Capitulo 5: Rivales de traición y compasión.

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Roberto apenas llegaba a su casa, Fernando ya le reconocía, para él era una maravilla haber ganado la mínima confianza del hijo de la presidenta en tan poco tiempo. Roberto trabajó muy duro el resto de la tarde en el proyecto, estaba concentrado mientras de fondo se reproducía su playlist favorita. Pasadas unas horas llamaron a la puerta, se apuró a abrir, se había olvidado que esa noche la pasaría con la persona que le hacía brillar la mirada, con quien le mostraba los colores más bonitos del arcoíris. Y obviamente al tenerle enfrente sonrió como loco. -"Hola Bobby, llegué un poco tarde pero te agradezco por esperarme. Por cierto te traje un poco de comida china, pasé por el distrito Kintsugi y te compré unos rollitos primavera también, me imagino que como de costumbre se te olvidó comer, ¿Ya decidiste la película que veremos hoy?"- Pronunció con una sonrisa en la boca. -"No debiste molestarte tanto Emilio, además voy llegando precisamente de comer con Fernando. Lamento decepcionarte, estoy algo cansado, no creo que pueda ver una película completa"-.Replicó Roberto.  -"¡Oye pero es día de película!"- Emilio hizo un puchero bastante infantil, considerando que es un hombre más bien grande. -"¡Ya pásate! Te extrañé mucho hoy así que no desperdiciaré un solo segundo"-. Roberto soltó una risa bastante calmada, mientras le ayudaba a Emilio a entrar al piso ya que cargaba un par de bolsas que parecían ser pesadas. La pareja se dio un beso antes de seguir existiendo, al terminar de acomodar las bolsas y las cosas de Emilio estar ya guardadas en la habitación, procedieron a ponerse la pijama. Mientras Roberto elegía una película para ver, Emilio buscaba entre las cosas de su novio un par de palillos para comer. -"¿Qué tal tu primer día de trabajo terroncito de azúcar?"- Emilio comenzó la conversación. -"Definitivamente Antonio me odia, quiero decir, hoy se molestó horrible. Me insultó de mil y una maneras, pero no entiendo que le hice, yo solo lo admiro mucho, es muy fuerte y confiado. Fernando se disculpó conmigo porque dice que no me ha prestado la suficiente atención, por eso fui a comer con él"-. Roberto suspiró, miró a Emilio y se sintió bastante reconfortado, su novio es la clase de persona que despiertan cierta ternura, dan ganas de abrazarlo. -"Cariño, despreocúpate por eso, no tienes que caerle bien a todos, tu mamá y yo te amamos con todo el corazón, eso es suficiente. Además ya encontré los palillos así que, ¡BAM! estamos listos para todo"-. 

Comenzaba a oscurecer y el ambiente se ponía cada vez más frío, pero no para la pareja , Emilio rodeaba a Roberto con sus brazos, yacían acostados en la cama, los rodeaba la oscuridad de la habitación únicamente interrumpida por el brillo de la pantalla que reproducía una película más bien dominguera, cuando el joven graduado se quedó profundamente dormido, Emilio seguía viendo la película cuando escuchó los suaves ronquidos de su pequeño novio; Como ya era costumbre, quien terminó comiéndose la comida china fue Emilio (excepto los rollitos primavera y el té helado, Roberto tendía a ponerse violento si Emilio se atrevía a siquiera pensar en comérselos), al darse cuenta que su pareja se encontraba volando por el sueño REM, apagó la pantalla, le dio un beso en la sien y sin soltarlo ambos se sumieron en el silencio tranquilo donde el único sonido audible era la respiración coordinada de los tiernos amantes.

-"Señor Valle Real, espero que no esté afectado por los acosos de esos aficionados reporteros de farándula"-. comentó Arturo buscándole la mirada a Fernando a través del espejo retrovisor del coche. -"No te preocupes Arturo, estaré bien, me preocupa un poco lo que dirá mi madre, si ya estaba molesta ahora estará peor"-. El rostro de Fernando ilustraba un sentimiento de decepción e intranquilidad. Todo el camino fue puro y profundo silencio, el coche se sentía bastante pesado, incluso Arturo intentó sacar tema de conversación pero nada resultó. Cuando al fin llegaron a su destino, Fernando bajó del coche y le agradeció a Arturo, se dirigió directamente a la oficina de su madre, a pesar de vivir ahí de toda la vida, ese maldito pasillo siempre le pareció horrible, pasar a través de ese par de muros le sofocaba y comenzaba a recordar viejos recuerdos que quería enterrar en su memoria. Cuantas veces le llamó su madre desde su despacho para regañarlo por no asistir a sus clases de oratoria política, debía tener excelencia académica, a fin de cuentas él sería el siguiente gobernador de Valle Real, no podía ser una persona irresponsable o inculta, -"Ser el heredero de nuestra ciudad es un cargo importante, no te puedes dar el lujo de salir de casa a perder el tiempo con tus amigos, ellos no son tus amigos, están contigo por interés"-. Le decía su madre a cada oportunidad tuviera. Recordaba con mucho pesar esas palabras; Fernando siempre pensó que sus intereses debían pasar a segundo plano, siempre es más importante cumplir con sus responsabilidades familiares y políticas. Las personas que lo rodeaban siempre terminaban desistiendo, nadie tenía la oportunidad de verle si estaba ocupado ayudando a su madre. Cada vez que intentó explicarle a su madre cuán exhausto se sentía, Lourdes siempre le daba más tareas. -"Claro que puedes, por eso te estoy educando, para que seas el líder que Valle Real necesita"-. Lourdes estaba segura de que Fernando debía y podía cumplir con sus labores. A pesar de todos esos recuerdos logró llegar al otro lado del pasillo, y ya podía escuchar la voz de su madre recriminándolo como siempre. -"Fernando, espero que estés consciente de éste desastre, las personas ya comenzaron a hablar, y ahora estás en todos sitios. Como es costumbre no demuestras que puedes manejar la situación"-. Fernando permaneció en silencio tras la reprimenda de su madre. Su sangre hervía de impotencia, quería gritar pero por contenerse solo atinó a suspirar un: -"Lo siento madre, yo lo resolveré"-. La mujer lo miró fijamente y remató con la estocada final. -"¿Lo vas  a resolver igual que todo lo demás? Si es así, mejor no hagas nada. (Hubo un silencio repentino y asfixiante) Ya puedes irte"-. Lourdes aún no terminaba bien de pronunciar tan duras palabras cuando el celular de Fernando vibró, al contestar la llamada Valentín yacía desesperado. -"Señor Valle Real, una señorita se presentó y demanda verlo, dice que le conviene atenderla y que no se irá hasta verlo; Yo sé que es tarde señor, pero le pido que venga a atenderla por favor, no sé cuanto tiempo pase hasta que la señorita me apuñale"-... 

Héroes de la noche: sangre y esperanza (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora