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Celia

Me sentía tan abrumada que no me dí cuenta que Marta acercaba su cara a la mía. Casi me pierdo en la forma en que se lamió sutilmente los labios mientras miraba los míos. Dió un pequeño suspiro mientras cerraba la cercanía que había entre las dos. Pronto me sentí abrumada por la sensación de sus labios contra los míos. Fuegos artificiales estallaron contra mi boca cuando la lengua de Marta se deslizó en mi boca. La acepté amablemente, saboreando la forma que se sentía contra la mía.

No podría creerlo. Estaba besando a Marta. Marta me estaba devolviendo el beso.

Dios, estaba besando a Marta, la novia de mi hermano. Una mujer mucho más grande que yo. ¿Qué diablos estoy haciendo?

Me aparté rápidamente. Marta me miraba fijamente, con los ojos muy abiertos. "¿Qué diablos hemos hecho, Marta? ¿Por qué?".

"Está todo bien". Decía una Marta con un tono de voz donde no sonaba muy convencida.

"No, no está bien, nada está bien. Estás saliendo con Laureano. ¿Por qué me besas?". En este punto prácticamente estaba gritando.

"Bueno, en realidad, nos besamos"

"Vale, pero tú empezaste. ¿Por qué, Marta?"

Marta tragó con fuerza y miró hacía sus manos. "No lo sé, estabas muy triste. Supongo.. supongo que sólo quería consolarte".

"¿Consolarme?" Le respondí con agresividad. "¿De esa manera se consuela a alguien?".

Sacudí la cabeza con desesperación.

"Esto ha sido un gran error, esto nunca debió haber ocurrido. Todo esto debe quedar entre nosotras. Bueno, pensándolo bien, debemos olvidarnos que esto pasó".

Una mirada de angustia apareció en la cara de Marta, por un momento pensé que me iba a llevar la contraria.

"Tienes razón". Bajo la cabeza avergonzada. "Lo siento tanto, Celia, te voy a dar tu espacio".

MENOS DE TÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora