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Me levanté temprano esa mañana y por mi mente solo pudieron pasar recuerdos de la cita, iba tan bien, pero en cuanto llegó Dave se torno extraño; estaba serio y siempre parecía competir con Alekei, no entendía cual era el problema, pero bueno. Moví la cabeza de lado a lado y me fui a la ducha empezaba clases un poco tarde así que tuve tiempo de arreglarme un poco.

Caminé sin muchas ganas por el pasillo de la universidad en camino a mi facultad, no vería a Dave hasta el descanso pues ya había dejado en claro que no le quería en la hora del almuerzo, estaba molesta por lo que había pasado antes.
Entre al salón y deje caer mi cabeza sobre la mesa con frustración por alguna razón ya no quería estar allí, me sentía incómoda, unas voces me sacaron de la realidad, mis compañeras de clase y las más cercanas. Amalia y Felisha. Levanté el rostro y las miré con una sonrisa medianamente amplia y recibí unas muy amplias y animadas de regreso. Escuchamos la clase y en intervalos pequeños de tiempo me dedique a contarles sobre la cita, ellas me apoyaron y buscaron darme ánimo.

Esa misma media mañana me encontraba almorzando con Amalia y Felisha cuando unas manos grandes y un poco rugosas me cubrieron los ojos, gruñi bajo porque sabía de quien se trataba, le conocía bien.

— Suéltame, Dave. — Ordené.

Así fue, mi vista fue liberada y evite mirarlo a toda costa, pero el se hizo justo a mi lado y puso su gran mano sobre mi pierna y apretó la misma, volteé de inmediato a verlo, aparte de igual forma su mano y negué con la cabeza.

Déjame almorzar tranquila, ¿vienes a hacer incómodo el almuerzo también? — Solté, siendo incapaz de controlar mi ira repentina.

— ¿Es en serio, Eiryx? — me pregunto con voz suave y melancólica.

—Vete Dave, hablaremos de eso luego. — Dije suavemente.

Él no respondió, solo se quedó ahí sentado y sacó su almuerzo del bolso para comer junto a nosotras, las chicas se quedaron en silencio mirándose una a la otra y luego a mí. Tome aire y suspiré con fuerza.

— Con permiso — Dije seca y me levanté.

Me dí media vuelta dispuesta a irme lejos de allí, iba tan inmersa en mis pensamientos hasta que sentí un golpe en mi hombro que me hizo caer sobre mis glúteos, ahogue un grito y todo la ira se disperso en cuanto vi una mano extendido frente a mí y ahí estaba, Alekei.

— Tenemos que dejar de estar encontrándonos así  — Mencionó con su voz suave y melódica.

No pude decir nada, solo susurré un "gracias".
Detrás de mí escuche un chasquido de lengua y vi sonreí a Alekei con algo de victoria no comprendía en ese momento, pero lo ignore por completo.

—¿Tú qué estás haciendo aquí?— pregunté con sorpresa.

Verá señorita, yo estudio aquí, bueno la facultad de al lado — Señaló la facultad de Artes.

— Claro, artes ... — dije suave.

Y así durante un rato compartimos y charlamos acerca de nuestras carreras, nos dio el espacio para conocernos un poco hasta que sonó la campana de regreso, estaba ya por irme hasta que le escuche hablar de nuevo :

COLINA AMAPOLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora