¡No te me acerques, tarado!

★ OO6

—No seas estúpido, Seungmo.

—Muérete, Seo.

—¡Solo digo que sería muy lindo verlos juntos! — El mayor de los dos lo abrazó mientras caminaban.

—No estoy interesado, en lo absoluto, por Mina. Dejen de intentarlo.

Sus compañeros quisieron replicar, pero sabían que si lo hacían, terminarían nada más y nada menos que con un golpe en la nuca cada uno.

—Además, ya estoy interesado en alguien.

Y así, dejando a todos con la boca abierta, salió del vestuario para dirigirse al salón de castigo, lo que lo mantenía contento, ya que moría por ver a su omega.

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El de ojos de zorro perseguía a su artista amigo por todo el patio escolar, este sin querer contestar su pregunta, se alejaba cuando quería hablarle.

—¡Hwang, deja de huir!

—¡No hasta que dejes la bobada, Yang!

El menor comenzó a correr hacia él, por lo que tuvo que huir con desesperación, sin mirar a dónde iba, corrió como si su vida dependiera de ello.

Jeongin insistía con fervor ante la idea de que su amigo tenía realmente a su destinado, y de que debía darle la oportunidad de demostrarle su amor cuánto antes. Pero no estaba seguro. Temía enamorarse, y luego descubrir que Seungmin no era su alfa y que, por ello, él lo deje solo con una sensación vacía en su corazón.

No quería eso.

No quería volver a sentirse abandonado por Seungmin nunca más.

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Abrió la puerta del salón de castigo, el cual estaba sorpresivamente vacío. No estaba ni el profesor Bang, ni su alfa. Quería dejar sus cosas en la mesa, pero una gran mano lo sostuvo del brazo, volteandolo para quedar frente a frente con aquella persona.

—¿Me extrañó, Jinnie Hyung? — preguntó Seungmin con su mirada arrogante habitual.

—Claro que no, alfa bobo. ¿Qué te hace pensar que sí? — cuestionó cruzando sus brazos.

—Quizá sea el hecho de que me buscabas con la mirada como un cachorro perdido a su dueño.

—No eres mi dueño — afirmó — y el único cachorro acá, eres tú. — le guiñó coqueto. Kim miró hacia todos lados, cuidando de que nadie los viera. Cuando estuvo seguro, tomó el cuerpo del mayor para llevarlo detrás de un mueble, seguro de que nadie los vería allí. — ¿Qué haces ahora, alfa?

—¿No lo soy, cielo? ¿No soy tu dueño? — sus ojos entrecerrados mostraban la verdadera personalidad de Seungmin, dominante y controladora, era del tipo de personas que podía leer a otras fácilmente. Se acercó peligrosamente a tu cuello, besando y mordisqueando con suavidad, causando escalofríos en el mayor.

—Por ahora no, alfa. Así que, a menos que quieras otro castigo, recomendaría que controles tus alborotadas hormonas.

—Cualquier castigo es nada mientras te tenga conmigo. — confesó, haciendo que el corazón de Hyunjin se sienta cálido.

Entre suaves besos amorosos, salieron de su escondite. Sus miradas estaban en la del otro, intentando descifrarse mutuamente. No debían admitirlo, pero ambos adoraban esos pequeños momentos en lo que lo único que importaba eran ellos dos, queriéndose y tratándose bonito.
Ahora, se encontraban abrazados, mientras Hyunjin le explicaba al alfa ciertas cosas de una materia que no entendía. Seungmin puchereaba constantemente, cansado de tantos ejercicios. Quería distraer a su amado, y en ese mismo momento, lo recordó, ¡Había traído su primer regalo de cortejo junto a él!