¿Destino o Casualidad?/ Pablo Gavi

Capítulo 13

-No contesta tío-

Habían pasado más de cinco horas desde que Gavi le envió el mensaje a Ali, no contestaba y su última desconexión fue después de que el sevillano se retiró de la casa.

-¿Crees que ya haya visto las noticias?- Nervioso con su móvil en la mano.

Pedri suspiró.

-Tío, es imposible que no se haya enterado-

-Joder- Pasó sus manos por su cabello, estaba perdiendo la cordura -La voy a llamar-

Pulsó el botón con el icono de la llamada y se colocó el celular en la oreja.

Segundos después, habló el contestador.

-No atiende- Tirando en el móvil en la cama y llevando sus manos a la cintura -Voy a su casa- Tomó las llaves del coche y su celular de nuevo.

-Te acompaño- Dijo el canario, pero su amigo se negó.

El sevillano salió de la habitación y se dirigió a la cochera de La Masía, se subió al auto y comenzó a manejar hasta la casa de Alana.

El camino se le hizo eterno, y durante todo el trayecto, intentó contactar con la argentina un par de veces más, pero sin resultados positivos.

Al llegar, bajó rápidamente y se acercó a la puerta de la casa, tocó el timbre y Stella no tardó en abrir.

-Hola Gavi-

-Stella, ¿se encuentra Ali?- Rogando en su interior que le dijera que estaba en su habitación.

-No, ella salió hace un rato- Respondió con su tonada española -No ha dicho a donde-

-Joder-

-¿Ha pasado algo?- Comenzando a preocuparse.

-No, quédese tranquila- Tomó sus manos -Solo quería hablar con ella-

-Podéis esperar a que regrese- Haciéndose a un lado con la intención de que el chico pasara a la casa.

-No, no se preocupe- Se negó -Volveré mañana-

Se despidieron y Gavi volvió al coche.

-Joder Ali, ¿dónde estais?- Mientras conducía, el sevillano volvió a marcar el número de Ali unas cuatro veces más -Piensa Gavi, piensa- Se dijo a sí mismo.

Condujo por las calles de Barcelona unos quince minutos intentando dar con ella en algún lugar.

Al ver que no tenía éxito, frenó el coche frente a la plaza de la ciudad, se bajó de éste y tomó asiento en una de las bancas que se encontraban allí.

-Joder- Pasó sus manos por su cabello y rostro, nervioso.

-Gavi, ¿qué haces acá?-

Ese acento, podría reconocerlo en cualquier parte.

El andaluz se giró rápidamente, encontrando la imagen de la latinoamericana junto a él. Tenía los ojos hinchados, se notaba que había estado llorando por mucho tiempo, iba desarreglada, algo no muy común en ella, llevaba un buzo gigante color rosa con un short de jeans que apenas se podía ver por el largo del abrigo, una coleta despeinada y unas zapatillas. Se notaba decaída, débil, se podía ver en el tono de su voz.

-Por dios, Ali- Se puso de pie y la rodeó con sus brazos -No me hagáis más una cosa así, me he preocupado- Pidió en el medio del abrazo.

-¿Me estabas buscando?- Soltándose de los brazos del chico.

-No me has respondido en toda la tarde, fui a tu casa y no estabas, ni Stella sabía dónde encontrarte- Se notaba que seguía un poco alterado.

-Perdón, no fue mi intención- Bajando la mirada.