Cucurucho vuelve a la Isla Huevo para recuperar a los residentes que aún no habían llegado o se habían quedado en aquella isla, sin embargo no imagino que en su regreso las cosas cambiarían totalmente al encontrarse con el dueño de ese lugar.
Recuer...
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ElQuackity había trasladado a los intrusos de nuevo a las orillas de una de las islas, estaba cumpliendo lo que su señor le había pedido, lo único que podía hacer era ver cómo trasladaban los cuerpos de los inconsciente en los pequeños botes. Gruñó pero no sabía si era por molestia o por tristeza.
Observaba como aquel quien fue su amigo se iba lejos de él, lo único que le quedaba ahora es quedarse en esa isla, sería como una condena, se había sacrificado por nada porque al final no todos se salvaron.
— Quackity —Levanto su cabeza mirando a ese castaño Mexicano, se sorprendió un poco al ver qué lo había llamado.
— ¿Que quieres Roier? —Pregunto, cambio la expresión de su rostro bruscamente a una de seriedad.
— Fue bueno verte amigo, espero que aquí tengas mejor vida —Una sonrisa leve mostró hacia aquel híbrido.
— ... —Estaba sorprendido ante sus palabras, sin embargo le correspondió la sonrisa siendo una discreta.— Cuídate —.
Vio como el castaño de bandana azul asintió, se dio media vuelta regresando con los dos trabajadores quienes esperaban por él para por fin irse de la isla, no sabían que pasaría con Cucurucho solo esperaban que regresará a la isla Quesadilla, no sabían que hacer después de llegar.
¿Tendrían que internar a todos? No lo saben, los faltantes seguían estando estables en cuanto salud se habla, las heridas y todo lo que habían tenido estaban totalmente sanadas como si los hubieran curado.
Roier levantó su vista hacia donde se encontraba el pelinegro, levantó su mano despidiéndose de aquel hombre, este no respondió y solo le dedico una sonrisa esa sería la última vez que se verían. Ahora tenía curiosidad de saber lo que estaba haciendo su señor con ese estúpido oso.
— No podré preguntarle y tampoco me dirá —Desvió la mirada, sus puños se apretaron y sus labios se apretaron con algo de fuerza.
Tenía la sensación de que su señor ya era consciente de la llegada de los otros habitantes, no por nada le pidió estar listo para recibirlos. Volvió su vista hacia enfrente viendo como la figura de los intrusos ahora se desvanecía cada vez más.
Era una lástima para él, ya no volvería a ese lugar y aún tenía planes a las cuales no pudo hacer, aún si también los demás eran unos hijos de puta con él se salvaban por los pocos que le agradaban, suspiro un poco para también irse de ese lugar y volver a su sitio pero tenía cosas que quería saber.
No sabía si sus preguntas serían respondidas, pero quería saberlo ¿Cómo es que su señor tuvo el atrevimiento de besar a ese oso? Recordaba con claridad lo que pasó hace unos minutos atrás.
Lo curioso fue que incluso el propio Cucurucho pareció corresponder el beso que se le había dado, eso sí que le había dejado totalmente confundido e impresionado ¿Se habían conocido antes? Posiblemente ¿O por qué razón su señor le hablaría con tanta familiaridad a ese hombre? Bueno, también había hecho lo mismo con él.
