"Caminando entre Amaneceres: El Viaje de Fátima en la Vida y el Amor" sigue la historia de una tímida Fátima, quien, a pesar de sus dificultades, persigue su sueño de ser enfermera. A medida que supera la timidez, vive una vida llena de nuevas perso...
La melodía del despertador llena la habitación a las 7:00 de la mañana, señalando el inicio de un lunes fresco. Con pasos silenciosos, me encamino al baño para realizar el wudu, la ablución ritual, como preparativo para la oración del Fajr. En ese momento tranquilo, aprovecho para hacer duʿāʾ, elevando mis plegarias y anhelos para el día que comienza.
Después de la conexión espiritual, me preparo con serenidad, seleccionando cuidadosamente la ropa del día mientras la luz del sol se filtra a través de las cortinas. Cada elección es un pequeño paso hacia la construcción de un día positivo y productivo. Con el corazón lleno de gratitud y esperanza, abro la puerta hacia las posibilidades que este nuevo día tiene reservado para mí.
Mi outfit:
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Con la luz del día creciendo, bajo las escaleras hacia la cocina. Me preparo un desayuno reconfortante: café humeante acompañado de unas galletas y un bocadillo de atún para llevar. Lleno mi botella de agua y cojo mi mochila en silencio, aprovechando la tranquilidad de la mañana antes de que alguien más en casa se despierte.
La casa está en calma; todos, excepto mi padre, mis hermanos y yo, ya han salido para sus respectivos trabajos o estudios. Llego a la parada del autobús y, después de unos 20 minutos, arribo a la universidad. Es un trayecto familiar que he recorrido muchas veces.
En el campus, saludo a algunos de mis compañeros mientras me encamino hacia mi clase. La actividad y la vitalidad de la mañana crean una atmósfera dinámica. Cuando la profesora llega, empezando con las dos primeras horas de Biología Celular, una de las materias que realmente me apasiona. Cada clase representa una oportunidad para sumergirme más profundamente en el fascinante mundo de la biología, y estoy emocionada por absorber las enseñanzas del día.
A continuación, en la última hora, me toca la materia de Química, otra de las asignaturas que disfruto. También es el momento en el que me encuentro con mi amiga Safa, a quien no he visto en días debido a nuestras ocupaciones. Cada una tiene su propia historia, pero estoy segura de que, inshallah, vendrán días prósperos en los que podremos pasar tiempo juntas y disfrutar.
La hora pasa rápidamente, y al salir de la universidad, Safa y yo nos dirigimos a la parada de autobús para regresar a casa. Hemos acordado encontrarnos más tarde en la biblioteca para estudiar y repasar algunas materias, ya que se acercan las semanas de exámenes. Estoy emocionada por la perspectiva de fortalecer nuestra amistad mientras nos apoyamos mutuamente en esta etapa académica.
A las 17:00 de la tarde, estoy de camino a la biblioteca, ya que he quedado con mi amiga Safa. El encuentro justo a la entrada de la biblioteca y la saludo:
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Después de un largo rato, miro al reloj y veo que son las 19:00 de la tarde; es hora de volver a casa, ya que no puedo llegar tarde, o mis padres se preocuparían mucho. Recogemos nuestras cosas, nos despedimos y cada una se dirige a su casa.
Al llegar a casa, hacer el wudo para rezar las oraciones que no he podido, realizar (que allah nos perdone por este pecado) el día se va tranquilamente. Después de estudiar con Safa en la biblioteca, vuelvo a casa a tiempo para la cena con mi familia. Hablamos sobre nuestro día y comparto las cosas interesantes que aprendí en la universidad.
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Mis padres se alegran al saber que aproveché bien el día. Después de la cena, me preparo para la noche agradeciendo las experiencias del día. Mañana será otro día para aprender y crecer. Con esa idea en mente, me acuesto, lista para enfrentar lo que viene.
Nota: Hola a todas, si estáis leyendo esta historia, espero que os esté gustando y si algo no os gusta o tenéis ideas, me podéis comentar y no olvidéis votar para apoyarme.
