Pilladas

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Capítulo 9
Pilladas

P.O.V Charlotte Austin

En una ocasión, mientras observaba imagen tras imagen en mi cuenta de pinterest, leí una frase. Esta decía que primeramente era necesario conquistar la mente, luego de eso, la ropa caía por si sola. Engfa Waraha seguramente había leído esa frase en algún momento de su vida...y yo estaba sufriendo las consecuencias.

Mi mente se sentía fascinada por la castaña, por su sonrisa y sus comentarios, su audacia e inteligencia. Por su belleza y simpleza. Tanto sus virtudes como sus defectos los encontraba fascinantes. Desde su paciencia al momento de esperar la comida en un restaurante hasta sus comentarios mordaces cuando su hermano Tul intentaba controlarla.

Habíamos regresado a Tailandia hace cuatro días y durante cada minuto que yo la observaba interactuar con su familia, me encontraba aun mas fascinada. Ella había estado muy ocupada en los últimos tres días, se la pasaba en la empresa con sus hermanos. Le veía únicamente cuando salía de la oficina a preparar café; me miraba, sonreía y volvía a la oficina.

Y en mi locura, me encontré fascinada incluso por sus manías. El primer día en la empresa me senté fuera de la oficina, junto a Tina, quien leía el periódico concentradamente. Waraha habia salido dos horas luego de la oficina de Nudee, murmuraba entre dientes. Una secretaría se ofreció a prepararle el café, pero ella solo frunció el ceño.

- Tengo gustos específicos; lo prepararé yo misma.- había comentado, pero su sonrisa amable cubría lo agrío de su comentario.

Waraha se estaba adueñando con rapidez de mis pensamientoa y de mis sentimientos. No solo la pensaba a cada instante sino que soñába con ella. Deade sueños dulces hasta otros indecentes que me hacían despertar y correr a la ducha.

-¡Vamos, Charlotte!- anunció P'Fa con voz clara y firme mientras salía de la oficina. Me levanté rápido, acomodando los espejuelos de lectura que muy pocas veces utilizaba.

-¿A la casa?- pregunté alcanzándola, ella daba pasos largos hacia el elevador.

Engfa no respondió hasta que las puertas del ascensor se cerraron dejándonos solas. Entonces, giró el rostro con una enorme sonrisa. Era su sonrisa verdadera, esa que no habia tenido la dicha de contemplar en los últimos días.

- A donde tu ordenes. Si tengo suerte probaré esos gloriosos Noodles que con tanto orgullo defendías.- me dijo con una guiñada.

-¿Ahora?- pregunté frunciendo el ceño.

- Logré terminar las tareas que Tul me encomendó así que si, ahora.- me respondió y las puertas del elevador se abrieron en el estacionamiento.

La seguí de prisa, porque Waraha no se detenía. Estaba procesando que esto era una cita cuando ella me había dejado atrás. La alcancé, nerviosa, pero decidida a lograr que esto funcionase. En esta ocasión era mi oportunidad de crear la cita perfecta. O...por lo menos, intentar que la pasasemos bien.

- Son las seis, no he comido mas que una barra de proteína en el almuerzo así que...usted conducirá hasta nuestro destino. Y que sea lo mas rápido posible porque muero de hambre.- solicitó Engfa y girándose en mi dirección, me arrojó las llaves de su auto descapotable negro.

Subimos de inmediato y como de costumbre, ella encendió la radio mientras yo arrancaba el auto. Bruno Mars sonó en la radio y pude ver la sonrisa de Waraha cuando reconoció la letra. La vi acomodarse en el asiento con su perfecto traje rojo y subir el volumen.

La música sonaba clara y alta. Mis ojos se movían instintivamente hacia Waraha. Siempre que le miraba la encontraba sonriendo como el gato que sabe que por más que el ratón corra, lo va a atrapar. Pero ella estaba confundida en algo: yo no era un ratoncito indefenso y definitivamente no estaba corriendo...sino que deseaba ser quien la atrapase.

Mimetismo: Nada es lo que Parece (Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora