Capitulo 9. Katra enferma.

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Katra, inmersa en su papel como Robin en la Academia Prestigio, había estado tan ocupada con los eventos recientes y las complejidades de su misión, que había descuidado un detalle crucial: sus vitaminas estaban a punto de acabarse. Solía tomarlas regularmente para mantener su energía y su salud en óptimas condiciones, especialmente dada su intensa actividad física y el estrés de mantener su disfraz. Pero ahora, con el frasco casi vacío, no había tenido tiempo de pedir más.

Comenzó a sentirse extraña, una sensación sutil al principio, pero que se intensificaba día a día. Su rendimiento en las clases de deporte, donde normalmente destacaba, empezó a decaer. Katra intentó ignorar los signos, atribuyéndolos al cansancio y al estrés, pero su cuerpo le estaba enviando señales que no podía pasar por alto.

Durante una sesión intensa en la clase de deportes, mientras corrían, Katra comenzó a sentirse mareada. Su visión se nubló y sus piernas se debilitaron. Antes de que pudiera detenerse, el mundo se oscureció y se desmayó.

Mike y Bradley, que estaban cerca, se dieron cuenta de inmediato y corrieron hacia ella. Rodeados de compañeros preocupados, intentaron reanimarla, llamando su nombre y sacudiéndola suavemente. Ryan, el capitán del equipo de natación, se acercó y sugirió:

—Tiene manga larga, está sobrecalentado. Sería mejor quitarle la ropa.

Katra, recuperando lentamente la conciencia, escuchó las palabras de Ryan y, en un momento de pánico, reunió todas sus fuerzas para detenerlos.

—No, no lo hagan —balbuceó débilmente, intentando sentarse—. Seguro solo fue un golpe de calor.

Mientras Mike y Bradley la ayudaban a ponerse de pie, Katra se sentía abrumada. Sabía que no podía permitir que la desnudaran, ya que eso revelaría su verdadera identidad.

—Solo necesito aire fresco —insistió, apoyándose en sus amigos para salir del gimnasio.

Una vez fuera, bajo la sombra de un árbol, Katra respiró profundamente, tratando de recuperar su compostura. Mike y Bradley estaban claramente preocupados, mirándola con una mezcla de alivio y confusión.

—Deberías ir a la enfermería —sugirió Bradley, su voz llena de preocupación.

—No, estoy bien —insistió Katra, aunque su voz temblorosa decía lo contrario—. Solo necesito descansar un poco.

Exhausta y sin fuerzas, Katra se arrastró a su cuarto apenas llegó a la academia, dejándose caer sobre su cama. Su mente giraba en torno a lo que debería hacer. Sabía que necesitaba ver a su tío para obtener más vitaminas, pero eso significaría enfrentarse a una serie de complicaciones que prefería evitar. En su estado debilitado, el simple acto de pensar se sentía abrumador, y sin más, se dejó vencer por el sueño.

Más tarde esa noche, la puerta de su cuarto se abrió silenciosamente. Era Mike, quien entró con preocupación marcada en su rostro. Al ver a Robin pálido y acostado en la cama, su preocupación se intensificó.

—Debes comer algo —dijo con voz suave pero firme.

Al oír la voz de Mike, Katra abrió los ojos débilmente.

—No, no llames al doctor—, murmuró con voz apenas audible, sujetando con debilidad la ropa de Mike. —Solo... solo necesito unas pastillas de vitamina E. Nada más.

Mike la miró, su corazón oprimido al ver a su amigo en tal estado. Parecía que Robin estaba luchando por mantenerse consciente.

—Está bien, Robin, te conseguiré las vitaminas. Pero debes prometerme que si no mejoras, iremos al médico —dijo Mike, su tono lleno de una mezcla de miedo y cuidado.

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