Capitulo 4: Prensa hambrienta.

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-"La escandalosa noticia está en todos lados, me pregunto como diablos es que la prensa se enteró tan rápido, a mí me costó un par de horas enterarme. Casi podría jurar que tú tuviste algo que ver con todo esto. Explícate"-. Exigió Lourdes con una expresión de bastante molestia. -"No tengo ni idea madre, fui a hablar con don Martín como pediste y él me dio la información en cuanto se enteró, pero yo sé que él no fue, tiene toda mi confianza"-. Fernando resopló visiblemente molesto. -"Ese es el problema, tiendes a confiar en muchas personas. Agárrate bien los pantalones y empieza a tomar enserio tu responsabilidad como el heredero de la presidencia, ya no tienes diez años"-. La presidenta se comenzaba a cansar de las actitudes de su hijo ante las crisis políticas que surgían. Ella tenía que lidiar con todo, tenía que saberlo, anticiparlo, o al menos fingir que lo sabía. Habían más preguntas que respuestas y eso le molestaba ya que a pesar de voluntariamente tomar el mandato de la ciudad por querer hacer de Valle Real una ciudad respetable, no contaba con lo exigente que su labor se convertiría; Y parecía que a nadie más le importaba echarle una mano con la tan exigente tarea. -"Si tan solo escucharas a los demás y no te preocuparas tanto por las apariencias podrías resolverlo con más facilidad, pero aquí nadie sabe más que tú. ¿Cierto?"- Fernando recriminó. -"Tu padre jamás a querido ayudarme con el cargo, él solo se enfrasca en su computadora. ¡Malditas teclas, puta pantalla, las mira más que a mí!"- Su madre comenzaba a sentir una presión en el pecho. -"Al menos mi padre asistió a mi graduación, me enseñó a cazar, estuvo allí cuando te necesité. A mis ojos fuiste tú quien nos dejó de lado a nosotros, siempre fue más importante tu trabajo"-. Fernando sintió un fuerte arrepentimiento, pues sabía perfectamente el efecto que tendría en su madre. Pero quería sacarlo desde hacía tanto tiempo. Ambos permanecieron en silencio, Lourdes tenía la cara roja y un poco hinchada, dio un par de vueltas a su oficina, se llevó la mano izquierda a los ojos y suspiró. -"Quiero esa estúpida exhibición de vuelta, ahora que tienes un equipo ese va a ser tu primer trabajo. Ah y quiero que encuentres al boca floja que fue directo a publicar la noticia; Si, incluso antes de comenzar a planear el proyecto de seguridad"-. Lourdes finalizó apuntando a la puerta. -"Vete Fernando, y no vuelvas si no tienes nada positivo que decir"-. 

Roberto tenía que presentarse temprano en la oficina de Fernando para firmar su contrato, así que esa mañana se saltó el desayuno. Intentó ocultar el cuchillo lo mejor que pudo, pero en su huevito de casa era bastante fácil encontrarlo. Así que se llevó el cuchillo en su mochila. En el camino se repetía: "Valentín Ruiz, Valentín Ruiz", así no lo olvidaría y sabría con quien debe dirigirse. Pudo ver en su arribo que el famoso secretario estaba llegando a la oficina con los ojos llenos de cansancio y en silencio, además Antonio ya se encontraba allí y recordó lo que había asumido la noche anterior, con un poco de vergüenza y según él disimuladamente comenzó a buscarle heridas notorias a su nuevo compañero para tener más indicios, pero la tarea le resultaba bastante difícil por dos principales razones: Uno, Antonio cargaba con bastantes prendas que cubrían la gran mayoría de su cuerpo;  Dos, se estaba comiendo la cabeza intentando encontrar una forma de verle que no fuera solo de reojo, le comenzaba a doler la cabeza. -"¿Se te perdió algo niño?"- Dijo Antonio en voz alta sin dirigirle la mirada al pobre Roberto que ahora se encontraba rojo. -"¿Siempre tienes que ser tan hostil? Un simple buenos días habría bastado. Si nos vamos a ver a diario creo que deberíamos empezar por llevarnos un poco mejor, quiero decir, mínimo intenta tolerarme"-. Ésta vez Antonio le miró directamente a los ojos. -"Mira niño, no estamos en parvularios, no vine a hacer amigos. Y tienes razón, no te tolero, así que hazte un favor y no vuelvas a cruzarte en mi campo de visión. Ignórame, así como te ignoro yo, a ti"-. Antonio le quitó la mirada de encima y se disponía a subir las escaleras, pero Fernando lo interrumpió. -"Señores, no quiero esas actitudes en mi equipo. Es cierto que no vienes a hacer amigos, pero tratemos de llevar la fiesta en paz, a fin de cuentas nos vamos a tener que ver las caras demasiado tiempo como para estarnos peleando cada cinco minutos; Y ahora que me acuerdo, que bueno que llegaron temprano, necesito que después de firmar su contrato pasen a mi oficina, surgió una emergencia"-. La cara de Fernando cambió drásticamente a una mucho más seria, subió las escaleras y por primera vez Roberto y Antonio se miraron genuinamente con una confusión preocupante. -"Sus contratos, su firma aquí y aquí por favor"-. Con una mirada sin expresión Valentín les entregó sus respectivos papeles, deseando no volver a ver a esas personas en su vida entera. -"Les voy a pedir de favor no vuelvan a discutir tan temprano en mi oficina. Es lunes, no me he tomado mi taza de café, estoy harto de mantener siete gatos y además lidiar con un par de ególatras que no son capaces de sobrellevar una conversación humana y civilizada. Así que firmen y váyanse a la oficina de don Fernando porque no le hace mucha gracia tener que esperar, y menos cuando tiene ese tipo de expresiones en la cara"-. Valentín se introdujo con los hombros caídos y esa expresión en la cara que gritaba "alguien máteme" a la parte trasera de su oficina, donde le esperaba en la cafetera una buena porción del sagrado elíxir, además de tener oculta entre las cajas y archivos una botellita de ron blanco que, usaba claramente los lunes.

Héroes de la noche: sangre y esperanza (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora