Capítulo 5

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Allison

Cuando mi celular suena, prácticamente me lanzo sobre él. No me detengo a dar un pequeño grito de victoria cuando veo el nombre de Zack en la pantalla. Me he estado muriendo por información desde que me preguntó lo de la cena, pero entiendo que debo darle su espacio para lidiar con esto de la mejor manera que pueda.

—¿Cómo está todo? —pregunto con rapidez apenas contesto. No estoy muy segura de lo que esperaba escuchar, después de conocer a la niña definitivamente no estaba esperando lágrimas de alegría, pero el suspiro cansado que escucho del otro lado de la línea me hace saber que las cosas han ido todo lo mal que podían—. ¿Estás bien?

—Sí, sí... eso creo —respira hondo de nuevo—. Creo que tuvimos nuestra primera pelea.

—Mierda —ahora me siento horrible por haber estado enviando tantos mensajes—. ¿Qué tan mal estuvo?

—No lo sé. Hubo algunas acusaciones y... no lo sé. No sé si lo manejé bien.

—¿Cuál fue el problema?

—Me dio su menú. Esas cosas que puede comer para tener una alimentación balanceada —hago una mueca—. Aparentemente, debe comer langostinos cuatro veces por semana.

Mi mandíbula casi se desencaja cuando lo escucho decir eso. Él es pésimo en la cocina, el desastre más grande que he conocido. Cuando algunos hombres son malos en la cocina, normalmente lo compensan en la parrilla, pero con él no es el caso. Es un desastre con todo lo que involucre fuego y comida cruda o precalentada.

—Ya veo —digo al fin.

—Así que, como tendremos que vivir a base de comida para llevar mientras se quede aquí, le dije que no daría una fortuna por langostinos y dijo algo acerca de que ni siquiera soy capaz de cubrir sus necesidades básicas.

—¿Que tú no...? —siento cómo la rabia se asiento en mi estómago y aunque intento contenerlo porque sé que no le gusta hablar del tema, al final no puedo—. ¡Pero si las mantienes! Si puede comprar sus malditos langostinos cada...

—Allison.

—Es que... ¡Ah! Odio que te traten como si fueras el malo de la película. Si, no estás físicamente, pero no es por falta de ganas, y que se queje en lo único que te permiten intervenir —respiro hondo e intento calmarme. Llevo una mano a mi frente y me doy un par de golpes—. Perdón. Sé que no es su culpa y no quiero... pero es que me enoja tanto.

—Lo sé. Pero Callie no tiene la culpa. Solo repite lo que escucha una vez tras otra.

—Te juro que si me encuentro a esa mujer en la calle...

—No termines esa oración, después seré tu cómplice y no habrá quien cuide de mi hija.

—Tienes razón —pongo el celular en altavoz mientras termino de vestirme—. Sabes que no debes vivir a basa de comida para llevar. Yo puedo cocinar para los dos.

—Allison, no voy a pedirte eso.

—Pero quiero.

—No. No se llevaron demasiado bien y ya le será un poco difícil adaptarse. Quiero intentar que las cosas sean lo más normales posibles.

—Está bien, lo entiendo —intento cambiar de tema—. ¿Eso significa que tendré que hacerme mi propio café de ahora en adelante?

Lo escucho reír, lo que me hace saber que, aunque las cosas no están marchando demasiado bien, lo está sobrellevando.

—Eres estupenda cocinera, pero tu café es horrible.

—¡Por supuesto que no! Es aceptable —me defiendo.

¿Y si papá no es tan malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora