EPÍLOGO - PARTE 1

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La joven Karen de diecisiete años, corre con sus pocas fuerzas para escapar de unos chicos que le están exigiendo cuota por vender dulces en las avenidas.

Su falta de alimentación es la culpable de que sus piernas no den más, y se deja caer frente a la entrada de un bosque.

Los jóvenes llegan con ella y alzan sus manos que sostienen piedras demasiado grandes.

Cuando están a punto de arrojárselas, escuchan una voz siniestra.

–¡Lárguense de mi bosque!

La voz repite dos veces la orden al tiempo en que se escucha más fuerte y los jóvenes levantan la vista, pero al ver a un ser deforme, sueltan las piedras y se echan a correr despavoridos.

La atemorizada jovencita, abre los ojos y mira cómo huyen sus perseguidores.

La curiosidad le gana y voltea hacia dónde escuchó la voz. Su corazón empieza a latir por el temor que le produjo encontrarse con un ser un poco más alto que ella, de cara arrugada, ojos tan rojos como su cabello largo, y vestido con un traje verde, demasiado estrafalario.

–¿Qué tanto me ves, humana? –el ser le habló molestó por su insistente mirada –¿viniste aquí para ver al monstruo del bosque?

–No, yo... –el miedo la tenía paralizada, pero recordó que esa criatura la salvó de la maldad de esos chicos –¡discúlpame! –se levantó y camino hacia el extraño ser –me llamo Karen –extendió su mano, sin embargo, él no hizo el intento de devolverle ni el saludo, ni el gesto –¡oye!, en serio lo siento. Sé que fui grosera, pero tú estás siendo más grosero al dejarme con la mano estirada.

–¡Acércate más! –la retó con fastidio.

Karen hizo lo que le pidió, pero a unos centímetros de llegar con él, chocó con algo y aunque golpeo con sus puños lo que sea que la separaba la criatura, no logró avanzar más.

–Nadie del mundo humano puede traspasar la barrera que existe alrededor del bosque siniestro –el ser dijo y se cruzó de brazos –mi padre usó casi todo su poder para sellar la entrada.

–Entonces, ¿la leyenda del bosque es cierta?

–¿De qué leyenda hablas, niña?

–¿Cómo es que no la has escuchado? –sonrió porque pensó que le estaba mintiendo –no hay nadie en esta ciudad que no conozca la leyenda de la hermosa humana y el malvado duende del bosque.

–No la conozco porque apenas hoy se me ocurrió venir a observar la ciudad que habitan los malditos humanos.

Karen lo observó más a detalle y recordó que una anciana del albergue, le contó cómo es la apariencia de los duendes.

–¿Tú eres ese duende que aparece en la leyenda?

–Si me dijeras lo que dice la dichosa leyenda, podría responderte.

–No soy buena contando historias, pero te diré lo que recuerdo –se aclaró la garganta antes de comenzar –"Cuenta la leyenda, que una mujer humana fue secuestrada por un duende maligno para procrear con ella un engendro igual a él... Un día, esos monstruos aparecieron en el parque para comerse a los niños, pero los valerosos hombres humanos los enfrentaron y los obligaron a huir al bosque... En venganza, el duende hechizó a la hermosa humana para que durmiera por la eternidad... Cada noche, el alma de aquella mujer, recorre las calles de la ciudad y cuando llega al bosque, se puede escuchar su llanto".

El rostro del ser cambió sus facciones molestas, por una expresión de asombro.

–¿Cómo saben que esa mujer llora al llegar al bosque?

EL TRIUNFO DEL DUENDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora