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Pensó que lo regañarían severamente cuando llegara a casa, pero sucedió un resultado bastante inesperado después de meterlo en el auto. Los niños no regresaron al departamento y en cambio, el lugar donde lo llevaron fue a un "pabellón de neuropsiquiatra" que estaba justo en la región del centro. Dijeron que la mente de su padre pareció volverse demasiado inestable a últimas fechas así que suplicaron por una charla con el director de la unidad y también, por algún tipo de medicamento psiquiátrico que pudieran ofrecerle para tenerlo tranquilo. El temblor de su cuerpo no se detuvo en un buen tiempo, por lo que ciertamente pensaron que necesitaba tomar algunos tranquilizantes.

Ahora, con sus hijos a ambos lados de su cuerpo, pareció ser completamente imposible escapar de nuevo. De hecho, ni siquiera podía decir con orgullo que intentó fugarse porque los detalles de la tarjeta de crédito fueron capturados a la perfección hasta dejarlo en una posición bastante estúpida. Suspiró. Esa fue la única oportunidad que había tenido para escapar así que, ser atrapado por algo así era tan, TAN idiota que hasta le dio vergüenza.

Kim San ni siquiera pareció poder escuchar la voz de la enfermera llamándolo por su nombre debido a la ansiedad y la depresión que todo este episodio le estaba ocasionando.

"Papá, vamos..."

Lee Taek le dio unas palmaditas en la espalda y le dijo que tenían que entrar al consultorio. Kim San agarró su dolorida espalda y entró cojeando hasta la "sala de consejería".

El lugar pareció ser más un "hogar acogedor" que parte de un hospital mental. Se sentó lentamente en el sofá que estaba pegado a la pared y entonces, el director de la unidad saludó a San Kim con una sonrisa bastante marcada. Kim permaneció en silencio, luego asintió con la cabeza y carraspeó un poco la garganta. El hombre le preguntó si "había algo que le preocupara" así que Kim pareció no saber que decir. Deseaba decirle que todos los días lo violaban y lo amenazaban con dejarlo embarazado, pero no pudo hacerlo. Más que nada, porque el futuro de sus niños iba a estar en juego si decía la verdad. Cerró los ojos y apretó los puños. El director continuó haciendo preguntas implícitamente, pero San Kim estaba tan absorto en otros pensamientos que no logró responder nada. La mente de Kim pareció haberse vuelto loca de golpe y no logró concentrarse ni una sola vez. Al final, la consulta terminó abruptamente debido a la manera en que Kim se había levantado del sillón así que Taek decidió abrazar a su padre contra su pecho antes de que cometiera alguna estupidez. Kim San suspiró y se sentó en el sofá de nuevo. Taek se puso la máscara del "buen y maravilloso hijo" y le frotó los hombros antes de llevárselo a otro lugar.

"¿Tienes hambre, papá? Prometo que después de esto vamos a alimentarte bien ¿Qué se te antoja?"

Lee Taek preguntó esto muy cariñosamente. Kim San miró la cara de su hijo y luego dijo, de una forma que nadie más pudiera escuchar:

"Todo excepto tu semen o tu verga".

Ante la respuesta inesperada, Lee Taek tiró de la punta de sus labios hacia arriba y sonrió. Estaba claro que intentaba contener la risa pero, al final, el niño no pudo resistirlo más y soltó una carcajada que sonó honestamente exagerada. Luego, le dijo al oído:

"Pero sé que eso es tu favorito, amor".

"Por favor, basta... Me duele mucho la cabeza."

Un pesado suspiro salió de su boca en el momento mismo en que Kim San decidió sujetarse la cabeza. Incluso si movía un poco su cuerpo, comenzaba a sentir que su cráneo le palpitaba de un modo que hasta le provocaba ver lucecitas.

"De acuerdo. ¿Qué tal un poco de arroz entonces?"

Lee Taek habló en voz baja y amable, por lo que fue evidente que a los ojos de los demás daba la ilusión de ser un hijo bondadoso y perfecto. Sin embargo, cuando llegaran a casa, tan pronto como cerrara la puerta de la habitación, volvería a comportarse como un animal salvaje que solo deseaba atormentarlo hasta la locura.
Kim San exhaló como si estuviera exhausto. En realidad, estaba terriblemente cansado de todo esto.

"Tu padre se ve muy ansioso. No ser capaz de responder correctamente a las preguntas y distraerse con frecuencia es..."

Isaac, que siguió en la sala de consejería, suspiró pesadamente en respuesta a la voz del director. Cubrió su rostro con una mano, pero igual fue evidente que estaba temblando justo como si fuera una gelatina en un plato. Tenía la voz entrecortada:

"Padre... Ah, mi padre se comporta muy raro últimamente. Estoy seguro de que está enfermo."

"¿Qué sería raro para usted?"

El director levantó su taza de café mientras le decía que fuera más específico. Isaac desvió la mirada como si tuviera problemas. Se mordió los labios, miró en su dirección y le dijo que esperaba que esta conversación quedara solamente entre los dos.

"Parece haber perdido la cabeza. Continúa... Diciendo tonterías y gastando dinero imprudentemente. Y ya que a veces gasta cientos o miles de dólares a la vez y, ya que desaparece de la casa a horas exageradas... Yo... Yo solo... Ah."

Los ojos de Isaac estaban húmedos de lágrimas y su voz pareció terriblemente temblorosa. Isaac podía interpretar a la perfección a un hijo que estaba aterrorizado por el futuro de su padre así que, justo en ese momento, pareció ser un jovencito indefenso que estaba preocupado por su familia y una casa que estaba siendo arruinada por los problemas mentales de su progenitor. Los ojos del director se entrecerraron. Preguntó, girando rápidamente el bolígrafo:

"¿Le ha pasado algo malo a tu padre recientemente?"

"No sé."

Isaac respondió con una cara contorsionada y repleta de lágrimas. Luego dijo con voz dura y ronca:

"No sé por qué mi padre hace lo que hace. Estoy frustrado y completamente preocupado por él. Pero lo más aterrador es que nuestro papá era el jefe de la casa y nosotros confiabamos completamente en sus movimientos. Ahora, nos sentimos desprotegidos."

El director no respondió apresuradamente. Isaac se secó la cara con la manga.

"Él está enfermo. No importa por donde se le mire. Por eso yo me preguntaba si podía entrar al sistema para solicitar la tutela para adultos."

"Tienes que presentar una solicitud a la corte, pero es difícil. Debe haber una buena razón para eso. Puede aplicar cuando la persona mayor de la que se quiere tener la tutela está mental y físicamente débil, cuando desperdicia una gran cantidad de dinero o cuando pierde el conocimiento. Además, es un proceso que necesita pruebas. Tiene que ser un estado mental constante."

"Por supuesto..."

Isaac asintió como si lo supiera. El director siguió hablando en un tono indiferente.

"Si quiere probar su deterioro cognitivo, necesitas un certificado médico además del testimonio de sus familiares. Hay casos de abuso de esto recientemente. El sistema de tutela de adultos en si mismo es un juicio legal muy delicado, por lo que debemos tener cuidado. Pero, supongo que si habla sobre sus problemas mentales y la manera en la que pierde grandes sumas de dinero constantemente, sus oportunidades de ganar este caso pueden aumentar. Puede presentar una solicitud ante el tribunal hoy mismo. Después de todo, sería para el bien del paciente."

Isaac suspiró, asintió y se puso de pie.

"Muchísimas gracias, no sabe lo mucho que mi familia necesita esto."

La consulta fue breve.

Isaac puso una sonrisa macabra en sus labios mientras caminaba hacia el sofá donde su padre y Lee Taek estaban esperando.

"Dice que no puede darme la tutela de papá hasta mostrar que tiene un estado mental deficiente constante."

"Constante... ¿Quieres que hagamos esto por unos meses más?"

Isaac miró a su padre, que estaba durmiendo suavemente entre los brazos de Lee Taek. Con los ojos cerrados, su rostro estaba tan indefenso que no resistió las ganas de darle un besito en la frente. Además, antes pareció lo suficientemente desesperado como para huir de casa, pero ahora estaba hasta roncando. Isaac sonrió:

"Sí. No queda de otra."

Una Habitacion En Silencio. Tomo 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora