Capitulo 2: Acto académico, luna nueva.

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Roberto estaba muy contento, después de una larga carrera individual de constantes logros y noches largas quemándose las pestañas por fin iban a rendir frutos. El niño prodigio por fin dejaría la universidad para iniciar su vida laboral y profesional. Su carrera no era la más interesante pero se había ganado un reconocimiento de la Universidad de Valle Real, por ser el estudiante graduado con honores más joven de la historia de UVR. Consistía en un retrato a blanco y negro con su nombre en grande y negritas. 

Comenzando la mañana, Roberto ejecutó su rutina para días especiales religiosamente; Después de hacer un poco de yoga a la luz de su pequeña ventana, tomó una ducha exhaustiva, quería oler a hombre nuevo (sin éxito, ya que apestaba a bebé), tomó una gran taza de té de manzanilla, desayunó un omelette de jamón en su cafetería favorita, lavó sus dientes y se asomó a su closet buscando un outfit adecuado para presentarse al evento que había planeado y soñado durante los últimos 10 años. Sacó un conjunto de pantalón y camisa negros, se colocó un pulcro y hasta cierto punto divertido moño de corbata rojo-tinto, zapatos bien boleados y un saco de vestir con corte sport. Se acomodaba los lentes en el transcurso del viaje en tren ligero que esperaba tomar con puntualidad. Su estación favorita era Caleta Real ya que pasaba por debajo de una pequeña caleta artificial por el medio de la ciudad pesquera más reconocida de México. Con los audífonos a todo volumen y una sonrisa que daba miedo, Roberto le mostraba al mundo que estaba de buen humor, que sentía que por fin las cosas iban a fluir bien. 

Cuando entró al salón quedó extasiado con la cantidad de gente que charlaba y reía en el evento, claro también en presencia de la presidenta de Valle Real. Curiosamente la graduación se juntó con un evento que tenía en menta la señora Lourdes Valle Real, ya que estaba buscando un equipo de trabajo para su hijo y siguiente monarca de la "corona"; éste equipo tendría que ser de élite, a esa graduación asistiría tanto académicos reconocidos (ex alumnos), como también caras frescas representantes del tan grandioso progreso de la ciudad naciente. Era una oportunidad que el gobierno no podría dejar pasar, jóvenes inexpertos e ingenuos en busca de empezar a vivir una vida adulta "completa", fácilmente manipulables, que sabían una vez lograran envolverlos, los chicos no dudarían en cederles eterna lealtad casi comparable con la de los canes. 

Roberto intentaría dar su mejor imagen en el acto académico para probablemente ser uno de los elegidos para formar parte del equipo del "príncipe". En el acto también hizo acto de presencia un escuadrón de élite de las fuerzas especiales de Valle Real, lo que era un poco extraño, ya que nadie sabía de que trataba éste nuevo proyecto para el hijo de la presidenta, siempre murmullos y chismes, pero nunca una realidad coherente. El evento fue una maravilla muy emotivo todo, lleno de lágrimas y gritos eufóricos, la emoción se podía percibir en el aire, había muchas familias orgullosas de sus miembros recién licenciados. Roberto entonces se sintió triste, y extrañó con gran fuerza a su padre ahora ausente, y su madre que algo indispuesta permaneció en casa con todo el dolor de su corazón. Sin embargo allí estaba el amor de su vida, la persona que le llenaba de luz las mañanas, igual se fue temprano, requerían a su flechazo en el trabajo explotador que tenía. Pero se secó las lágrimas que rodaron por sus mejillas y continuó aplaudiendo con emoción desquitando todos sus sentimientos, que de golpe comenzaba a sentir.

Al terminar las palabras alentadoras de su director, el doctor Astro; Comenzó la reunión social, habían puesto una barra de café y postres ya que en unos minutos se daría inicio a la selección del hijo de la presidenta. Las familias se comenzaban a retirar y solo quedaban aquellos que aspiraban a un puesto de gobierno bien pagado que seguramente les daría una muy buena oportunidad de retiro. 

Roberto se sirvió una taza de café en la barra, a un costado de él se encontraba un hombre joven e imponente, bastante alto y tonificado, de piel apiñonada, su corte militar dejaba ver algunas cicatrices, con la ceja izquierda dividida por una de éstas marcas, de rostro afilado, vestía botas altas de cuero, pantalones cargo beige y suéter negro de manga larga, destacaban mucho sus ojos oscuros como el café amargo que se preparaba. Lo miraba con curiosidad atentamente, algo en él le llamaba la atención, incluso tenía cierto carácter hipnótico. Sin dejar de agitar su café con la pequeña cuchara, el hombre desconocido notó su mirada, -"¿Qué miras mocoso?"- recitó en un tono agresivo pero desinteresado. Roberto solo pudo atinar a mover su mirada a otro punto y sonrojarse, de repente sentía mucha vergüenza por haber incomodado al "señor". Poco a poco, pero con seguridad se acercó un tercer hombre trajeado, de un vestir pulcro, piel morena clara, rostro agradable, se podía notar a través del traje que estaba marcado, probablemente solo un poco más alto que Roberto, reloj en su muñeca y se podía distinguir su fragancia nadando por las fosas nasales de quien estaba cerca, su semblante no se caracterizaba por ser imponente más bien compasivo, pero al mismo tiempo se le notaba algo de agresividad y fuerza en la forma de su mirar. 

Héroes de la noche: sangre y esperanza (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora