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Cap 2: la cita

Finalmente logré que Dave se fuera a casa, me encantaba pasar tiempo con él, pero igualmente era algo doloroso. Que tu mejor amigo y el chico que amas sean la misma persona hace todo complicado, el tiempo es doloroso si todo parece ser unilateral.

Me levanté rápidamente despejando mis pensamientos y fijándome en el tiempo, corrí a bañarme, tenía poco más de una hora para encontrarme con el chico; lavé mi cabello y lo seque tan rápido como pude, tras peinarlo, me puse un vestido y sandalias, aun no me fijaba en el maquillaje. Posé frente al espejo, una sonrisa apareció en mi rostro; el vestido rojo corto, con un escote no muy pronunciado y bastante señido al cuerpo, las sandalias de tiras largas alrededor de mi pantorrilla, llegando casi a la rodilla. Me veía bien y eso me animaba. Busque el maquillaje para ocultar la palidez de mi rostro y bualá, estuve lista.

Caminé con prisa para llegar unos minutos antes al pavimentado parque, caminé un poco más para llegar a una banqueta, observe un poco el lugar con la intención de que fuese la primera en llegar, pero estaba herrada, allí estaba él, su silueta extrañamente familiar balanceándose sobre un columpio tomó mi atención y me levanté para acercarme y a nada de saludar otra silueta, muy familiar se robó toda mi atención ... Dave, pase bilis sintiéndome nerviosa y herida, estaba él, ahí,con una chica, besándose. Una voz logró sacarme de mis pensamientos, el señor A.

— Señorita ... — Dijo en un tono tranquilo.

— H-hola, discúlpame por no saludar antes — hablé con nerviosismo.

Él solo me miró unos segundos y por alguna razón me agrado el hecho de tener su mirada sobre mi; no era sexualizada, pero podía comprender que esa noche él me veía atractiva o eso me hizo creer desde el primer segundo en cruzamos miradas.

— Te ves muy bella, es decir, naturalmente eres bella, pero destacas esta noche. — admitió sin pudor.

— Oh yo ... bueno, gracias, realmente me halagas. — sentí mis mejillas arder ante esos ojos erebo.

—Jum, ¿te parece ir a recorrer el parque? — Cuestionó poniéndose en pie.

Asentí con la cabeza y en segundos el ya estaba en frente de mí guiando el rumbo del camino, me sentía demasiado tímida para marcar paso y hablar, así que solo me limite a ver que acciones tomaba. Le miré observar las plantas y como levantaba algunas con su caminar, tenía un porte fuerte, lleno de confianza y eso me traía embelesada.

—Niña bonita ¿Cómo sigues? ¿Vas a desmayarte hoy también?— cuestionó entre risas suaves.

— Dios, me consume la vergüenza... — susurré.

— ¿Cómo dices? — Se detuvo y me miró unos segundos logrando que me detuviera en seco.

— Esta vez puedes estar tranquilo, ¿si? Estaré bien — Aclaré mi garganta.

— Lo sé, solo bromeo contigo — admitió sonriente.

Pasé saliva y negué con la cabeza fingiendo desaprobación, pero en realidad me gustaba si jugueteaba, me hacía sentir más a gusto con el hecho vergonzoso que había pasado en el bar.

COLINA AMAPOLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora