Capitulo 7: El rugido del rey, primer paso.

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-"Emilio basta, tengo que trabajar"-. Decía entre risas Roberto mientras su novio le besaba el cuello. -"¿Porqué no puedo disfrutar de ti un poco más antes de irme a ese intercambio de trabajo?"- Roberto lo miró fijamente levantando su cabeza ya que Emilio lo rodeaba con sus brazos por la parte posterior de su espalda. -"No vayas"-. Eso quisiera él, Emilio saldría de la ciudad unas semanas por su intercambio de capacitación, así que la joven pareja se separaría durante casi un mes. -"Debo ir, pero eso no me quita las ganas de tenerte entre mis brazos"-. Levantó a Roberto con sus brazos, que no fue difícil, ya que no pesaba más de cincuenta kilos. -"Emilio bájame, tengo que terminar mi reporte y además tú deberías empezar a empacar"-. Rio nuevamente. -"Por favor, déjame despedirme de ti como es apropiado. Quiero llevarme estos días un recuerdo de ti"-. Le guiñó un ojo, provocando un beso en los labios bastante apasionado. El beso comenzó a ser cada vez más y más intenso, sus sentidos comenzaban a expandirse. Emilio y Roberto se fundieron en un abrazo y al dar un paso hacia la cama, el equilibrio les faltó, ambos se desplomaron sobre las sábanas de lino que le había regalado a Roberto su abuela. Las manos de Emilio comenzaron a explorar el cuerpo de su amante, Roberto no se quedaba atrás, sus mejillas comenzaban a tintarse de rojo, sus respiraciones aunque algo exaltadas se hallaban en armonía y rítmicamente coordinadas. El beso se transformó en un millar de ellos, cada vez que sus miradas se cruzaban había una pequeña explosión en el cerebro de ambos. Los suspiros gritaban las alabanzas de un viejo rey, que cantaba solo al viento por su ventanal. No era un encuentro triste, era un encuentro reconfortante, ambos buscaban la manera de mantener ese momento en su memoria, que les durara cuantos días fuera necesario, el resto del mundo no lo entendería, era la súplica de dos jóvenes amantes por no separarse. Cuando el corazón ama demasiado, cada segundo lejos de su amado era una eternidad, el orgullo de ambos los hacía buenos controlando los impulsos físicos; Pero la mente también tiene necesidades. Una vez más Roberto sentía que estaba viviendo en un sueño, podía ver en el rostro de su pareja palabras, palabras que la mente no entiende, solo el corazón; decía "no quiero ir". Sus voces jugaban atrapadas, sentían que pronto todo se desvanecería y en el clímax tuvieron miedo, miedo de no volver a ese hermoso sueño. Un último beso selló los labios de ambos quienes bañados en "te amo". Tomaban sus manos con fuerza como el niño que se aferra a su madre por inseguridad. -"Ve a preparar tus maletas cielo, ellos no esperarán por ti; Pero yo te esperaré cuanto sea necesario"-. Emilio estaba agradecido con el universo por darle la vida que había soñado, aunque él tuviera cosas que aun no eran reveladas. -"Iré a mi departamento a terminar mi equipaje. ¿Podrías ir a despedirme en la estación de autobuses?"- Nadie podría resistirse a la mirada de cachorrito de Emilio, asintió con la mirada y rodeó su mejilla con su mano.

Fernando levantó la ceja al mirar a Roberto. -"Me dijiste que ibas a tener el reporte listo ésta mañana y ya son la una y media, ¿Qué sucedió?"- Roberto frunció el ceño y miró hacia una de las esquinas del techo de la oficia mientras recitaba entre cortado: -"T-tuve un p-pequeño contratiempo"-... Antonio miraba de reojo a Vanesa sin dejar de prestarle atención al lenguaje corporal de su pequeño compañero. -"Tuviste un contratiempo, o tuviste sexo"-. Roberto se ruborizó y casi gritando remarcó: -"No, no; Tuve un contratiempo y ya"-.  Fernando entre algunas risitas preguntó: -"¿Quién es la afortunada?"- Vanesa interrumpió. -"Está bien Roberto, es algo que el señor Valle Real entiende"-. Vanesa también sonreía aunque permaneció en silencio. -"Insisto que fue algo que salía de mi control, pero el reporte está listo Fernando, es lo único que debe preocuparnos ahora"- Roberto cruzó los brazos. -"Está bien Roberto, somos amigos, puedes contarnos"-. Antonio puntuó: -"Difiero, no somos amigos"-. El ambiente era muy extraño, comenzaba a sentirse algo pesado, algo como un elefante en una habitación. -"De cualquier manera, tienes razón en que ahora debemos enfocarnos en trabajar; Según el reporte de Roberto en estas áreas de la ciudad es donde se han reportado mayor números de actividad criminal, del tipo vandálico"-.  Fernando apuntaba a diferentes secciones del mapa virtual desde el proyector holográfico marcadas con diferentes colores. -"Antonio y yo repartiremos la seguridad que hemos contratado, Vanesa y tú pueden ayudarme a comenzar la planeación de una ruta para la seguridad móvil. Además pueden comenzar a escribir una nota para hacer pública la información del proyecto, necesitamos algo impactante, algo que opaque el robo del museo"-. Roberto asintió pero ni corto ni perezoso preguntó: -"¿Podría tomar la noche libre? Ya sabes sin que me llamen"-. Fernando alzó la ceja, una vez más. -"¿Podría saber para qué quieres la noche libre?"- Roberto soltó aire por la boca. -"Iré a despedir a un ser querido en la estación de autobús, saldrá un tiempo"-... -"¡SEXO!"- Antonio gritó mientras daba vueltas en su silla, pero mientras mantenía una cara sumamente seria y tétrica. Fernando reía y Roberto se encogía de hombros. -"Claro, puedes tomarte el resto del día a partir de las cinco de la tarde"-. Fernando volteó hacia Antonio pues comenzarían a discutir la planeación de distribución. -"Señorita Robles, ¿le parecería mejor ir a trabajar a mi departamento? Digo ahí tengo todos mis documentos y podría invitarle una taza de café"-. Vanesa sonrió y asintió. -"La verdad iba a sugerir ir a una cafetería porque la presencia de Antonio me estresa. Pero me agrada la idea, iré por mi abrigo, comienza a hacer frío temprano. Lo esperaré en la recepción señor Madrigal. ¿Puede encargarse de comentárselo a Fernando verdad?"- 

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⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

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Héroes de la noche: sangre y esperanza (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora