Una estrella rozo mi cielo despejado,
hambriento de deseo.
Le solté mi mas profundo anhelo,
arrancado de mi corazón destrozado.
Grite desesperado,
"que el amor tocara mi puerta",
y eso sucedió de inesperado.
Estabas ahí, sin saber por qué,
la que siempre he amado y eh callado,
me decías hola sin entender.
Ahora debo amarte,
mi prisionera inadvertida,
arrastrada por el deseo en esta danza desconocida.
¿Es a mi a quien amas, o es el desea que te embriaga?
Soy un enigma para ti, una figura vaga.
Estas cautiva en mi mundo, olvidado,
y me pregunto si amas al hombre o
a los sueños.
Ahora unidos, en este baile eterno,
el tiempo me castiga con este amor ciego,
que no ama ni mis virtudes o defectos,
solo ama sin sustento.