| Capítulo V |

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|Estoy mostrando mis dientes, estoy listo.

Mi lengua es un machete afilado.

Entonces ¿por qué me siento inestable?|

Here Come the Wolves - Lola Blanc

Here Come the Wolves - Lola Blanc

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|Killian Haraldsen:|

No iba a mentir, estaba perdiendo cinco materias.

Mis notas habían bajado evidentemente esos días y ahora me encontraba sentado en la oficina del vicedirector, por las múltiples faltas que había tenido aquel semestre. Mordí la uña de mi pulgar, algo ansioso. Al menos había evitado que diera aviso a mi madre, aunque dudaba que Elara se tomará el tiempo para hacer algo tan mundano.

Estaba solucionando los problemas de su hijo favorito.

El hombre sentado del otro lado del escritorio me miró bajo sus lentes antes de volver a la planilla entre ambos. De las asignaturas que llevaba, cinco estaban en rojo. Y en las otras se contaban múltiples inasistencias.

No solo de las últimas semanas, sino también de los meses pasados.

Al parecer, intentar darle caza a un asesino sobrenatural mientras planeabas la destrucción de tu hermano mayor —y te follabas a un vampiro en el camino—, no dejaba mucho tiempo para cubrir los deberes escolares. Y aunque no me contasen tanto, la energía que supuestamente debía ponerle ya había sido ocupada por un problema mucho más grande.

Y no me importaba.

La faceta humana que debía mantener bien podría irse a la mierda, sería un peso menos sobre mis hombros. Además, luego de todo lo sucedido, no podía ver aquello ni siquiera como un escape de mis problemas. Sino como si me estuviera quitando tiempo para resolverlos. Esa tarde debía reunirme con Tristan después de su entrenamiento para seguir con sus "tutorías", y si esto se alargaba la noche caería pronto y la paliza que iba a recibir se iba a multiplicar por diez.

—No te ves como si consumes drogas —dijo entonces el hombre.

Thomas Nicholson, anunciaba la pequeña placa sobre su escritorio. Mis cruces con él habían sido pocos, jamás había sobresalido tanto como para merecer su atención. Ni siendo el mejor o el peor de todos. Me había preocupado, a diferencia de mis primos, en estar tan por debajo del radar como me fuera posible. Lo único que había salido mal de aquel plan, fue el ser mejor amigo de una de las personas más sobresalientes en toda aquella institución.

Ser un Haraldsen también aportaba algo de leña al fuego. Pero en lo que al pueblo se refiere, era el menos interesante de ellos.

—Pero tampoco como si durmieras —me observó, tratando de analizar mis rasgos. Rascó su sien derecha con su lapicera, tan perdido como yo en el universo que me rodeaba —. Tal vez sean videojuegos, tu generación está obsesionada con ellos.

Una Maldición Inmortal | II |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora