Los tacones de los zapatos de Candy resonaban sobre el mármol mientras ella cruzaba el vestíbulo. Frente a ella había un espejo con marco dorado, un jarrón lleno de rosas y claveles sobre la mesa de encino.
Al ver su imagen sobre las flores, ella noto que había un aire de reto en su figura que no acostumbraba tener. Hizo una pausa y aspiró profundo. Su paciente la había irritado más de lo que ella imaginaba. Se obligó a tranquilizarse y entró en el salón.
Eleanor, sentada en un sillón, hablaba con Albert. Descansaba el codo sobre el brazo del sillón y al escuchar las pisadas de Candy, levantó la mirada.
—¿Cómo se llevaron?—preguntó de inmediato.
—Me sorprende que no hayan escuchado los gritos.
—Me temo que Terry esta de muy mal humor en este momento—indicó Eleanor.
—La gente no esta en su mejor momento cuando se enferma. Siempre es un problema ajustarse a este tipo de limitaciones. Y para un hombre tan seguro de si e independiente, es mucho más difícil.
—Parece furioso—Eleanor suspiró.
—Eso no es tan malo—intervino Candy—muchos pacientes requieren de infinita paciencia. Con su hijo, lo único que tengo que hacer es sugerir que lo ayudaré y parece como si sintiera deseos de matarme.
Albert rió ante la descripción de Candy.
—Si, lo imagino. Pero, debo sugerirte que no permitas que te amedrente. Yo te quería en este caso porque estoy seguro de que podrás con él.
Eleanor se dirigió a las ventanas y contempló a Mark, quien jugaba con nikki bajo el sol del atardecer. La mirada astuta de Albert la observaba.
—Relájate, Eleanor—le dijo con voz amable y a la vez autoritaria—Terry ya salió del hospital; Candy esta aquí para iniciar la terapia ya puedes pensar en tu academia.
La mujer giró sobre sus talones.
—Es fácil decirlo, mas no todo es color de rosa. Terry esta amargado y no me acepta. Ha estado así varias semanas. Me rechaza cuando pretendo ayudar.
—La rechaza por el momento—dijo Candy, amable—no solo a usted.
—Trata de ser paciente, Eleanor—le aconsejó Albert.
—La paciencia no es el problema. Lo que no me agrada es sentirme inútil—hablaba con la voz entrecortada—¿Por qué no hay algo que pueda yo hacer para sacarlo de esta depresión y mal humor?
—No debe esperar hacerlo—le explicó Candy—no de inmediato. Todos los pacientes pasan por periodos de ira y depresión.
Albert se pasaba un dedo por la mejilla, pensativo.
—Creo que la mejor forma en que puedes ayudarlo, es si intentas tratarlo como si el accidente nunca hubiera ocurrido. Ahora que él esta en casa, ¿Por qué no te encargas de la administración de la academia?
Eleanor lo pensó por un instante, para más tarde replicar.
—Ya que todo debe volver a la normalidad, me disculparán, voy a decirle a Mark que pase a ver a Terry.
—Desde luego—el doctor rió.
—Le afecta mucho—comentó Candy después que Eleanor se retiró.
—Si, así es—aceptó Albert, serio—de hecho, es probable que tengas que actuar como psiquiatra con Eleanor mientras te encargas de la terapia de Terry. Para ella la perdida de su esposo y la parálisis de su único hijo han sido demasiado.
—¿Hace mucho que murió el padre de Terry?
—Aproximadamente, dieciséis años. Eso fue lo trágico, sufrió un repentino ataque al corazón. Una tarde llegó después de un largo día de trabajo y sufrió un colapso. Fue espantoso para Eleanor. Ninguna mujer espera enviudar a los veintiocho años.
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Caminos cruzados
FanficCandy había viajado hasta Inglaterra para ayudar a Terry a recuperarse del aparatoso accidente que había sufrido. Detrás de la apariencia hostil de Terry y la apariencia tranquila de Candy se esconde un amor que los llevará a despertar extraños sent...