Amada mía, esta ya es la segunda navidad qué celebro sin ti.
Te diría cuán aún más horrible es tu ausencia en tus fechas pero eso ya lo debes saber, eso al me suponiendo que realmente exista algo después de la muerte. Francamente hay veces en las que no puedo evitar dudar de ello.
Si siguieras viva, me censurarias gravemente por ello pero lo cierto es que nada más empezar Diciembre me he hundido aún más en el alcohol.
Anya y Vassili me miran con lástima cada vez que me ven pero sencillamente no puedo evitarlo.
Estas fechas de alegría sólo hacen recordarme cada momento tu risa.
Y el hecho de saber que tus asesinos, por el contrario, siguen respirando un aire que no se merecen no es que mejoren precisamente las cosas.
Cada vez que veo la plaza iluminada con las luces navideñas rememoro instantáneamente a la mente a ti danzando en la nieve con tu vestido rojo favorito.
Lo mismo me ocurre cuando pasó por tu pastelería preferida, cómo te encantaban las galletas de jengibre.
En fin, la gente dice que hasta el duelo más intensivo acaba superándose con el paso del tiempo. Espero que sea cierto.
De momento mi principal compañía estas Navidades serán tus recuerdos y una buena botella de alcohol.