Capítulo 4

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Lauren's POV

Desde el banquillo todo se veía mucho peor. Y más aún cuando tu ex novia con la que te habías liado hacía una semana está delante de ti, moviendo el culo casi desnudo en tu cara y sin poder tocarlo. O morderlo, lo que fuese primero. Me mordía las mangas de la sudadera mirando el partido y movía las piernas, observando cómo las chicas más antiguas del equipo, las de último año, no daban ni una.

-Más abajo, más abajo.. –Repetía en susurros al ver que no daban a la bola. Mis ojos oscilaban del culo y las piernas de Camila al campo, y no sabía qué cosa me tenía más nerviosa. Aunque a la vez estaba decepcionada. Solía ser titular en todos los partidos de mi equipo, pero aquí ni siquiera había pisado el césped del campo.

Me recosté en el asiento, acolchado de color azul. Del campo nos separaba una valla y el entrenador no hacía más que gritar detrás de esta. De verdad, tenía la sensación de que iba a salirse o a caerse y sería gracioso porque era regordete y seguro que si se caía no podía volverse a poner de pie, como si fuese una cucaracha.

-¡JAUREGUI! –Me gritó casi enfurecido. –FUERA, YA.

Me levanté del asiento y me quité la sudadera del equipo, dejándola en el asiento para salir al campo. Me coloqué los guantes como pude y al pasar al lado de Camila me sujetó la mano, parándome un momento para acercarse a mi oído.

-Sé que puedes. –Susurró. Cuando miré la mano, tenía aquella pulsera de bolitas que me dio en el primer partido al que vino a verme, y sonreí como una idiota tras guardarla en mi bolsillo.

-JAUREGUI AL CAMPO, YA. –Gritaba mi entrenador, y corrí a la base colocándome el casco.

Cogí el bate y lo apreté un poco, casi amoldándolo a mi mano.

-Eh, nueva, a ver cuántas moscas cazas. –Levanté la cabeza sin decir nada, mirando a la lanzadora.

La chica lanzó la bola y, cuando moví el bate no le di. De hecho, el equipo entero estalló a carcajadas. Lo cual, para mí estaba genial. Me encantaba que me insultasen, que me humillasen, porque me motivaba más para darles en la cara ganando.

La lanzadora soltó la pelota con fuerza y fruncí el ceño dándome sólo tiempo a girar mi cuerpo y soltar un golpe seco y alto con el bate. Comencé a correr todo lo que podía, y miraba por dónde iba la bola. No la habían cogido, así que yo no paraba de correr por las bases girando la cabeza rápido para ver si la habían cogido. Llegué a la última base deslizándome, raspándome toda la pierna contra la arena y cuando levanté la cabeza, vi que había clavado mi primer home run. Mi entrenador gritaba señalándome desde la valla y yo me reía en la cara de las jugadoras del equipo contrario, mientras me iba de nuevo al banquillo. Pasé al lado de Camila y me paré un momento.

-Gracias. –Susurré caminando hacia el banquillo.

Mi entrenador me cogió por los hombros casi zarandeándome.

-LO SABÍA, LO SABÍA –El chicle casi se le salía de la boca al hablar, señalándome. –SABÍA QUE ERAS BUENA, SÍ. –Me besó la frente y apreté los ojos.

-¿Entonces no habrá más castigos? –Pregunté sentándome en el banquillo.

-¿Qué dices? –Se empezó a reír a carcajadas y miré a mis compañeras, que tampoco entendían nada.

Puse a mi equipo por delante, y gracias a eso y la siguiente jugada que falló el equipo contrario, ganamos el partido. Cogí mi bate, el casco y los guantes, saliendo del banquillo para caminar en el espacio que había entre las gradas y el campo.

-Lo has hecho genial. –Escuché la voz de Camila y sonreí, caminando por el suelo gris de baldosas en el que escuchaba el sonido de mis botas.

-Gracias, Camz. Tú tampoco has estado mal. –Me encogí de hombros y la miré. Justo cuando iba a irse al vestuario, la cogí del brazo para que no se fuese. –Hey, ¿tienes algo que hacer esta noche? –Camila se paró delante de mí con una sonrisa.

» they don't know about us 2 || camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora