II

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Hay que seguirle.

Esas habían sido las palabras de Chanyeol hace tres días. Yo había expresado mi desacuerdo, argumentando que Sehun era solo un niño, incapaz de causar daño alguno, pero Chanyeol había respondido que con mucha razón no debería preocuparme.

Y ese es el problema.

No sé con qué cosas puede salir ese pequeño diablo. Siento que es capaz de muchas cosas, no le tiene miedo a nada. Lo he sobre protegido, muchísimo diría yo... ¿Entonces, por qué carajos no le tiene miedo al mundo? Por lo que sé, si sobreprotegues a alguien, le dará miedo enfrentarse a la vida y sus muchas (para nada cómodas) dificultades, pero Sehun... No está esperando que las dificultades lleguen a él, todo lo contrario, él va a buscarlas.

El rey estaba convencido de que Sehun ocultaba algo. Para él, resultaba inusual que se escondiera y desapareciera durante varias horas.

La cuestión es la siguiente: yo lo he seguido durante tres días y no he visto nada, absolutamente nada raro. Solo va por ahí entreteniendose con cualquier cosa que se encuentre en el camino.

Más te vale que sigas así, pequeño diablo.

Abrí la puerta para Chanyeol, quién me dedicó una última mirada. No sospechaba de mi, diría que confía demasiado en lo que le dije con respecto a mi hermano.

Salió y yo lo seguí. Caminé solo a un paso detrás de él.

—¿Entonces, todo en orden?—preguntó Chanyeol mientras se abotonaba las mangas de su camisa blanca.

—Ayer lo seguí, majestad—contesté con tono de voz rígido—. No ví nada raro, solo jugaba con los niños del pueblo.

—¿Hace cuánto que salió? —inquirió con poco interés.

Solía ser desinteresado en muchos temas. No hay algo que realmente le haga sentir vivo. Ni siquiera lo he visto sonreír, la última vez fue en el la sala real, cuando entabló una conversación con Jinsu. Solo parece cobrar vida cuando viajamos al norte, cerca de la capital donde queda su casa frente al mar. Es amante del océano, se crío allí, así que, supongo que por eso es mucho más feliz ahí.

—Hace muy poco—respondí.

Al salir del castillo, los soldados se acercaron, pero les ordené que permanecieran en el castillo y no nos siguieran. Como era de esperar, obedecieron mis órdenes sin rechistar.

—Bien... No debe haber ido tan lejos...

—Así es—asentí, señale el camino que Sehun frecuentaba más.

—Kai... —me llamó, porque yo había seguido avanzando y el se había detenido, así que me regresé para no caminar frente a él porque le estaría faltando el respeto. Le hice una señal para siguiera el recorrido—¿Hace cuánto no vez a Kyungsoo?

Tragué saliva. La verdad es que tenía bastante tiempo. Kyungsoo probablemente no sabe de mí, pero yo he seguido cada uno de sus pasos, gracias a Tao, quien suele tener más trabajo cerca del ducado de los Zhang.

—Cinco años.

—No te ha perdonado?—preguntó y no respondí—¿No piensas casarte? No te estoy pidiendo que sea con él, pero deberías considerar la idea de...

—No estoy interesado —lo interrumpí—. No te preocupes.

Chanyeol no respondió. No estaba seguro de si había captado el verdadero significado de mis palabras. Necesitaba dejar en claro que mi falta de interés en el matrimonio no significaba que aún estuviera enamorado de él, ni que esperara una oportunidad para obtener algo de su parte. Entiendo perfectamente que quiera estar solo para toda vida, pero él también debería entender que eso es lo que yo también quiero.

En La Mira Del Dragón --» KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora