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Estaba hambriento.

Tan hambriento que pensó que se iba a morir.

Sin saber cuánto tiempo había pasado en realidad, Kim San agarró su estómago adolorido y se levantó de la cama. Sin embargo, su cuerpo estaba tan débil y cansado que rápidamente se derrumbó en el suelo otra vez. Quería comer, no deseaba morir de esta manera tan patética pero fue como si sus extremidades temblaran tanto que fue hasta imposible pararse.

Kim San se arrastró por el suelo.

Tenía mucha hambre desde hace días, pero ahora ya no se podía soportar. Cualquier cosa estaba bien, no importaba lo que fuera. Al principio se estaba muriendo de hambre porque quería, pero ahora la situación había cambiado. Ellos decidieron que ya no le iban a llevar nada hasta que se portara bien.

"¡Ah!"

Kim San seguía atado con una correa así que no podía avanzar más sin sentir que comenzaba a asfixiarse. Era tan miserable y se sintió tan increíblemente patético, que incluso se puso a llorar. Y como ya había llegado a un momento de hambre intensa, pensó, en un estado de locura inmediata, que definitivamente preferiría estar embarazado del bebé de sus bebés si con eso podía regresar a su antigua vida. El hambre puso a Kim mentalmente inestable.

Extendió la mano para alcanzar el pomo de la puerta, pero no logró abrirla. Al final, Kim San solo gritó:

"¡Me equivoqué!"

Pero siguió cerrada. Kim sollozó, lloró y oró. Su espalda temblaba tanto como sus manos.

"Me equivoqué, papá se equivocó."

Tan pronto como habló, las lágrimas fluyeron hasta meterse en su boca. Era un llanto patético, algo que no podía compararse con las veces anteriores. El Kim San que no podía comer, lloraba como un niño que había perdido a sus padres mientras mostraba la forma andrajosa de un prisionero. Agarrando su estómago hambriento, San Kim rascó el suelo con las uñas y gritó una vez más. Le dolía mucho la panza porque solo había bebido agua y comido semen. Si seguía así, sentía que iba a morir. ¡Y definitivamente no quería morir ahora!

"Isaac, Lee Taek. Papá estaba equivocado. Por favor, por favor…"

Solo le habían dado una botella de agua al día, no era suficiente para nada. Ahora, había llorado tanto que tenía la boca seca y ya no soportaba el dolor de los ojos. Sintió que iba a perder la cabeza porque ahora ya ni siquiera estaba coordinando bien. ¡Realmente se estaba muriendo! Sin embargo, tan pronto como tuvo ese pensamiento, la puerta se abrió con suavidad y dos sombras largas y gruesas aparecieron frente a su habitación. Vio dos pares de pies blancos caminando en su dirección y luego, sintió la forma tan delicada en que Lee Taek lo tomaba entre sus brazos para llevarlo de nuevo a la cama.
Taek le acarició la cabeza e Isaac fue por la bandeja. Arrastraron la mesita con ruedas en su dirección y luego, Taek acomodó a su padre con muchísimo cuidado sobre él. Pareció que el pobre Kim ya no podía ni levantar la cabeza.

"Yo lo voy a sostener ¿De acuerdo? Dale de comer."

"Vale."

Lee Taek abrazó a su padre e Isaac se sentó frente a él para acomodar todos los platos.

Debido a que su estómago estaba completamente vacío, pensaron que comer tan de golpe le causaría dolor o hasta vomito, por lo que Isaac preparó una papilla muy suave y un estofado de ternera cortada en pedacitos. Entonces, finalmente lo llevó todo a los labios de papá. 

"Abre la boquita, cariño."

Kim San, que solo había estado tratando de respirar todo este tiempo, abrió los ojos cuando escuchó su voz. Enfrente, había comida. ¡Comida de verdad! Y la idea de tener algo que probar después de tanto tiempo, hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas y que no dejara de darles las gracias hasta que finalmente se cansó. Kim abrió la boca y tragó la primer cucharada de papilla.

