Al final del día, cuando el ocaso
me muestre que el nuevo día
ya es viejo ante la vista
de la luna, blanca y fría
y de mi ultimo respiro
con el temor de ir
a la nada, oscura y vacía.
Lloraran mi partida y viviré
en sus recuerdos
de acciones pasadas o
en una foto mental
casi estática del mejor
momento a mi lado
y aunque ya no tenga conciencia
sabré que esquive
la nada y el olvido.
Todo lo que me compone volverá
a la tierra, al aire, al mar
a las plantas, estaré en todas partes
al final será mi granito de arena
para la eternidad.