10:Bar.

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Emma decidió que necesitaba una noche tranquila para procesar todo lo que había sucedido esa semana en París. Después de un largo vuelo, finalmente había regresado a Estados Unidos y se encontraba sentada en un acogedor bar de su ciudad natal. La suave luz ámbar del lugar creaba una atmósfera cálida y acogedora, perfecta para su estado de ánimo melancólico.

Mientras sostenía su vaso de whisky con hielo en una mano y jugaba distraídamente con el borde del vaso con la otra, los recuerdos de su tiempo en la Ciudad del Amor flotaban en su mente. Había sido una semana mágica llena de risas, exploración.

Aunque había planeado revelar hace un tiempo sus verdaderos sentimientos a Jenna, su amiga, las cosas no habían salido como esperaba. Las palabras se habían atascado en su garganta, mientras que Jenna, completamente ajena a los sentimientos de Emma, seguía buscando el amor en otros lugares. Emma todavía recuerda aquella tarde en el café, Jenna había rechazado con amabilidad pero con firmeza la confesión de Emma, dejándola con el corazón destrozado y una sensación de profunda soledad.

Emma se sintió golpeada por la tristeza y el rechazo mientras se perdía en sus pensamientos. Bebió de su vaso y su rostro adquirió el rastro de una sonrisa amarga. Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla, emulando la lluvia que había caído en ese día durante su última salida juntas. A medida que las horas avanzaban y la bebida fluía más libremente, Emma abandonó cualquier rastro de contención y se abandonó a la melancolía.

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Jenna y sus amigos entraron al bullicioso bar y buscaron una mesa en un rincón apartado para poder conversar tranquilamente. Sin embargo, mientras Jenna observaba a su alrededor, sus ojos se encontraron con los de Emma en el otro extremo del lugar. Emma estaba sentada sola en una esquina, con la mirada perdida y una botella de vodka entre sus manos.

La preocupación invadió instantáneamente a Jenna, quien recordó el motivo detrás de la tristeza de Emma. Recientemente, Emma había confesado su amor por Jenna, solo para ser rechazada. Ahora, verla sumida en la tristeza y la embriaguez era una desgarradora prueba de las consecuencias de su propio rechazo.

Sin dudarlo, Jenna se levantó de su asiento y atravesó la multitud hasta llegar a la mesa donde Emma se encontraba. Al acercarse, notó que Emma tenía los ojos enrojecidos y el rostro demacrado. Jenna sintió un nudo en el estómago, culpándose a sí misma por el dolor que había causado.

— Emma —, susurró Jenna suavemente, tomándola del brazo para llamar su atención. — Vamos a salir de aquí. Necesitas descansar y cuidarte—.

Emma levantó la mirada hacia Jenna, sus ojos vidriosos reflejando una mezcla de tristeza, sorpresa y alivio. Vacilante, asintió y se puso de pie, apoyándose en Jenna para mantener el equilibrio.

Jenna se despidió de sus amigos, explicándoles rápidamente la situación y pidiendo que no se emborrachen tanto. Sin hacer más preguntas, sus amigos asintieron, entendiendo la importancia de la situación. Jenna envolvió su brazo alrededor de Emma y la guió hacia la salida del bar.

El aire fresco de la noche golpeó el rostro de ambas cuando salieron a la calle. Jenna notó que Emma aún tenía lágrimas en los ojos, pero parecía más calmada ahora que estaban solas. No sabía muy bien qué decir, pero lo que sí sabía era que debería hacer todo lo posible para ayudar a Emma a pasar por aquel difícil momento.

Caminaron en silencio unos minutos hasta que Jenna se detuvo frente a un hotel cercano.

— Aquí...— Dijo Jenna entrando a la recepción y pagando la habitación del hotel.

Emma se sostenía la boca mientras subían por el ascensor y hacia sonidos de arcadas por el movimiento repentino del ascensor subiendo, cuando la puerta se abrió Emma salió rápidamente y Jenna la guió hasta la habitación que pidió.

Cuando llegaron a la habitación Jenna abrió la puerta y le preparo una ducha a Emma, la mayor estaba en el inodoro vomitando y Jenna solo la observaba, "Tiene el pelo corto, no se manchara" pensó Jenna sin saber que hacer en esa situación ya que a ella es a la que ayudan cuando se emborracha.

— ¿Estás bien?

Emma solo la miro antes de vomitar de vuelta.

— No, no estás bien...

Más tarde, Jenna estaba ayudando a Emma a bañarse, no miraba más que el pelo o el rostro de Emma.

Agarró un poco de shampoo y se lo puso en el pelo a Emma, sentía como si estuviera bañando a un perro gigante, como un Golden retriever solo que sin terminar mojada de más.

— Te echaré la culpa si ese shampoo arruina mí cabello —, Hablo Emma rompiendo el silencio.

— No iba a dejar que vayas toda vomitada a dormir, así que deja de quejarte porque soy capaz de ahogarte —. Emma puso los ojos en blanco, ¿por qué ese cambio de actitud repentina? Estuvo llorando en el bar, riendo durante todo el camino hacia el hotel y después simplemente se frustra.

Cuando toco el momento de poner el acondicionador Emma aparto la mano de Jenna de su pelo diciéndole indirectamente:"Puedo sola".

Jenna hizo caso omiso a la petición de Emma y siguió con lo suyo, y así fue casi todo el baño, Emma apartandola pero después dejarle hacer lo que quiere, llego la hora del final de la ducha.

— ¿Puedes irte? Me siento más observada que maniquí en vitrina — Hablo Emma en un tono molesto.

— Estaré detrás de la puerta, debo asegurarme de que no te resbales o algo de ese estilo — Jenna se dio la vuelta camino un poco hacia delante y se dio la vuelta al escuchar un pequeño resbaló, atrapó a Emma quien se estaba cubriendo a penas con una toalla — Te lo dije —.

Unos minutos después, ambas se encontraban en la habitación.
Jenna veía a Emma de reojo, Emma se estaba secando el pelo con millones de pensamientos en su cabeza.

— ¿Que te pasa? — Resonó la voz de Jenna en aquella habitación.

— Nada —. Respondió Emma, todo estaba siendo incómodo para ambas.

Solo se quedaron en silencio y Emma solo se acostó para dormir ignorando a Jenna, la cual se sintió herida.

Nada va ir bien de ahora en adelante.

Entre luces y sombras|JemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora