Capítulo VI

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—Seokjin-Sshi— Llamó el pequeño omega.

Giro su vista nuevamente a su alfa con sus ojos vidriosos se abrazó con fuerza a el. Aún no podía creer que realmente su amigo estaba ahí, frente a él, incluso el señor del pan estaba con ellos, se habían salvados y estaban bien.

—Ve, ve con el mi cielo— le susurro al oído el alfa dándole un pequeño empujoncito en su espalda baja.

La pareja invitada se arrodillaron en el suelo en una reverencia al emperador ¿y  su acompañante, concubina, emperatriz?

—No, no hagan eso levántese o si solo por el, pero no por mi— decía nervioso el joven de cabellos oscuros. Aun no se podía acostumbrar a las reverencias que le hacían cuando ingresaba a algún lado.

—Con permiso su Majestad, el té está servido en el jardín— Interrumpió una de las doncellas.

Min había mandado a preparar el lugar afuera para que su amado esposo pudiera ponerse al corriente, podía notar que en cierto modo estando cerca de los cerezos se le veía más feliz y sano.

Seokjin y Namjoon por otro lado se sentían un poco fuera de lugar y que sobraban en medio de la pareja que se mostraba cariño constantemente. Se había oído en las ciudades que el nuevo emperador era un hombre despiadado, un alfa cuya feromonas podían llevarlos a la locura, pero el alfa frente a ellos se veía dócil, calmado y amoroso.

—Cachorrito, debo ir con el consejo, no camines demasiado y aprovechen a ponerse al corriente— Dijo el Alfa besando la frente de su Omega con una media reverencia se marchó.

—¿Cachorrito? Que se traen? Eres una concubina Jimin? Como llegaste a aquí— Comenzó de inmediato el interrogatorio el mayor.

—No, no soy una concubina, soy su esposo — dijo soltando una pequeña risa.

—¿Jimin, sabes que significa ser su esposo y lo que implica?— insistió Seokjin.

—¿Qué es mi Alfa y yo su omega?— inquirió dudoso.

—Te marcó?! Ay siento que me va a dar algo— soltó el mayor dándose aires con las manos.

—Jimin, ser esposo del emperador es ser el emperatriz. Significa que tienes todo el poder de hacer y deshacer a tu antojo. Y que te haya marcado significa que no tendrá concubinas o acompañantes alguno.— Explicó el beta al joven omega.

—Oh, por eso se inclinan ante mi?— consultó dudoso.

—Y porque mas sería? A caso no sabias donde te metías? Dicen que el emperador es un hombre muy cruel, ¿el no te obligó a ya sabes no?— preguntó con preocupación.

—El no es cruel, el me cuida, y no hace daño a nadie, es respetuoso con sus súbditos.— Defendió decidido.

—Y como llegaste aquí? Yo realmente me preocupe, no había visto cuando te separaste y cuando nos detuvimos ya no estabas, volvimos sobre nuestros pasos pero no te encontramos, cuando se desató la tormenta tuvimos que resguardarnos en un pueblo cercano, al tiempo oímos que se prohibió la venta de cualquier casta y volvimos a Busan a ver si habías vuelto. Pero no tuvimos noticias tuya hasta estos días.— Redactó el mayor tomando sus manos juntas.

—Lamento preocuparlos, tropecé con una raíz y caí inconsciente fuera del camino, los intenté buscar pero no lo conseguí así que me escondí en un árbol para cubrirme del frío, Yoongi me encontró y me trajo aquí— explicó su pequeña travesía.

Seokjin se levantó de su lugar y lo abrazó con fuerza, beso incontables veces la cabellera del pequeño.

—Me alegro tanto que estés bien, realmente mereces todo lo bueno mi pequeño Lobezno.— amaba el olor fresco del menor, pero porque ahora se sentía dulce? Con cuidado comenzó a olerlo un poco más hasta que dio con el olor que buscaba. —Cachorrito. ¿Porque hueles a leche? —

A light at the end of the tunnelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora