Creamos nuestra luz 💥31💥

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Me sentía un poco mareada al abrir los ojos, no recordaba porque estaba en el suelo, mis manos se recargaron en el suelo para ayudarme a pararme sin lastimarme. Era de día, pero los árboles hacían que la luz no pasara muy bien hasta donde yo estaba. Me sentía entumecida, y como no, había estado dormida por 5 meses.

¿Espera?

¿5 meses?

Eso no lo sabía hace un momento...

Me quedé ida, viendo el tronco de un árbol maduro por un lapso de tiempo largo. Tal vez debería de regresar a la academia... ¿Pero qué academia? La de héroes, obviamente, si si, debería de ir, a lo mejor algo me hacía recordar el porqué mis ganas de ir.

Me sabía el camino de regreso pero no recordaba nunca haber ido, la academia era grande al igual que los héroes que salen de allí, de hecho ¿que será de ellos? Muchos renunciaron a su profesión, tal vez ya no sea como antes. Espero mis amigos sigan esperando mi llegada, porque tengo amigos, ¿no? Si, si tienes _____, que bonito nombre ______~ y es mío. Uraraka me ha de extrañar al igual que Kirishima y Bakugō. ¿Bakugō me extrañará? ¿No le caía mal yo? Cierto, eso era antes ahora somos... novios, o hasta ahí me quedé yo.

Me confundía recordar de poco en poco las cosas pero era mejor eso a no volver a recordar nada. Empecé a acercarme a la academia, a recordar cómo era por dentro y mi salón de clases. Recordaba cómo usar mi don a la vez... me volví luz y comencé a atravesar el aire sin estar tocando el suelo, la sensación es familiar, y muy cómoda, tal vez siempre lo usaba. Mi salón tenía ventanas, seguro que mis amigos me podrán ver desde ella, solo tenía que saber cuál eran los ventanales de mi salón. Quería ver a mis amigos, pero seguramente ya habían cambiado de salón. Quería verlo más que a nada a él, necesitaba ver cómo estaba, pero también las preocupaciones que en algún momento olvidé volvieron, sobre si para el todavía mi presencia sería la misma.

Descendí hasta quedar en el suelo, pasé por la entrada de la academia buscando en los salones el indicado. Pase a un salón que estaba entreabierto y no había nadie, seguramente estaban entrenando, luego abrí el siguiente, interrumpiendo una clase de primero, mi hermano debería estar ahora en 3-, y justamente abrí un salón donde vi el "3-B" en la puerta, viendo una apariencia familiar, en efecto, era el.

—¿Haruka? — pronuncié, captando su atención al instante.

—_____...¡_____! — se levantó de inmediato de su silla y corrió a rodearme entre sus brazos —. Ah pasado mucho chicuela. — "Chicuela" había recordado el apodo de cariño que mi hermano me tenía.

—Pareciera que sí... Buscó mi salón, ¿sabes dónde queda? — le pregunte.

—¿Tanto quieres alejarte de mí? — fingió indignarse mientras terminaba señalándome la puerta. — Ha pasado mucho tiempo _____, tal vez algunas cosas sean diferentes, solo te digo.

El timbre sonó y Haruka se despidió con su mano mientras se regresaba a su salón de clases, estarían por empezar otra clase, tal vez debería de entrar a ver a mis compañeros. Un volcán de emociones parecía ocultarse dentro de mi estómago, tantas sensaciones que no podía procesarlas por completo. Tome un suspiro, percibiendo el olor al que me había desacostumbrado, acercándome a la puerta de roble que llevaba escrito en toda su área "2-A", me sentía como cuando llegué por primera vez a la academia, sin conocer por completo lo que estaba por esperarme, era como si envés de haber progresado me hubiera quedado detrás de mis recuerdos, que aún seguían siendo dudosos para mí, aunque los recordara eran como si todavía no los pudiera aceptar por completo.

Acercando mi mano a la puerta escuché como el salón era un desorden, las risas que emanaban de todos los estudiantes que ahí se encontraban cesaron al escuchar la puerta abrirse, se volvieron todos hacia mi quien dudosa asomo la cabeza por la abertura y me quedé quita al sentir todas la miradas.

—¿_____? — escuché una voz femenina, recordé de quién era al identificar que la misma castaña se levantaba de su pupitre, con la misma cara llena de asombro como el resto de la clase.

Escucho como la volvía a llamar y se acercaba a ella, se unieron en un abrazo sonriéndose mutuamente. Pensó que no recordaría nada de su vida al despertar pero tal vez algo la hizo recordar al instante todo lo que tenía detrás.

—¿Sabes dónde está Katsuki? — habló la pelirroja quien miraba a su alredeor buscando por el salón a su rubio.

—Había salido al baño, pero estará alegre de verte. Ha estado más enojos que de costumbre. — le susurró aquello último que había dicho para girarla por los hombros, haciéndola ver a quien caminaba en sentido a donde estaban.

Solo lo observó, recordando todo de él, su cabello tenía una forma diferente, pero seguía viéndose igual de sedoso que la primera vez que lo toco, sus sentidos se afinaron cuando ya estaba cerca, oliendo a la perfección la colonia que sabía que le gustaba a ella. Aún el seguía hablando con el pelirrojo de su amigo hasta que el lo detuvo para que viera lo que había frente suyo. Estaban la pelirroja y el cenizo frente a frente, sin decirse ni una palabra, el tiempo que había el esperado, o ella recordándolo pareciera no haber influido en nada, porque sus miradas se conectaron para saber que con eso no tenían que saludarse.

La emoción de los dos se representaba en ellos haciéndolos quedarse inmóviles, gracias al empujón de los amigos de los dos no hubieran logrado sacarlos de su trance. No pudo evitar la pelirroja abrazarlo por el cuello, poniéndose de puntas.

Ahora estaban solos, sus dos amigos se metieron al salón chocando las palmas de sus manos, dejando a aquel par de tórtolos hacer el ridículo en el pasillo vacío. ______ solo podía restregar su nariz en la curva del cuello de su novio, aspirando el aroma relajante que traía puesto.

—Te extrañé. — fueron las primeras palabras dichas por parte del cenizo, mientras apretaba su agarre en la cintura de la chica.

—Créeme que yo igual. — alzó la mirada, y le plantó un tierno beso en los labios.



FIN

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Creamos nuestra luz | Bakugou KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora