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Trafalgar D Law no podía quitarle los ojos de encima a Sanji y claro, Sanji se sentía un poco intimidado aún así tampoco desviaba su mirada. Era como un reto de miradas a vista de otros sin embargo si logras acercarte lo más que puedes, lograrás ver en los ojos dorados de Law, la admiración y el amor que no pueden ser expresadas con palabras pero si con acciones.
Y ya harta de toda la tensión que se podía sentir en el aire, Nami golpeó la mesa haciendo que ambos hombres se dejen de mirar y le den toda la atención que ella quería o al menos respuestas.
──Asi qué── comenzó ──Eres un Omega.
Sanji por un momento se arrepintió de admitir que era un Omega, luego recordó que justamente ese problema lo estaba llevando a la ruina y que no podía ocultarse más, con una sonrisa asintió a lo dicho.
──Lo soy── admitió ──Acaso te molesta Nami-San.
Nami no tardó en negar, podía ver un poco el dolor en los ojos del Omega rubio y es que exactamente, como es que no se dio cuenta de la casta de su igual. Se sentía un poco estúpida.
──No me molesta Sanji── respondió ya más calmada ──Solo me tomo por sorpresa, ya sabes... Saber que tu nakama es un Omega pero no saberlo es algo mhmm ¿Estúpido?
Las palabras de Nami eran como una daga en el corazón del rubio y ver como las lágrimas se asomaban de los ojos castaños hicieron que rodearan la mesa y pudiera limpiar las lágrimas que caían en cascadas.
──Y-yo lo siento Nami-San── «estupido, idiota, lastimarte a Nami» se repetía en la cabeza ──No era mi intención, s-solo que no me sentía preparado y b-bueno las cosas no f-fueron fáciles en un principio t-tu lo sabes.
Sanji ya podía imaginarse lo estúpido que se miraba sin saber que la gran parte de los alfas que estaban en la mesa querían ser Nami pero él no tenía que saberlo, porque siempre paraba en su mundo y ver más haya era algo casi imposible para él.
Nami por otra parte estaba consiguiendo lo que quería, si ellos no daban un paso para hacer algo ella tenía que darles un pequeño empujón ya sea a la fuerza o no como también quería resolver el problema de Zoro, era su nakama, si, y también un idiota por lo despistado que era.
──Esta bien── la alfa lo abrazo protectoramente ──Yo te perdonó.
Era poco decir que cuatro alfas querian matar a la peli-naranja muy al contrario de un peli-verde que luchaba con sus pensamientos y sentimientos.
