Edgar no logró descansar para nada en toda la noche, sí bien, consiguió dormir por primera vez en mucho tiempo. No pudo conseguir la respuesta que tanto necesitaba para hacerlo en paz.
Pero esos pensamientos se fueron en el momento que escuchó unos golpes en su puerta.
— Joven Allan. ¿Está despierto? —
Con bastante esfuerzo se incorporó en su escritorio estirando su cuerpo en el proceso, escuchando como otra vez tocaban a la puerta, pues no había dado señal de estar despierto.
Así que con la misma pesadez que tenía desde un inicio se levantó y abrió la puerta.
— Sí, señora Grace. Gracias por despertarme. — Le dedicó una débil sonrisa a la susodicha.
La amable señora le dedicó una sonrisa comprensiva, pues ella sabía lo mucho que le costaba a su señor dormir.
— Joven Allan, el desayuno ya está listo. Además ya está lista la ropa que me dió anoche para lavar. — Decía mientras enseñaba las prendas dobladas en un pequeño carrito que tenía a su lado.
— Muchas gracias, disculpe la molestia de tener que lavar a esas horas y con ese clima. — Se inclino con algo de pena al hacer trabajar de más a la señora.
— No debe disculparse por eso joven, es un placer ayudarlo con ello. — Puso las prendas dónde las había tomado. — Sí gusta usted puede adelantarse a desayunar, yo iré a despertar al chico. —
Edgar hizo una cara de confusión ante lo dicho.
— ¿Aún no se despierta? Son más de las 9 de la mañana... —
— Fuí a verlo hace unos segundos y estaba profundamente dormido. Recuerde que él presentó una fiebre anoche, aún debe de estar agotado. — Tomó el hombro del castaño. — Yo lo atenderé, en unos segundos estará con usted. —
— Gracias. Sí aún tiene fiebre asegúrese de darle una pastilla que deje a un lado de la cama. —
— Claro que sí joven. —
La señora Grace se dispuso a ir a la habitación donde descansaba el menor, obviamente aún teniendo al Enigma detrás de ella.
Con bastante cuidado y delicadeza llamo a la puerta dos veces, entró a la habitación, cerrando la puerta casi casi en la cara de su joven amo. Cosa que le causaba bastante risa y satisfacción de ver qué atento era el joven.
Con bastante sutileza se acercó a la cama donde yacía el Omega dormido, tocando su rostro en el proceso, para su buena suerte ya no tenía la temperatura alta.
Una vez confirmado que estaba bien, le tocó el hombro sutilmente.
— Joven, es hora de despertar. — Removió los cabellos que estaban sobre el rostro de Ranpo. — Tiene que bañarse para poder bajar a desayunar algo. —
Al escuchar la palabra desayuno, como por arte de magia el pelinegro abrió sus ojos poco a poco.
— ¿Qué hiciste hoy Chuuya...? —
Y no fue hasta dentro de unos cuantos segundos que recordó todo lo que había pasado unas cuantas horas antes. Levantándose de golpe en la cama desecha, mientras miraba a su alrededor.
La mucama al ver el estado del Omega solo río en bajo, tocando el hombro de este para poder llamar su atención.
— Joven, ¿Se encuentra bien? —
— Sí... Solamente aún seguía adormilado. — Se incorporó más a la cama mientras pasaba sus brazos por detrás de su cabeza. — Disculpe la pregunta pero, ¿Dónde está Karl? —
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HE IS MY FAVORITE WRITER! ||RanPoe||
RomanceRanpo Edogawa no es un gran admirador de la literatura, pero ama la literatura detectivesca, aunque solo le gusta un escritor, ya que es el único que lo hace sudar y retarse a la hora de resolver el misterio escrito aún siendo el mejor detective del...