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Maldita sea.

Sentí mi garganta seca y los nervios desbordarse dentro de mi.

¿Por qué habían dos personas de mas en el gimnasio?

Mis nervios eran altos y no por esas dos personas como tal, sino porque no podía delatarme asi enfrente de todos, sería tirarme en bandeja de plata.

Mi mente buscaba diversas maneras de salir de esta situación sin nadie herido y sin que me descubrieran, pero eso se veía difícil...

Estaba a nada de seguir divagando hasta que escuché la voz de nuestro capitán gritar.

"¡Deja a Kageyama!"

Se escuchó aquella fuerte voz y eso fue suficiente para entrar en acción, no podía poner sus vidas en peligro.

Rápidamente me asomé a la puerta del gimnasio de manera discreta y pude ver que los hombres estaban a espaldas de mí. Era mi oportunidad.

Vi a uno de los hombres sostener el tembloroso cuerpo del ojiazul mientras le apuntaba con un arma, mientras que el otro le apuntaba al resto de mis compañeros.

Rápidamente me posicioné destras del imbécil que sostenía a Kageyama y con la navaja que portaba en la mano la puse sobre su cuello.

— Suelta a Kageyama, ahora. — dije con voz demandante.

Las miradas de todos se posaron sobre mi y pude sentir como el cuerpo del contrario flaqueaba un poco ante la filosa navaja que estaba posada en su cuello.

Rápidamente el hombre que le apuntaba al resto del equipo me apuntó a mi.

— Ven con nosotros y dejamos a tu princesita libre. — dijo con burla haciendo referencia a Kageyama.

— ¡Hinata! ¡¿qué crees que estás haciendo?! ¡es peligroso! — escuché la voz del libero del equipo la cual demostraba la desesperación que sentía en ese momento.

Mi mirada se distrajo y se fijó en el equipo, pude ver sus miradas desesperadas y algunas ya portaban lágrimas.

En el momento que me descuidé pude escuchar como el gatillo de la arma de aquel hombre que me apuntaba estaba siendo ya tocada para disparar, a lo cual, en menos de un minuto, se escuchó un ruido alto en seco.

— ¡HINATA! — gritaron todos en un coro.

Pude ver como el cuerpo de aquel hombre caía al piso de la cancha formando un charco de sangre junto a él.

— ¡Sr. Hinata! ¿se encuentra bien? — preguntó uno de mis guardaespaldas con el arma arriba apuntandole al otro hombre que sostenía a Kageyama y el cual también era amenazado por mi navaja.

Como les decía, yo siempre tuve fé en Dios.

Pude sentir un alivio al ver que las cosas ya no estaban tan complicadas, pero aun asi, pude sentir el resto de miradas sobre mí, hay mucho que explicar.

— Llevatelo y limpia esto. — ordené empujando al hombre que quedaba.

— Entendido.

Apenas se llevaron al hombre de una vez me acerqué a Kageyama.

— Tobio, ¿estás bien? — pregunté con notiria preocupación.

Kageyama se veía atónito y no respondía a nada, ya lo traumaron...

Abracé a Kageyama sintiendo su respiración agitada, parecía que estaba teniendo un ataque de ansiedad.

Rápidamente acosté a Kageyama en el piso mientras acostaba su cabeza sobre mis piernas, dejando asi que descansara un rato. Toda mi atención seguiría completamente en el pelinegro sino hubiese sido por ver como diferentes zapatos me rodeaban, a lo que alcé la mirada viendo como todos me miraban atonitos y con los ojos rojizos, tal parece que les afectó mas de lo que pensé.

— Creo que tienes cosas que explicarnos... — dijo Tsukishima sentandose frente a mi, y seguido de él, el resto del equipo, esto sería largo....

Había pasado 1 semana desde lo sucedido y desde ese día todo estuvo en calma, aunque de cierta manera, eso me asustaba

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Había pasado 1 semana desde lo sucedido y desde ese día todo estuvo en calma, aunque de cierta manera, eso me asustaba.

Nakahara por alguna razón, no se encontraba en el gimnasio cuando sucedió el problema, y luego de eso, él desapareció.

El equipo entendió mi situación y me disculpé con ellos por involucrarlos en esto.

Recientemente también me empezaron a molestar diciendome que a mi me "gusta" Kageyama, pero nunca nadie me había gustado, asi que tuve que hacer una ardua investigación para saber si realmente me gustaba o no.

Asi que hice un test para saber si estaba enamorado.

Y salió que si, asi que yo le creo.

Últimamente también soy mas apegado a Kageyama y él es mas apegado a mi, supongo que desde lo que le pasó es obvio que no quiere estar solo.

Justo ahora estoy de camino al Karasuno, con mi energía habitual de siempre.

Llego rápidamente a la institución pero por alguna razón, las cosas se sentían raras, es como si... algo estuviera mal.

Al entrar al gimnasio pude notar que no había llegado nadie, y ese sentimiento de angustia se incrementó mas en mi, Kageyama suele llegar a esta hora siempre, ¿por qué no está?

Esperé un rato sentado frente al gimnasio esperando la aparición del menor pero no daba ni señales de humo, bien, quizás se quedó dormido.

Los minutos pasaron y cada uno es mas eterno que el otro, hasta que recibí una llamada.

— ¿Hola? ¿Hinata? — respondió aquella mujer mayor con una voz amable pero que se escuchaba algo angustiada.

— Hola Sra. Kageyama, ¿que necesita? — pregunté sintiendo la ansiedad apoderarse de mi.

— Hinata, quería saber si Tobio se encuentra contigo, él no llegó ayer y últimamente él se la pasa mucho contigo...

Oh no.

Continuará...

HOLA, se que no actualizo desde hace algún tiempo y me quiero disculpar por eso, últimamente siempre me bloqueó y me cuesta mucho escribir, pero justo leí los comentarios del último capítulo y quiero agradecerles profundamente a aquellas personas que me motivaron a actualizar, la historia acabará dentro de poco y espero que sea de su agrado, realmente los quiero mucho!

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2023 ⏰

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