Prólogo

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Unos años atrás...

-¡Venga!- Alzó su varita de inmediato para lanzar un conjuro-. Es ahora o nunca, chicas.- dijo valientemente.

Pero una sacudida alzó por los aires a las cuatro jinetes de sus escobas, haciendo que cayesen al suelo

-No.- dijo con serenidad una voz masculina entre las sombras.

-Tu reinado del mal ha acabado, Isaac.- trató de levantarse una de ellas aún en el suelo.

-Que valentía la vuestra, pero no te entrometas en mis asuntos.- habló caminando hacia ella y con ira en sus palabras.- Imminens mors.

De su varita salió un relámpago tan negro como el abismo, el cual impactó en la joven bruja, sus amigas, impactadas decidieron defenderse, pero no pudieron, ese relámpago se dividió en cinco partes iguales atravesando a las cinco brujas...

-Si, si, ya nos sabemos la historia, gracias a su valentía y blah blah, tenemos magia y estatuas en su honor.- hablaba una pelirroja con desdén.

Murmullos se oyen a su comentario, entonces una rubia de ojos marrones con una túnica de color negro y los bordes verdes y un sombrero de copa con la punta en verde, decide hablar

-Eh, ¿sabes que es la historia de la brujería, verdad?- pregunta ella con cierta molestia en sus palabras.

-¿Disculpa, tú eres?- pregunta la pelirroja mirándola de arriba a bajo.

-¡Silencio!- ordenó la directora haciendo resonar toda la sala y callando a todos.- Este no es lugar ni momento para discutir, señoritas, Peterson y Matthews, siempre estáis igual.

-Ya, pues que no se meta en mis asuntos.- Habla la pelirroja con desinterés.

Un joven muchacho de pelos azulados, su túnica es igual de negra, solo que no tiene color ninguno, que no sea negro, mirada divertida y una sonrisa cruzaba la sala con diversión y esboza una gran sonrisa

-Eh, Nereus, no creo que sea momento de decir alguna de tus bobadas.- le aconsejé, pero como siempre me ignora.

-Oh señora directora, ¿no ve que esto es divertidísimo?- dijo sin borrar su sonrisa y tomándolo con humor.

-Nereus, vuelve a tu sitio por favor, ¿todos los años tenéis que hacer lo mismo?- pregunta la directora cansada de la misma situación.

-Señora directora, sabe que es adrede, quieren arruinarle la historia a los de primer año.- Hablé yo colocándome bien las gafas.

-Lo sé, Seraphine, lo sé.- se notaba su cansancio en la voz, entonces dio un par de palmadas y siguió su camino.

-Tu siempre la favorita de la dire, ¿no?- me miró mal la pelirroja.

-Guapa, que tu túnica y tu magia sean de color naranja no significa que tengas que dar un claro ejemplo de envidia.- le solté de cuajo.

-Un poco de caos viene bien.- soltó con burla Nereus.

-Todos los años igual.- se quejó la de la túnica verde.

-¿Tu eres nueva?- le pregunté.

-No, llevo en esta escuela el mismo tiempo que vosotros, y soy Bianca.- soltó sin pensar.

-Yo soy Seraphine, soy de magia morada, Nereus de magia negra, y la pelirroja que nos cae mal a prácticamente todos es.- me interrumpe la egocéntrica ya que no puede vivir sin robar protagonismo.

-Yo soy, la única, la diosa, la inigualable.- Le corté yo porque sabía por donde iban los tiros.

-Corta el rollo, Layla.- Le dije cortante para que solo se presentase.

-Si, soy Layla y soy de magia naranja, ya veo que tú eres de magia verde, te deseo suerte.- Le habló con superioridad.

-Gracias, creo.- Soltó Bianca no muy conforme.

-¡Chicas! a vuestras casas.- nos ordenó la directora con el ceño fruncido.

-Que amargada está.- les comenté.

-Bueno, entonces no habría diversión si nos lo pasamos bien.- Soltó Nereus con su sonrisa mítica.

-Eres un plasta, ¿lo sabías?- le dije dándole un pequeño golpe en el brazo.

-Es divertido.- Dijo el sin más.

-Eh, oye, una pregunta, ¿sobre que iba la historia que estaba contando la directora Winifred?- pregunta Bianca incorporándose en nuestra conversación.

-Pues en que las cinco mujeres que hay en el patio, esa estatua es la historia de como un hechizo de un ser de las tinieblas consiguió matar y convertir en piedra a esas poderosas brujas.- soltó Layla con tranquilidad.- Cuenta esa historia todos los años.

-Y es igual de aburrida.- dijo Nereus poniendo los ojos en blanco.

-Pues sí, bueno, yo me voy, mi casa es esta puerta, ya nos veremos.- Me despedí de ellos sin más.

Abrí la puerta con una pequeña bola morada que hay como pomo, empujé para entrar y ahí estaba el salón, decorado con todo tipo de morados, entonces voy a mi habitación, la cual tiene un armario empotrado con espejos de cuerpo entero, una alfombra morada, la cama está echa a medida, es bastante cómoda al tocar la tela, siento su suavidad, la ventana que da al exterior tiene un pequeño balconcillo donde me asomo para ver a dónde lleva, cada año las puertas cambian, al igual que las habitaciones, entonces no siempre estamos en el mismo sitio, pero este año es diferente, al horizonte hay un pequeño destello de color negro, eso es bastante alarmante, o de seguro no es nada, pero tampoco es como para no preocuparse... ¿O sí?

Witch: Luna Creciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora