Cambios

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-Su majestad, debemos hablar de inmediato de este tema- grito un hombre joven miembro del consejo.

Hoy había mucho alboroto dentro de esta sala pues ya se habían intercambiado cartas de permisos e invitaciones al reino de Checo para enviar concubinas. Pero todas están cartas venían más extensas de lo normal, cosa jamás antes vista.

-¿Qué sucede ahora?- pregunto con parsimonia Sergio.

-Su majestad las cartas de los reinos y regiones vecinas indican que no hay mujeres dignas en sus palacios, solo hay varones... Si bien son hombre, son muy jovenes, hermosos y de excelentes modales, ya educados para convertirse en... Concubinos dignos señor- comunico un tanto alterado un hombre llamado Botas encargado de las relaciones con el exterior.

Todos los presentes estaban mudos, incluso Sergio, si bien ya han existido concubinos, solo se habían presentado dos o tres en el palacio jamás absolutamente todos.

-Su majestad, es importante tener estas conexiones, sin importar si pueden dar hijos o no, serán solo concubinos, la sultana es quien le dará un heredero... Debería reflexionar esto- inmediatamente hablo un hombre de otro reino, de los asiáticos específicamente, quería asegurar un buen lugar para su sobrino quien había sido elegido como futuro concubino.

Todos en la sala se silenciaron nuevamente, esperaban una palabra del gran señor de la habitación.

Pov Sergio

Jamás había tomado en cuenta esta posibilidad, me pregunto si esto afectaría para bien o para mal a Carola, solo serán nuestros hijos si llegamos a tener pero si ella resulta ser infértil una concubina me hubiera sido de ayuda... Como se supone que pasare la noche con un hombre.

-Debo pensar esto..., señor Rodríguez quédese y los demás salgan ahora- ordene para quedar a solas con el hombre que tuve como figura paterna.

-Su majestad, si piensa que Carola puede ser infértil, se equivoca, ella solo es débil, con el tratamiento adecuado a más tardar y exagerando le daría hijos a los 28 años, serían máximo 10 años en los qué le aseguró qué mi hija estará preparada para darle un heredero- me dijo en cuanto salieron todos.

Este hombre me conoce bien, pero nadie puede estar seguro del futuro.

-No crea que desplazare a Carola si no puede tener hijos, solo me preocupa el hecho de que sean hombre, las concubinas me pueden dar la seguridad de que mi legado seguirá-.

-Lo sé señor, pero le pido que confíe en el cuerpo de la sultana y tome esta decisión sin presiones, y también crea en mi palabra cuando le digo que su legado continuara con sangre limpia, sangre solo de realeza- me dijo con la voz más segura y convincente que había escuchado en mi vida.

-Si es lo que quiere... Dejemos el tema de mi heredero de lado por el momento, pero entonces dígame, como ex consejero principal de mi padre, ¿Qué le hubiera dicho a él si estuviera en esta posición?- intente dejar el tema de Carola de lado y enfocarme en la decisión que tenía que tomar ese mismo día.

-Le diría que acepte a los concubinos señor, si bien no podrán darle hijos, se formarán fuertes vínculos con los reinos, para nadie es un secreto que los jóvenes que se piensan mandar son chiquillos amados por sus padres y  con la muestra de un poco de amor fácilmente manipulable a conveniencia pues serán apartados jóvenes-.

Esto me dio que pensar

-Pero entonces las noches- dije al fin soltando mi gran duda.

-Señor somos hombres, tenemos necesidades y la sultana Carola lo entiende la educamos para eso, usted debe pasar las noches que desee complacido y descansado- respondió Rodríguez equivocándose a lo que yo quería como respuesta.

-No hablo de eso, hablo de las noches- volví a recalcar.

-Oh por supuesto, su majestad créame que sera como pasar la noche con una mujer, los chiquillos ya vendrán educados y si no lo complacen, nos encargaremos de que la señora Susi Wolf se encargue de educarlos a su gusto nuevamente- me contesto relajado.

-Bien indique que aceptare a los concubinos y dígales a todos que cambien las ropas de noche de las concubinas por concubinos- fue mi última palabra antes de mandar al señor fuera.

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No cambio gran cosa con esta orden pues las ropas de las concubinas eran destapadas y hechas para provocar, los colores también eran solo de tres, blanco verde y rojo, verde para el día a día, blanco para los bailes especiales donde se esperaba que conquistaran al sultán y rojo para aquellos elegidos que pasarían la noche con el sultán y los demás colores en tonos bajos eran para aquellos concubinos que tendrían preferencias y se convertirían en favoritos. Los colores fuertes y brillantes eran para la sultana. 

-Esto claramente no afecta en nada madre, aún tengo que hacerme cargo de que el sultán solo pase su tiempo con las mejores bellezas y encargarme de que esas bellezas se mantengan así hasta que dejen de servir- declaro Carola sin más ánimos de seguir conversando con su madre.

-Por favor hija comprende mi felicidad, no tendrás que soportar a otras mujeres, tus hijos serán los únicos en la vida de su majestad, has sido bendecida, seguramente ni siquiera pasara sus noches lejos de ti- decía confiado y en extremo feliz la mayor.

-Madre no lo entiendes, aún así soy débil y no puedo darle hijos aún a Sergio, lo mínimo que puedo hacer por él es asegurarme que todas las noche se sacie, esto solo es más presión para mi, no tengo ni idea de como serán esos jóvenes, y tengo que asegurarme de vestirles deseables, no tengo dudas con una mujer, pero como lo hago con un hombre...- soltó sus dudas pues no quería fracasar como sultana, ese era su trabajo mientras no cargara un heredero en su vientre, aparte no quería que la vieran incompetente por no hacer a los jóvenes deseables a simple vista, ese era el trabajo de una primera esposa en su cultura.

-Deja de preocuparte tanto por eso, serán hermosos por lo que eh oído, solo vistelos como harías con una mujer y has que se lleven bien, pasaras todas las noche con su majestad, es lo único que importa- sin querer la mujer hizo que el corazón de su hija latiera con temor pues si llegaba a ser desplazada por uno de esos jóvenes sería su peor humillación.

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Hey plebes, listoos que en el siguiente cap tendremos a los preciosos concubinos y a mis favs, ya saben si hay faltitas de ortografía plis díganme que no estoy trabajando en compu y aparte hace mil años que no escribo.

Él sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora