperar los años perdidos... Pero Jiang Cheng sacudió la cabeza, espantando esos pensamientos. El pasado había quedado atrás y lo único que importaba ahora era el presente que la vida le había devuelto casi milagrosamente.
Wei Ying notó su gesto y le dirigió una mirada inquisitiva.
Jiang Cheng se apresuró a componer una expresión más serena, restándole importancia con un movimiento de su mano. Wei Ying enarcó una ceja, claramente poco convencido, pero no insistió.
Jiang Cheng exhaló con discreción. Aún le costaba abrir su corazón y exponer esa vulnerabilidad ante nadie, ni siquiera con Wei Ying. Prefería refugiarse tras la seguridad de su fachada adaptada antes de que admitan sus temores. Pero sabía que no podría mantener esa muralla en alto por siempre. Más temprano que tarde, tendría que enfrentar el pasado junto a Wei Ying, con todos sus aristas dolorosas.
Por ahora, sin embargo, decidió hacer a un lado esas tribulaciones y concentrarse en apreciar la paz de la escena familiar. Vio cómo A-Yuan trepaba ágilmente sobre la espalda de Wei Ying, aferrándose a sus hombros entre chillidos de alegría. Wei Ying estaba encantado, sosteniendo las piernecitas del pequeño mientras trotaba en círculos.
Jiang Cheng contempló el cuadro con una sonrisa involuntaria, sintiendo que el corazón se le expandía de felicidad. Era reconfortante ver que, a pesar de todo, una segunda oportunidad les había sido concedida. Tanto tiempo lamentando la ausencia de Wei Ying, para ahora tenerlo no sólo de regreso a su lado, sino también compartiendo abiertamente su amor. Formando la familia con la que siempre soñaron en secreto.
Una familia... esa palabra seguía pareciéndole irreal. Durante años, Jiang Cheng se había convencido fervientemente de que nunca formaría un hogar. La posibilidad parecía haber muerto junto a Wei Ying. ¿Cómo iba a rehacer su vida con otra persona teniendo ese recuerdo imborrable clavado en el pecho?
Y sin embargo, ahí estaba ahora. Con la cabeza apoyada sobre sus rodillas, contemplando hechizado la escena que desmentía todos sus pronósticos lúgubres. Su familia, tan peculiar e inesperada, pero más preciada que ningún otro tesoro sobre la tierra.
De pronto Wei Ying alzó la vista y capturó su mirada a la distancia. Sus facciones se iluminaron con una sonrisa radiante, de esas que siempre lograban acelerar el corazón de Jiang Cheng sin remedio. Sin mediar palabra, Wei Ying se acercó con A-Yuan aún montado sobre su espalda. Se detuvo frente a Jiang Cheng y, con un brillo travieso en los ojos, se inclinó para rozar sus labios en la más casta de las caricias.
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Vinculo Roto, ChengXian
FanficWei Wuxian ha muerto, y con él se ha ido parte de la vida de Jiang Cheng. Rodeado de enemigos, su vida pende de un hilo delgado, que finalmente se rompe... junto con él. Acompaña a Jiang Cheng mientras enfrenta la desgarradora realidad de la muerte...