"Papá, ¿Está rico?"

Era papilla de papa moderadamente caliente así que su corazón estaba cálido también.

"Sí."

Kim San asintió, así que Isaac sonrió brillantemente.

"¿Quieres un poco mas?"

Preguntó amablemente así que Kim San asintió con una cara de idiota.  Isaac lo alimentó con toda la papilla que pudo y luego tomó pequeñas cucharaditas de sopa de dongchimi y se la metió en la boca justo de la misma manera que con la papilla. Rápidamente vació el tazón. 
Lee Taek desató su correa y lo llevó al baño que estaba adjunto al dormitorio. Bajó la tapa del inodoro, sentó a papá y le limpió los dientes. El cepillado fue muy suave y delicado, casi como si estuviera preocupado por lastimar las encías de papá.

"Papá, enjuágate la boca".

El niño le llevó agua en una taza. San Kim se enjuagó la boca obedientemente así que Lee Taek estaba tan emocionado por esto que lo besó aquí y allá y comenzó a decirle lo encantador que estaba. Empezó a preguntarse si le gustaba cuando no se rebelaba y se quedaba quieto. Luego, le dijo que quería tener sexo más tarde así que San parpadeó en silencio, como si quisiera que hiciera lo que le viniera en gana. Lee Taek sonrió satisfecho con la nueva forma de actuar de su padre y luego le dijo, acariciando su cabello con los dedos mojados de agua:

"Si te resistes una vez más, te morirás de hambre de verdad. Tienes que escucharnos. Si no, la próxima vez ni siquiera te daré mi semen".

El rostro de Kim se endureció. Con una sonrisa risueña y juguetona, Lee Taek besó los labios con olor a menta de papá.

"Buen niño."

"¿Quieres hacerlo ahora...?"

Lee Taek sonrió mientras acariciaba a su padre, quien cuidadosamente le preguntó si le gustaría tener sexo.

"Claro que sí."

Suspiró. 

Todavía era difícil moverse porque se había estado muriendo de hambre durante mucho tiempo pero, aun así, pensó que no le convenía en absoluto volverlos a poner de mal humor. En primer lugar, ahora tenía que pretender ser un buen hombre para que le desataran la correa y le dejaran caminar lejos de la habitación. Y ya fuera que lograran embarazarlo o no, estaba pensando en escaparse de aquí en cuanto tuviera la más mínima oportunidad. Entonces, hasta ese momento, actuaría en silencio para lograrlo.

"Papá, ¿La comida estuvo rica?"

El niño le preguntó a su padre mientras le lavaba la cara.

"Sí..."

"Tal vez debemos dejar que papá siga muriéndose de hambre. Te pones hermoso después."

"Yo no quiero eso..."

Odiaba morir de hambre. Un día o dos estaba bien. Sin embargo, cuando se convirtieron en tres días y el estómago comenzó a doler todo el tiempo, ni siquiera había logrado seguir pensando con lógica. Incluso si le hubieran dado comida en mal estado lo agradecería o hasta hubiese sido capaz de lamerlo todo del suelo. Así de mal estaba. Kim apretó los dientes cuando la dolorosa sensación de dolor le vino a la cabeza otra vez.

"Entonces, si no te gusta ¿Por qué no escuchas lo que te decimos y ya?"

Cuando Kim San levantó los ojos, enojado, Lee Taek comenzó a sonreírle. Luego le separó las piernas a papá y se arrodilló. Había una medicina desconocida en su mano.

"El agujero de papá también necesita atención. Si no lo cuidamos, no podrá comer las vergas de sus niños después."

Los ojos de Kim San se abrieron con miedo, pero Lee Taek solo palmeó descaradamente su agujero con todo el dedo.

"Tu trasero dice que tiene ganas de comer dos penes." Dijo mientras lo acariciaba. "Y dos penes tendrá."

Una Habitacion En Silencio. Tomo 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora