—Buenos días hija, al fin te despertaste, ya te estabas por quedar sin desayuno—me jode también abrazándome.
—Tampoco es tan tarde, me quedé durmiendo 5 minutos más nomas—trato de defenderme.
—si 5 minutos nomas, seguro —me contesta riéndose—Dale, anda a buscarte algo para desayunar
Me encontraba en Indonesia acompañando a mi papá, Diego Placente, el entrenador de la selección Argentina sub17 que estaban disputando el mundial en dicho país.
Me dirijo a las mesas donde quedaba algo comida y agarro algunas cosas poniéndolas en mi plato y cuando termino voy hacia las mesas donde estaban los chicos desayunando buencando algún lugar desocupado para poder sentarme a desayunar.
Veo como Santiago que estaba en una de las ultimas mesas levanta su mano haciéndome señas y suponiendo que era porque había un lugar desocupado me dirijo hasta él y me siento a su lado donde efectivamente habia un asiento disponible.
—Buenasss—saludo a todos cuando me siento.
—Buenos días — contestan casi todos al mismo tiempo.
—Buenos días Clarita hermosa—contesta de forma coqueta Santiago.
—¿No es muy temprano para que ya empieces a molestar Santiago? —pregunto mirandolo mal.
Santiago desde que llegamos me empezó a molestar diciéndome ese tipos de cosas tratando de chamuyarme, no me molestaba para nada, era un chico muy lindo y tierno cuando quería pero no quería darle una oportunidad para no ilusionarme yo y después de que él mundial termine ya no seamos nada. Así que trataba de no darle mucha importancia y tratar de mantenerme lo más alejada posible, cosa que Santiago no hacía fácil ya que estaba simpre buscándome.
—No hay horario para decirte lo hermosa que sos Clarita —me sonríe.
Que hermosa sonrisa por favor.
—Que molesto que sos —contesto volteando los ojos y vuelvo a dirigir mi vista a mi plato.
—Ya dejen de hacerla tan larga si todos sabemos que los dos se gustan —dice Agustín metiéndose en la conversación.
—¿De dónde sacaron que él me gusta? —pregunto nerviosa.
¿Seré tan obvio que todos se dieron cuenta ya?
—Pues a mi me re gustas Clarita —contesta Santiago mirandome logrando que me ponga aún más nerviosa.
—Dale Clara, no seas mala y dale una oportunidad al pobrecito —habla Franco.
—Vamos Calrita, solo una te pido y juro que no te vas arrepentir —insiste Santiago guiñando me un ojo.
Yo solo niego y trato de concentrarme nuevamente en mi plato rezando para que dejen la conversación ahí.
—Mira hacemos así, si Santi mete un gol hoy en el partido contra Polonia vos prometes darle una oportunidad —propone Agustín.
Yo los quedo mirando suponiendo que están jodiendo pero después de ver sus caras y ver a Santiago atento a mi respuesta me doy cuenta que están hablando muy enserió y empiezo a sospechar que ya tenían esto planeado también.
—A mi ustedes no me joden, ya tenían todo esto planeado no?—pregunto y veo como cambian sus caras.
—Eso no importa ahora, vamos a lo importante, ¿lo prometes o no? —interviene Ian.
—Esta bien, lo prometo —digo y veo como sonríen —pero solo una y nada más.
—Con una me alcanza mi amor —contesta haciendo que me ponga colorada —ya anda preparándote para cuando me tengas que presentar con tu papá como su yerno.
Horas después...
Ya me encontraba en el estadio con la camiseta de argentina puesta lista para alentar a mi selección y obviamente a mi papá. Cuando veo entrar a los chicos para el comienzo del partido mi mirada se cruza con la suya, él me sonríe y me guiña un ojo haciendo que nuevamente me ponga roja, le devuelvo la sonrisa y me doy cuenta que no va como titular pero sabía que en algún momento iba a entrar al campo como sustituto de alguno de sus comañeros.
El partido dio comienzo, era el último de la fase de grupos y ya teníamos el pase a octavos asegurados pero teníamos que ganarlo si queríamos pasar como líderes del grupo, Polonia era un gran rival pero nuestra selección también lo era y veniamos de ganar contra Senegal y de golear a Japón.
Al minuto '34 Thiago Laplace pudo poner en ventaja a la Argentina yéndose al descanso con un 1 a 0.
Después del descanso con una excelente asistencia del Diablito Echeverri, Agustín Roberto pudo alargar la ventaja poniéndonos a 2 goles por encima. Y luego a los '52 Ian Subiabre pudo darnos más ventaja convirtiendo el tercer gol del partido a nuestro favor.
A los '68 mi papá hace el cambio que tanto estaba esperando, sustituyendo a Agustín Ruberto por Santiago, me muerdo las uñas cuando toca su primera pelota cerca del arco, sabía que si se lo proponía iba a convertir un gol y eso era lo que más deseaba en este momento.
Después de unos minutos insistiendo Santiago tuvo su oportunidad e hizo un gol y lo grite como una loca tal vez más de lo que grite el penal de Montiel en la final del mundial.
Sonrió cuando veo que tira un beso con su mano hacia mi dirección mirándome y sonriendo haciendo que ya también le sonría y repita su acción.
De esta forma finalizo el partido y terminamos ganando cómodamente 4 a 0 siendo líderes de grupo.
Me dirijo a los pasillos a esperarlos, más específicamente a esperarlo a él y después de terminar de festejar el pase con la tribuna los veo entrando.
Saludo y felicito a cada uno, estaba verdaderamente feliz por ellos, se lo merecían porque además de juegan muy bien y sé esfuerzan cada día para mejorar.
Cuando lo veo entrar a los pasillos no dudo ni un segundo y corro hasta él para abrazarlo, me acepta en abrazo un poco confundido y sorprendido pero se sorprende aún más cuando me separo un poco de él y junto nuestros labios, no me importaba si mi papá o alguien nos venía me estaba muriendo de ganas de besarlo y no iba a desaprovechar la oportunidad.
Él aún sorprendido me sigue el beso poniendo sus manos en mi cintura acercándome más a él, oído a los chicos gritar y decir cualquier tipo de cosas pero no les hago caso y disfruto solamente el momento.
Cuando nos separamos lo veo sonreír haciendo que yo también sonría como una tonta enamorada, porque eso era una tonta completamente emanorada de él.
—Esto quiere decir que me das una oportunidad —me pregunta aun sonriendo.
—Te doy todas las oportunidades que quieras Santi—digo acariciando su pelo.
—con una sola te juro que ya me alcanza mi amor —me dice y vuelve a besarme.
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