¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si Mihawk tuviera que recordar el día que conoció al capitán de los rojos lo describiría como un día colorido y trágico para ambas partes. No porque tuviera miedo a reconocer a la persona que el destino puso como su todo si no porque ese día no fue el correcto, ni el mejor de los casos. Y su Mihawk estuvo presente para conocer al hombre que tenía como título "rey de los piratas" toda su atención fue directamente hacia el muchacho de cabellos rojos.
A simple vista podía ver el dolor que estaba sintiendo y como si su luto fuera contagioso ese día también logró sentir la sensación de perder a alguien pero con doble de fuerza. Como no era una persona de llorar espero a que todos los piratas salieran corriendo de la plaza para ir en busca del One Piece.
Dejando que el chico atravesará por su luto, no interferiria y no tenía por qué hacerlo. Solo era una pequeña distracción y un poco de empatía que estaba sintiendo e ignorando todo para seguir con su viaje por el mar un chico de cabello turquesa choco con él.
Su primer pensamiento era ignorar lo que había pasado y seguir con su rumbo pero la "molestía" no lo sentía así, se aferró a su chaqueta con estampado de flores y rogó por ayuda. Mihawk no entendía, no lo quería hacer y una pulsada en su espalda hizo que considerara la oferta de ayudar para ser ayudado.
No consoló al niño que tenía unos cuatro o cinco años menor que él, tampoco le dió abrazos o palabras de aliento solo dejo que se aferrara a su persona y de alguna manera lo sintió como traición.
Como si traicionara a alguien que no conocía y el color rojo por unos instantes se hizo presente en su cabeza. Y el dolor se triplicará tanto en su alma y piel.
Sin ser consciente de que eso marcaría un antes y un después a lo largo de su vida porque si el destino puso a alguien en su camino era por algo lamentable Mihawk no contaba con suerte y sin querer ato dos hilos a su alma.
Uno que le traería dolor y sufrimiento y el otro calma y felicidad.
••••••••
De aquel accidente ya había pasado buen tiempo y Mihawk nunca se atrevió a preguntar por el nombre del chico turquesa como tampoco del niño que llamo su atención. Siguió con su objetivo en mente y con la perseverancia de encontrar a Yoru.
Al fin de cuenta sus plegarias fueron escuchas en todo ese tiempo y logró tener a Yoru en su poder en un escenario un tanto extraño. Y no es que le incomode, solo que fue raro, único.
Porque así como su mente solo se concentraba en ser el mejor espadachín la extraña llegada de su destinado a su vida por segunda vez fue agridulce.
