Mi día a día en el hospital ha estado lleno de encuentros significativos, pero lo que más alegra mi corazón son las citas con los pequeños guerreros que enfrentan sus batallas contra la enfermedad. Siempre he sentido una conexión especial con los niños, y cada vez que tengo la oportunidad de compartir momentos con ellos, mi jornada se ilumina.
Hoy, mi agenda incluía una cita con Jawhara, una niña de 8 años. Cuando llamaron a la puerta, la pequeña entró acompañada de un hombre, que aparenta unos 25 años. No presté mucha atención a los detalles, centrada en mi misión de hacer que la experiencia de Jawhara fuera lo más cómoda posible.
Fátima narra (yo/protagonista):
Saludos cordiales y rápidamente nos sumergimos en la revisión. Hice preguntas amigables para calmar los nervios iniciales de Jawhara. Aunque al principio estaba un poco asustada, le aseguré que no tenía nada de que preocuparse, que solo estábamos allí para asegurarnos de que estuviera bien.
— Jawhara, ¿te gustan las piruletas? — pregunté con una sonrisa, intentando hacerla sentir más relajada.
— ¡Sí, mucho! — respondió ella tímidamente.
Al terminar la revisión, compartí la buena noticia de que Jawhara estaba muy sana, y su rostro se iluminó con una sonrisa radiante. Como gesto adicional, le regalé una piruleta, y la pequeña no pudo contener su emoción.
Jawhara narra:
— ¡Gracias, enfermera! ¡Esta piruleta es genial! — exclamó Jawhara, sus ojitos brillando de alegría. Sin dudarlo, me agradeció con un abrazo que llenó la habitación de pura alegría.
Mohamed narra:
Yo, observaba la interacción con una mezcla de gratitud y admiración. Ver a mi sobrina tan feliz después de su revisión me tranquilizó. Me dirigí a la enfermera, aun sin saber su nombre, pero notando que era una chica hijabi. Nunca le di importancia a las chicas antes, ya que no me interesaba ligar con ninguna. Siempre he querido esperar a mi maktub.
— Muchas gracias por hacer que la visita de Jawhara fuera tan agradable. — le dije a la enfermera, dirigiéndole una sonrisa amable.
Ella me miró a los ojos, y en ese momento sentí una conexión muy fuerte. Después de dar las gracias, nos retiramos.
Fátima Narra:
-De nada, mucho gusto conocerte Jawhar.-Dije antes de que salieran de la habitación.
Después de la emotiva cita con Jawhara y su acompañante, seguí atendiendo a más niños. Cada sonrisa compartida y palabra amable se convirtieron en pequeños gestos de alivio tanto para los pequeños pacientes como para mí.
Este breve encuentro subrayó la importancia de la conexión humana en el hospital. Aunque pequeño, demostró cómo un momento inesperado puede iluminar el día de alguien. En cada consulta, descubría nuevas conexiones y enseñanzas, recordándome que la empatía puede tejer lazos especiales incluso en los momentos más fugaces de la vida hospitalaria. Y así, con cada gesto de compasión, mi día llegó a su fin, dejando una sensación de gratitud y la certeza de que, en este hospital, construimos puentes de cuidado y amor más allá de los procedimientos médicos.
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Caminando entre Amaneceres "El Viaje de Fátima en la Vida y el Amor"
Romance"Caminando entre Amaneceres: El Viaje de Fátima en la Vida y el Amor" sigue la historia de una tímida Fátima, quien, a pesar de sus dificultades, persigue su sueño de ser enfermera. A medida que supera la timidez, vive una vida llena de nuevas perso...