Capítulo 8

719 58 7
                                    


Callie

Tengo hambre, pero no quiero comer esto, lo trajo otra mujer. Lo que demuestra que mamá tenía razón al decir que le encanta ir detrás de todo aquello que se mueve.

Me dijo que tenemos que hablar, pero es lo último que quiero. No me importa que estar aquí me obligue a que pasemos «tiempo juntos». No tengo que hacer algo si no quiero, así que me quedo encerrada en mi habitación hasta que él se acerca a tocar la puerta y decirme que estará trabajando en su despacho. Como si me importara.

Para este punto el hambre ya es demasiada, así que me obligo a salir y me sirvo un poco de la comida que trajeron. No voy a usar mi dinero para pedir comida, como una pizza, porque entonces tendría que hacerlo por el resto del mes y no creo que alcance para tanto. Él no ha comentado nada con respecto a otras mujeres, pero sé que es solo cuestión de tiempo antes de que las cosas empiecen a ir en esa dirección. Antes de que empiecen a venir a casa a todas horas y me pida que me duerma temprano para poder hacer sus cosas sin interrupciones.

En el momento en que pruebo la comida, me gustaría escupirla, darle alguna lección, salir y gritarles a esas mujeres que dejen de ser unas estúpidas, que él solo las está usando y cuando se aburra de ellas o dejen de darle lo que quiere, las dejará tiradas, tal como hizo con mamá.

Pero muy a mi pesar debo admitir que la comida es deliciosa, así que no me queda más opción que comerla. Cuando termino regreso a mi cuarto.

Intento llamar a mamá, pero no contesta. Luego recibo un mensaje donde dice que está en una reunión y que hablaremos esta noche. Dejo salir un suspiro y me acuesto boca arriba, observando el techo. Me aburro como una ostra y no tengo a nadie con quien hablar. No puedo escribirle a mi mejor amiga porque todavía debe estar empacando para el campamento y de lo único que habla es de la ropa que usará y de las cosas que hará, y si habla de otra cosa es del hombre con quien comparto genes. Está empeñada en saber qué fue lo que nos hizo a mamá y a mí. Parece que no es suficiente para ella saber que nos abandonó.

Mirando al techo, me doy cuenta de que nunca antes he estado tan sola en la vida. Sé que no debo sentirme así, que mamá está trabajando, preocupándose por conseguir lo mejor para nosotras, pero ahora la necesito aquí, abrazándome. Tomo una almohada como sustituta y la abrazo mientras empiezo a llorar. Poco tiempo después me quedo dormida.

Unos golpes en la puerta son los que me despiertan y me toma algo de tiempo despertar lo suficiente como para responder. Solo una persona puede estar afuera, y es la última a la que quiero ver.

—¿Qué quieres?

—Mostrarte algunas cosas.

—¿Como qué?

—Como el lago, el gimnasio y también presentarte a algunos amigos y vecinos.

—No quiero conocer nada ni a nadie de tu pueblucho —informo.

Todo está en silencio por un rato antes de que vuelva a hablar.

—Entonces tendremos un problema, porque este pueblucho será tu casa durante el próximo mes y si no quieres salir a ningún lado, entonces tendremos que buscar a una persona que te cuide mientras estoy en el trabajo.

—Soy una adulta, puedo quedarme en casa sola —mi mirada es amenazante, aunque solo esté dirigida a la puerta.

—Estoy seguro de ello, pero no te dejaré sin supervisión por más de ocho horas, Callie, eso no sucederá en mi turno.

Quiero reírme, pero estoy demasiado enojada. Habla como si tuviera algún tipo de autoridad sobre mí. No me importa que sea mi padre o lo que sea. Basta solo con que llame a mamá y él tendrá que tragarse sus palabras.

¿Y si papá no es tan malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora