Marta
Ya han pasado días que me alejé de Celia, ahora salimos con Laureano al mini golf.
Soy terrible en el mini golf. Nunca participé en los deportes en la escuela porque sabía que no lo iba a lograr, así que lo evitaba.
"Joder". Susurré. Golpeé la pelota con mucha fuerza, esto hizo que la pelota saliera volando hacía otro lado.
Hice lo posible por conseguir la pelota. Mis dedos casi la tocaban cuando sentí que estaba apunto de resbalar. Me preparé para una caída cuando sentí que dos pequeños brazos me agarraban de la cintura. Ya desequilibrada cambié de dirección y caí justo encima de la persona que me sostuvo.
Un libero jadeo se le escapó a mi salvador. Aunque era demasiado pequeño para ser Laureano, así que no me sorprendió cuando me dí la vuelta y me encontré con los ojos abiertos de Celia. En lugar de moverme, le devolví la mirada. Sentí que me tenía que quitar de ella, pera está posición me hacía sentir tan cómoda.
"Por favor, están locas". La carcajada de Laureano me distrajo lo suficiente para recordar en que posición estaba y levantarme de un pie casi saltando.
Extendí mi mano hacia Celia para que ella pudiera levantarse.
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Después seguí aventando la pelota hacía los hoyos, cada vez iba mejorando un poquito más.
"No puedo soportar esto, deja que te ayude".
Iba a gritarle que no lo hiciera, pero al notar la mirada de Celia lo dejé. No tendría que estar disfrutando de los celos hacía mí, pero lo estoy haciendo.
Su manera de verme es tan sexy, la forma en que mira como Laureano aferra sus manos con las mías para dirigirlas al lugar correcto. Aunque la verdad es que no había nada sexy en esto que estábamos haciendo. Laureano y yo somos tan unidos que te esto es tan normal.
Por supuesto, Celia no se da cuenta. Así que aproveché la situación y me empujé un poco hacía Laureano, me encogí un poco al notar lo cerca que estaba de su miembro.
Laureano acercó su boca a mí oído, de modo que sólo yo pudiera escuchar lo que dice. "Veo lo que haces, pero no creo que sea muy necesario con mi hermana. Otra cosa. Por favor, deja de rozarte contra mí, me dan ganas de vomitar".
Me reí de sus palabras y me aparté para poder darle un golpe en su brazo. Cuando volví a mirar a Celia noté que todavía no había quitado la mirada de nosotros.
Continué tirando la bola, Laureano dijo que iba al baño.
"Así que, mi hermano no es el mejor maestro, ¿verdad?. Te está enseñando todo mal".
"¿Ah si?".
Mi lenguaje corporal parece que le dió la confianza para cortar la distancia que teníamos. Se acomodó detrás de mí y buscó mis manos, igual que lo hizo Laureano antes.
Sus pequeñas manos se deslizaron lentamente por mis brazos antes de tener un firme agarre. Acercó aún más su cuerpo, de modo que ya no quedaba espacio entre nosotras. Mi cuerpo se estremeció en respuesta a su tacto.
Seguí su ejemplo mientras juntábamos el palo y le dábamos un pequeño golpe.
Siguió aferrándose a mí mientras veíamos como la pelota llegaba al hoyo. No entró la pelota pero se acercó, esto hizo que me emocionara y saltara, Celia me soltó.
"Oye, perdóname, no sé por qué sigo actuando así".
"Hey, está bien, no te preocupes". Intenté tocar su mano, pero después me arrepentí.
"¿Y por qué actúas así?, es raro y confuso". El dolor que ví en los ojos de Celia fue como una apuñalada, estaba dispuesta a contarle todo para que ya no estuviera así.
"Celia, yo....".
"¿Estás intentando engañarme". La voz de Laureano sonó detrás de nosotras. "No me digas que por fin Marta pudo lograr el tiro".
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MENOS DE TÍ
RomanceNo sé cuánto tiempo más tendré que seguir en esta farsa, te necesito. Marcelia AU