Primer amor IV

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Acabo de darme cuenta que ella me gusta mucho, yo diría que demasiado. Siempre supe que me observaba, nunca tuve en cuenta lo valioso que era su amor. Hasta ayer que pude decirle que me gusta, todo antes de eso, parecía un tipo de supervivencia. No me imaginaba junto a ella, pensaba que mi lugar era con una chica popular y de personalidad extrovertida. Me limité a sobrevivir por obtener un lugar entre la gente más notoria de aquí, y nunca estuve cómodo.

Si soy sincero, la empecé a desear desde hace ya medio año. Cuando todos decían que ella era la que se moría por mí y la señalaban, pretendía que no me importaba. Hasta ese día que uno de mis conocidos dijo que después de todo, era algo linda. Me puso algo irritado, no imaginaba que podría sentir amenaza alguna. Sí, le gusto, pero qué pasaría si uno de estos imbéciles pretende algo, ¿le dejaría de gustar?

No era arrogancia, no me enojé por miedo a que la chica que me observa tenga pretendientes, sino que eso me hizo dar cuenta que pensaba lo mismo que él, ella es en cierta forma, es atractiva.

Más allá de la apariencia, debo admitir que su discreción era agradable. Ser reservada la hacía atractiva, y aún es así.  Su voz no es la más femenina, pero vaya que me eriza la piel. Sus modos, sus movimientos son tan sutiles pero tan rudos también. Quién diría que lo que en realidad me atrae es totalmente contrario a lo que creía.

–Oye, Bo-gum. Qué tanto piensas, ¿por qué no me respondes?

Es verdad, estoy con este tonto que tengo por amigo, olvidé que ella no vino hoy. Quizá ayer fue mucho para su día.

–Cállate, déjame pensar tranquilo.

En verdad que este chico puede irritarme a veces.

–¿Qué? ¿Desde cuándo estás tan callado? Parece que lo que pasó ayer te tiene atontado. Cómo puedes abrazar a esa chica, todo eso te jugará en contra.

Pero qué dice, qué tiene que la abrace, además, qué le importa.

–Mejor no digas nada, así se notará menos tu falta de inteligencia.

–Pero si es verdad, Bo-gum. Ella es muy callada, nadie te hablará si sales con esa chica. Imagina lo que dirán las demás, la harán sufrir. Estarán celosas.

Olvidé que algunas mujeres pueden ser muy crueles. Qué debería hacer. Puedo llamarla, preguntarle cómo está. Se supone que eso hacen las parejas.
Dónde está, no recuerdo cómo la agendé.
¿Admiradora? No puede ser, era un idiota.

Tarda en contestar, qué significa, ¿está enojada?

–¿Hola?

Ahora qué digo, yo la llamé.

–Eh... Hola, soy Bo-gum. Pensé que quizá enfermaste, dime, ¿estás bien?

Qué idiota, porqué no puedo controlar mi voz.

–Bo-gum, no sabía que tenías mi número, yo no tengo el tuyo, por eso no sabía quien llamaba.

Cierto, su número lo saqué de la lista de aportes para una actividad de curso. Eso fue hace tanto que no recordaba ni cómo la había agendado.

–Sí, es que... Alguien de... Bueno, no importa. Yo quería hablar contigo, es que lo de ayer, aún no sé cómo te lo tomaste, y también quería verte.

–Yo también pensaba en cómo estarías tú, por eso no fui, para que hoy puedas estar tranquilo sin que nadie te cuestione o algo así. Además, iré mañana, así que no te preocupes, no estoy enojada ni nada de eso. De hecho, estoy nerviosa, nunca estuve en una relación, perdona si puedo llegar a incomodarte.

Es tan agradable, cómo puede tener esa tranquilidad y esa voz que me recorre el cuerpo con tan solo oírla. No necesita disculparse, ella nunca tuvo ni tendrá que hacerlo.

–Yo... Estoy listo, nadie me quitará mi tranquilidad. Así que ven mañana conmigo, además, quería saber si puedo verte hoy. Quiero decirte algo.

Me siento nervioso, mis mejillas arden, me siento como un niño enamorado. Me hace sentir que el amor también puede ser puro y cálido. A pesar de que ya tuve experiencias, porqué este sentimiento se siente nuevo, como si fuera la primera vez. Estoy seguro de que así se debe sentir el amor de verdad.

–Estaré en casa. Si pasas antes de ir a la tuya, llámame. Yo saldré para conversar, si es que te parece bien.

–Sí, claro que sí. Estaré ahí.

–Está bien, nos vemos, Bo-gum.

–Nos vemos.

Ahora que lo pienso, es la primera vez que parece ser más permisiva. Así que le gusto mucho, y tardé en valorarlo. Me siento diferente, tan conmovido por lo nuestro, como si fuera inocente de nuevo.

Empiezo a tener ideas poco decentes, es decir, no comprendo mi incapacidad con ella para hacer de las mías. Las novias que tuve siempre permitieron que yo haga lo que quisiera. Era tan intrusivo con ellas, las tocaba y hacía lo que me se antojaba. El sexo no es algo nuevo para mí, no lo negaré. En este momento no me veo capaz de besarla a ella, tengo miedo de arruinarlo. Aunque sí quisiera abrazarla de nuevo, tomar su mano, besar su rostro y labios, pero me es tan difícil imaginarlo sabiendo cómo es ella. Me doy cuenta que la respeto debido a su personalidad.









Historias adictivas "Park Bo-gum"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora