No lo recuerdas... ¿Verdad? ( Pomni x Jax - The Amazing Digital Circus)

CAPÍTULO 5: Un plan casi perfecto

Pomni se encontraba atónita al darse cuenta que no había logrado llevar a ningún Mionk hasta el cuarto, estaba de pie en el centro del escenario poniendo sus manos sobre su cabeza con una mirada perdida y la respiración levemente agitada, mientras poco a poco sus pensamientos terminaban de procesarse, para así idear un plan que le permitiera tomar la delantera en este evento.

-Muy bien Pomni, piensa, si se agitan explotan... agitar... sacudir... explotar... - Pensó Pomni dentro de su cabeza, mientras suavemente bajaba sus brazos y su cuerpo comenzaba a actuar concorde a las ideas que estaba teniendo.

Su plan era simple, bajo definición, era más probable que los Mionks explotaran si eran zarandeados o el movimiento era muy brusco, como si al agitarlos se generara una reacción, la arlequín asimiló el suceso como si los Mionks fueran una lata de refresco gaseoso, lo suficientemente burbujeante para que se pudiera percibir la perturbación con algún movimiento brusco, como si de una bomba de tiempo se tratase, pero que solo se activaba si se manipulaba descuidadamente.

-Entonces... si puedo capturarlos dentro de mi sombrero y mantengo la cabeza quieta... ¡debería poder llevarme al menos a 10 en cada recorrido! – Pensaba Pomni con una dulce sonrisa en su rostro y una expresión que poco a poco se inundaba de felicidad, sus ojos brillaban por la maravillosa idea que tuvo y una sensación de orgullo recorrió todo su cuerpo, como si de un halago se tratase, mientras sus manos se expandían abarcando su rostro y las posicionaba en sus sonrojadas mejillas.

Algo que se debe aclarar es que hace unos meses Caine llevó a cabo una actividad que involucraba una búsqueda dentro de un pantano, la misma fue tan molesta y apestosa que todos los integrantes del circo le suplicaron por la posibilidad de darse un baño cada uno, así podían sentirse realmente limpios en ese entorno digital. A pesar de que sus píxeles realmente no estaban sucios, era la sensación de limpieza lo que añoraban. Todo esto terminó en que Caine les otorgara el permiso de quitarse solo algunas prendas que no cubran partes íntimas, por ejemplo, el sombrero de Pomni.

Pomni procedió a quitarse su sombrero y recoger algunos Mionks, mientras iba contando para saber concretamente cuántos podía llevarse a la vez, para así no excederse de la cuenta, pues por su cabeza pasaba que si eran demasiados, estos terminarían revoloteándose dentro del sombrero y perdería el equilibrio.

-8, 9, 10, ¡Y 11! – Contó la arlequín. -Con esto será suficiente. Muy bien, ahora quédense quietitos y confíen en Pomni, ¿okey? – Mencionaba ella, como si tuviera el deseo de transmitirle seguridad y calma a aquellas figuras hiperactivas que habían llenado todo el escenario.

Mientras ella llevaba a sus Mionks hasta la puerta designada, se sabía que el reto no iba a parar ahí, y que no eran su único problema, pues podía observar como Jax, con una sonrisa que abarcaba la gran mayoría de su rostro y una mirada que se mostraba entretenida, estaba más enfocado en hacer perder a los demás integrantes, y así ganar este reto por default.

Acto seguido, el conejo observó a Ragatha nuevamente, pues desde hace rato estaba con la intención de sacarla del juego sabiendo que era quien disputaba la delantera con el ya descalificado Kinger, así que con un movimiento caricaturesco, procedió a sacar una bola de boliche ubicada en sus bolsillo trasero.

-¡CUIDADO DONDE PISAS! – Gritó aquél bromista ante la muñeca que se encontraba llegando a la puerta con unos Mionks en su vestido, quienes contados eran alrededor de 6.

Ragatha pisó la bola de boliche que fue arrojada por Jax, y seguido a esto perdió el equilibrio, en medio de intentar mantenerse firme mientras su cuerpo zigzagueaba sin fin, repentinamente uno de los Mionks que estaban en su vestido explotó, mandándola a volar hacia la pared que quedaba contraria a la puerta, y así, mientras la mirada de Ragatha se apagaba y su expresión facial era una combinación entre ira y tristeza, aquella muñeca de mechones rojizos aceptó su derrota.